La llegada a nuestras vidas de cada vez más aparatos inteligentes, sea lo que sea la inteligencia, parece haber convertido al ser humano en un animal cada vez más tonto.
La cosa empezó hace ya algún tiempo con los teléfonos, que pasaron de estar físicamente enganchados a la pared con un cable, a moverse con nosotros en el bolso (no cabían en el bolsillo) y, finalmente, a mutar en pantallas táctiles que sirven para casi de todo (incluso, oh sorpresa, para llamar por teléfono), y que saben de cada uno de nosotros más que nosotros mismos.
Y del teléfono se pasó, por aquello del Internet de las cosas (IoT), a casi todo. A las teles, a los relojes, a las neveras o a los coches… por poner sólo unos ejemplos. Todos esos aparatos y más, conectados y tan conocedores de nuestros gustos (marcados, a su vez, por el algoritmo que las maneja), han producido un profundo cambio no sólo en nuestro día a día, sino también, y sobre todo, en la manera en la que nos relacionamos con nuestro entorno.
La actuación supondrá una inversión de algo más de 81.000 euros, subvencionada por la UE al 80%
Calles menos seguras
Uno de los efectos más visibles y dramáticos que demuestran la transición hacia este nuevo paradigma lo encontramos en la movilidad. Mientras que algunas de esas derivadas pueden ser positivas, como la evidente mayor facilidad a la hora de encontrar y contratar transportes alternativos al coche privado (al menos, en las grandes ciudades); otras son terriblemente negativas y se traducen en víctimas mortales.
Según los datos de la Dirección General de Tráfico (DGT), el uso indebido del teléfono móvil es el causante directo de más de cuatrocientas muertes al año sólo en España, lo que supone el 20% del total. Además, a ese guarismo hay que sumar casi 8.000 heridos de distinta consideración.
351 muertes por atropello
Pero no sólo los conductores son los responsables de esas cifras. El peatón, cada vez más ensimismado en sus paseos con los auriculares puestos y la cabeza metida en la pantalla, también tiene una parte de culpa enorme y, además, las de perder en ese pulso absurdo contra una máquina de una tonelada de peso que se mueve a una velocidad elevada.
Así, los estudios de distintas aseguradoras advierten de que el 20% de los atropellos que se producen en las ciudades son debidos a imprudencias cometidas por los peatones, en gran parte relacionadas con distracciones causadas por el teléfono móvil. Y el año pasado murieron en España 351 peatones atropellados, así que las cuentas salen fácil.
Diversos estudios alertan de que el uso del móvil por parte del peatón provoca el 20% de los atropellos en España
Nuevos métodos
La situación se ha vuelto tan grave que en cualquier feria dedicada al mundo de la seguridad vial cada año son más los expositores que centran su atención en nuevos sistemas que, de alguna manera, saquen al peatón de su ensimismamiento cuando se aproxima a un paso de peatones.
Un paso de peatones, dicho sea de paso, que los conductores muchas veces deciden ignorar, olvidando que el viandante siempre tiene prioridad al cruzar la calle por uno de ellos, por lo que, por muy despistado que este vaya (salvo existencia de semáforo, claro está), nunca será el responsable de un atropello cuando camina sobre las líneas blancas pintadas en el asfalto.
Pasos de peatones inteligentes
Una de las soluciones que han encontrado los ayuntamientos son, y con esto volvemos al origen mismo del problema, dotar también de inteligencia al propio paso de peatones. En la Marina Baixa, l’Alfàs del Pi fue el municipio pionero en su implementación y ahora es Altea el que ha dado el paso para incorporar los primeros de estos nuevos elementos a su red viaria.
No se trata de otra cosa que un paso de peatones absolutamente convencional en el que, además de las líneas blancas sobre el suelo y las señales verticales colocadas en sus proximidades, se han instalado un mayor número de elementos lumínicos para advertir al conductor de la presencia de viandantes.
Cada año mueren en nuestro país más de 350 personas víctimas de un atropello
Tres zonas
En el caso de la Villa Blanca, la intención es la de colocar estos nuevos pasos de peatones inteligentes, al menos, en tres puntos del municipio, como son Garganes, Raspall y la carretera N-332.
La ubicación definitiva de estos nuevos elementos de seguridad vial, para los que se ha previsto una inversión de algo más de 81.000 euros, se decidirá finalmente basándose en un estudio de uso y siniestralidad de las calles y carreteras alteanas, y se elegirán aquellas áreas donde se produzca una especial acumulación de accidentes por atropello.
Subvención europea
Para acometer esta inversión, el Ayuntamiento de Altea contará con una subvención incluida en el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, financiado por la Unión Europea (UE) con fondos NextGeneration para la potenciación de la zona turística comercial de la localidad.
Todo ello permitirá que ese dinero europeo se haga cargo del 80% del total de la inversión, debiendo las arcas municipales asumir únicamente el 20% restante. Además de los tres pasos de cebra iniciales, el proyecto prevé la posibilidad de otros tres como mejora en la oferta.