Entrevista > Marta Rodríguez / Dentista (Sedaví, 26-mayo-1986)
¿Nos lavamos correctamente y con frecuencia los dientes? ¿Cada cuánto deberíamos acudir al dentista? Son cuestiones que todos nos hacemos y muchos sabemos las respuestas, aunque es preferible que nos las confirme una experimentada profesional de la odontología como Marta Rodríguez.
De hecho, aprendió el oficio de sus padres -ambos dentistas-, quienes le marcaron tanto a ella como a su hermano Javier, cuál era el camino a seguir. “Me crie con ese olor tan singular y alrededor de los pacientes”, dice sonriente. Hoy los dos dirigen las clínicas Rodríguez Alacreu en Sedaví y L’Alcúdia.
Generalmente vamos al dentista cuando no hay más remedio. Este pensamiento está cambiado, porque se es consciente de la importancia de una buena prevención, evitando caries y futuros daños. También nos desvelará por qué son tan caros, otro de los frenos a personas con escasos recursos económicos.
¿Está justificado el miedo que os tenemos?
Sí y no. Está justificado porque el miedo es un aspecto subjetivo que parte de una creencia negativa o pasada. Antes se trabajaba de una forma muy diferente, sin tener en cuenta las necesidades ni la psicología del paciente.
En nuestra clínica, primero creamos una conexión emocional con el paciente para poder gestionar esa negatividad.
¿Al dentista se va cuando es irremediable?
Afortunadamente está cambiando el motivo de consulta, gracias a mucho trabajo de prevención y estética. Hace años solo se iba cuando se tenía dolor.
«Antes se trabajaba diferente; se ignoraban por completo las necesidades y la psicología del paciente»
Sin duda, ahora se dialoga mucho más con el paciente.
Hacemos mucha formación e hincapié que lo primero es el paciente, y si no creamos ese vínculo emocional con él, no seguimos: debe confiar en el profesional que le va a tratar.
Al trabajar con pacientes ansiosos nos contagian ese estado de ánimo, y no es bueno trabajar con ese nivel de estrés.
¿Las jornadas de trabajo siguen siendo maratonianas?
Nosotros no hacemos jornadas de más de siete horas. Es imposible que trates bien a un paciente si llevas doce horas sin apenas descanso. También hemos cambiado el modelo de negocio y trabajamos con especialistas en cada una de las ramas de la odontología, para dar un mejor servicio.
«El tabaco es sumamente dañino para los dientes, porque afecta a las encías y quema los tejidos blandos»
¿Cuántas veces deberíamos lavarnos los dientes al día?
Después de cada comida -máximo veinte minutos tras cada una-, porque dejamos restos de alimentos y las bacterias existentes en la boca los utilizan para su alimento. La digestión de esas bacterias crea ácidos que actúan sobre los dientes, que es lo que conocemos como caries.
¿Y cada cuánto hay que acudir al dentista?
Es muy personal; a mis pacientes que no tienen ningún tipo de problema o enfermedad les veo cada seis meses, porque se trata de prever, no de curar.
¿Qué es lo que no te enseñaron en la carrera y descubriste después?
De la facultad sales muy verde, con demasiada teoría -que nunca finaliza- y poca práctica. No te explican, o comienzan a hacerlo ahora, a gestionar la clínica como una empresa: administración, nóminas, facturas, cómo tratar al equipo, entregar un presupuesto…
¿Hasta qué punto la tecnología ha ayudado a mejorar vuestras técnicas?
Estamos en constante formación y actualización de los equipos, extremadamente caros y al poco tiempo, obsoletos. Por ejemplo, si hace cinco años te compraste el mejor aparato, hoy ya no te sirve.
Contamos con escáneres intraorales, que realizan imágenes 3D de la boca, simulaciones e indicando incluso caries que el ojo humano no ve. Pueden costar 45.000 euros. La silla oscila mucho, según modelo, pero está entre 15.000 y 20.000 euros.
Es por eso que sois tan caros.
Se trata de algo relativo, porque debemos tener en cuenta nuestros costes fijos al mes, que superan los 30.000 euros entre higienistas, nóminas, muchísimos seguros, luz, agua… Además de los aparatos y stock de material que, repito, son sumamente caros.
Del mismo modo, nuestra formación -que es necesaria- es igualmente costosa, alrededor de mil euros al día en un curso.
«Debemos lavarnos los dientes tras cada comida; se quedan bacterias que generan ácido y, por tanto, caries»
¿El tema económico frena a muchos pacientes?
Vuelve a ser subjetivo, porque muchos se gastan siete euros al día en un paquete de tabaco, con lo perjudicial que es. Hablamos de una prevención o limpieza cada seis meses, con un coste de cincuenta euros. Hay que mirar por la salud de cada uno.
¿Qué daño provoca el tabaco a los dientes?
Está estrechamente ligado con la cicatrización de los tejidos: en la boca es donde se hace gran parte de la digestión y el tabaco afecta a las encías -pérdida de hueso- y quema todos los tejidos blandos.
Por lo tanto, toda la función que debe hacer la boca se ve muy perjudicada por el tabaco.