Entrevista > Virginia Jordà / Artista visual (Alcoy, 11-enero-1995)
Ser una persona adoptada, preguntarse constantemente por qué o sufrir una agresión sexual puede marcarnos para siempre, como le sucede a Virginia Jordà, una joven artista alcoyana. Ubicada ahora en el barrio madrileño de Carabanchel, desde su taller intenta mostrar todo su talento, que es tan notable como singular.
Confiesa que logra la inspiración a raíz de detonantes que se producen (personales o no), sin poder diferenciar vida de trabajo y viceversa. Todos ellos los manifiesta en sus exposiciones o ‘performances’, la mayoría realmente sorprendentes.
Con una enorme capacidad para trabajar -porque el arte es su vida- sus referentes artísticos los ha ido conociendo con el paso del tiempo: destacan Abel Azcona o Ana Matey, además de los internacionales Louise Bourgeois, Regina José Galindo y Doris Salcedo.
¿Qué intentas mostrar en tus obras?
Cuando comencé a expresarme a nivel artístico fue a causa de una necesidad propia, natural, debido a que no encontraba otro lenguaje que me diera la libertad para mostrar aspectos personales o de mi día a día.
¿Hasta qué punto te ha marcado ser adoptada?
Mucho, de tal forma que únicamente lo puedo expresar con mi arte, mi herramienta. Pienso que las personas adoptadas están muy poco visualizadas.
Ser adoptada me ha creado una sensibilidad diferente, una forma diferente de vivir, de pensar, de expresar…
¿Os falta algún tipo de vínculo?
Exacto. Tenemos en común la llamada herida de abandono, circunstancia que te condiciona toda la vida; se puede trabajar, pero siempre está ahí.
Es por eso que busco una nueva identidad y un desarraigo personal. En mis obras me hago preguntas a mí misma, como “¿quién soy?”. El tema de la adopción lo he trabajado a partir de la cerámica.
«Comencé a expresarme artísticamente al no encontrar otro lenguaje para manifestarme»
¿Por eso utilizas elementos con una fuerte carga simbólica?
Empleé la cerámica para expresar mis sentimientos respecto a la adopción, como indiqué, y más adelante el arte de acción -o ‘performance art’- mediante elementos que ya de por sí dicen alguna cosa.
¿Desde cuándo pintas?
En Alcoy siempre ha habido muchos pintores y de pequeña, con apenas dos años, mi madre me llevaba a estudios de pintura comercial.
Tiempo después me apuntaron a clases de esa materia, antes de estudiar Bellas Artes en Altea y Cerámica en Manises. Por último, me trasladé a Madrid para hacer un Máster en Investigación del Arte.
Y te quedaste en Madrid.
Sí, cuento con mi propio estudio-taller en Carabanchel, donde produzco mi obra y hago diferentes acciones o performances en museos o exposiciones.
Precisamente en este municipio ahora hay un movimiento artístico muy importante, sobre todo de artistas jóvenes.
«Ser adoptada me ha creado una sensibilidad diferente, una forma de vivir, de pensar…»
¿Cómo es tu estilo?
Habitualmente trabajo en proyectos, con elementos -que pueden ir variando- que tienen que ver con lo que quiero decir en ese momento.
Por ejemplo, hicimos una acción en la Plaza España de Alcoy, titulada ‘Som Presents’, el 25 de noviembre (2022), Día Internacional de la Eliminación de la Violencia Contra las Mujeres. Ocupamos el espacio público para hacer presentes a las treinta y ocho víctimas de feminicidios del pasado año.
¿Cuál es tu metodología?
Trabajo todo el día, porque cuando no estoy produciendo pienso en cómo expresarme o hacer mis obras. Al fin y al cabo, no separo mi vida del trabajo.
Mi vida es el arte, incluyendo mis vivencias y lo que me sucede en el día a día.
¿En qué te inspiras?
Al igual que muchos otros, percibo estímulos y estoy muy alerta a todo lo que pasa a mi alrededor. Hay ocasiones que se produce un detonante, como el asesinato de una chica de Alcoy por parte de su pareja.
Otros pueden ser personales, sobre mi adopción o la violencia sexual, de la que fui víctima. El arte me permite la oportunidad de curar heridas, me sirve como catarsis, para trabajar un tema que está presente en mí veinticuatro horas al día.
«Realizo un arte muy conceptual que, en muchas ocasiones, es complicado comprender»
¿Este tipo de situaciones se llegan a superar?
Pienso que no, y por ello busco herramientas para canalizar las cosas desagradables que he sufrido, además de como forma de denuncia.
Viví una situación en la que no se hizo justicia -no se le condenó- y utilizo mi arte a modo de denuncia, de desahogo.
Hablemos de algo más agradable. ¿Haces exposiciones?
Sí, en Madrid sobre todo hago ‘performances’, en diferentes museos, como La Neomudéjar. También en el Museo Vostell, en Malpartida de Cáceres.
¿Se puede vivir del arte en España?
Depende del tipo que realices. En mi caso, un arte muy conceptual, tengo un camino más complicado. Tampoco dispongo de una producción especialmente amplia y muchas de mis ‘performances’ son efímeras, lo que hace que sea difícil venderlas.