Entrevista > Elisa Ferrer / Escritora y autora de ‘El Holandés’ (L’Alcúdia de Crespins, València, 1983)
Elisa Ferrer es licenciada en Comunicación Audiovisual por la Universitat de València, diplomada en guion de cine y televisión por la Escuela de Cine de Madrid y graduada en el Máster de Escritura Creativa en español por The University of Iowa, donde fue miembro del equipo de redacción de la revista Iowa Literaria.
Trabajó como guionista de televisión y como analista de guiones de largometraje para el Departamento de Ficción de RTVE. Ha publicado artículos y poemas en diversas revistas literarias, entre ellas Revista Temporales de la New York University o Contratiempo de Chicago. En su trayectoria literaria destacan el ensayo ‘The Royal Tenenbaums de Wes Anderson’, la novela ‘Temporada de avispas’ (2019, XV Premio Tusquets Editores de Novela) y ahora, ‘El Holandés’.
«La fuerza que tiene Benidorm como personaje literario, creo que ninguna otra ciudad de la costa la tiene»
‘El Holandés’,una historia de un timo de altos vuelos ambientado en el Benidorm de los años ochenta y que está basada en un hecho real ocurrido en esta misma ciudad. En realidad, tiene todos los ingredientes de la más costumbrista de las narraciones de aquel desarrollismo a lo loco de la recién estrenada democracia. ¿Qué se puede contar de ella sin destripar el libro?
Esto parte de una historia real, la de Rafael, un señor que ahora vive en mi pueblo, aunque luego es una novela y hay muchísimas licencias en ello. Él vivía aquí, tenía un bar, rentaba una discoteca con su familia, que estaba en la avenida Emilio Ortuño. Y un día decidió que tenía que pegar un palo y salir de aquí, y que el último solar que quedaba en la playa de Poniente lo iba a vender. La única cosa es que el solar no era suyo, pero bueno, eso eran detallitos (ríe).
Así, él y un par de socios, uno de ellos trabajaba en una inmobiliaria, vendieron el solar a unos vascos y se largaron con cuatrocientos millones de pesetas. Él se largó a los Países Bajos.
Cuatrocientos millones de pesetas de las de los años ochenta. Eso, por aquel entonces (y ahora), era un pico.
Un buen botín y con el que su familia y él se fueron a vivir a los Países Bajos, a Utrecht. Le pasaron muchísimas aventuras y desventuras. Cuando el delito prescribió, volvió a España.
¿Cómo le llega esta historia?
Me sucede que muchas veces persigues una historia, y con esta siempre he tenido la sensación que me ha perseguido ella a mí porque la conozco desde niña, y porque es un señor que todo el mundo en mi pueblo conoce. Su mujer es amiga de la infancia de mi madre y a veces ha quedado con mis padres.
Es decir, es un señor que conocemos muy bien allí, es encantador, majísimo. Y claro, yo de pequeña escuchaba su nombre. A él no le había visto, porque ya estaba fugado, en busca y captura por la Interpol.
¿Cuándo le conoció por fin?
Fue cuando vivía en Madrid, en 2017 o así. Un día se plantó en mi casa. Yo a él no le ponía cara y me dijo “¿tú eres la hija guionista? Tengo una historia que contarte”.
«Un día Rafael decidió que tenía que pegar un palo y salir de aquí vendiendo el último solar que quedaba en la playa de Poniente»
O sea, que, pese a todo, quiere ser recordado por este palo.
Sí. Él quería que su gesta no quedara en el olvido.
Se quedaría usted de pasta de boniato.
Conocía la historia, aunque no en detalle. Claro, sabía de este tipo que había vendido el solar. Es una leyenda en mi pueblo, obviamente, y luego las historias que le rodean a él también.
Pero en ese momento estaba escribiendo mi novela anterior, y estaba a punto de irme a Estados Unidos, porque me habían dado una beca para hacer un máster de escritura allí. La verdad es que me parecía un marrón y él quería que yo escribiera una serie.
No es mal argumento para una serie.
Yo ya no escribía audiovisual, estaba escribiendo literatura y me daba muchísima pereza. En ese momento me parecía un marrón de verdad, porque además implicaba a todo mi pueblo.
Iba a haber ahí muchas historias personales.
Exacto. Entonces, estando en Iowa, estudiando este máster de escritura, en el segundo trimestre tuve que hacer un taller de no ficción y entonces se me encendió la bombilla. Le contacté y le empecé a hacer entrevistas.
Al principio, era una historia de no ficción, pero no funcionaba y fue cuando me dije “esto es una novela y la vamos a ficcionar”, va a haber cosas que no son verdad. Fue entonces cuando empezó realmente el proceso a funcionar.
«Con el botín su familia y él huyeron a los Países Bajos y no volvió hasta que prescribió el delito»
Y pasó de ser un marrón a la novela que ahora ha presentado.
Es que cuando una historia es buena y la escribes, es como una gotita que golpea la piedra, va haciendo mella.
Si Rafael es de su pueblo y dio el palo en Benidorm, ¿por qué ‘El Holandés’?
Porque él, cuando hizo esto, se fugó a Utrecht, a los Países Bajos, con su familia. Y bueno, su familia regresó antes que él y cuando volvieron a mi pueblo eran ‘los holandeses’.
En el proceso de escritura tuvo que venir a Benidorm para pisar y conocer el mismo terreno que pisó el protagonista. ¿Conocía la ciudad?
Estoy muy fascinada por Benidorm, como mucha gente. Me fascina mucho la historia de una ciudad que, mucha gente no lo sabe, antes era un pueblo de cinco mil habitantes. Yo soy muy lectora de Sylvia Plath, que estuvo aquí en su luna de miel. Entonces, yo iba investigando eso y tuve claro desde el principio que Benidorm iba a ser un personaje más de la novela, que como Rafael tenía un arco de transformación y un recorrido.
Yo me venía con el coche cada dos por tres, cuando ya volví de Estados Unidos y regresé a Valencia. Incluso, me vine un par de veces con él también a que me mostrara los sitios clave.
Una suerte de reconstrucción de los hechos.
Claro que sí. Y la verdad es que la historia de Benidorm me fascina tanto que también está de alguna manera narrada en ‘El Holandés’, porque me sorprendió que, aunque aquí la conozcamos, fuera de aquí la gente la desconoce bastante.
«Rafael vive en mi pueblo y su madre es amiga de la infancia de mi madre»
Hay mucho tópico también.
Me interesaba mucho eso, mostrar Benidorm como un personaje más, como ese lugar un poco parecido al lejano oeste. Una ciudad en la que hay mucho terreno por construir y en la que los más espabilados se buscan la vida, se buscan las castañas o nos la intentan colar.
¿Cree que esta historia podría haber ocurrido en otro sitio que no fuera Benidorm?
Podría ocurrir, sí; porque al final la costa de Levante está llena de pufos. Pero la fuerza que tiene Benidorm como personaje literario, creo que ninguna otra ciudad de la costa la tiene. Por ejemplo, la historia del alcalde Pedro Zaragoza es tan fuerte, es tan divertida, tan de película, que eso en otra ciudad no lo veo.
¿Cómo es el ‘personaje Benidorm’ en esta novela?
Yo juego con las muchas identidades que Rafael tiene cuando se va a los Países Bajos, y para mí Benidorm también es un personaje que tenía una identidad y la transformó, se disfrazó de algo que no era para acabar siéndolo. Se disfrazó de gran urbe turística, y ha acabado siendo un sitio de referencia para el turismo europeo.
¿Qué es de Rafael hoy en día?
Está en mi pueblo. Se aburre, quiere emociones.
«Cuando una historia es buena y la escribes, es como una gotita que golpea la piedra, va haciendo mella»
¿Nos podría comentar qué le ha dicho del resultado final de ‘El Holandés’?
Que se ha reído mucho, que sólo le divierten las partes en las que sale el personaje, que es él. Las demás ya le aburren más.
Me decía antes que Rafael, antes de este delito, regentaba discotecas en la ciudad. ¿Era un tipo conocido en aquel Benidorm de los ochenta?
Era bastante conocido por la prensa local. Incluso, le llamaba el rey de los bajos fondos, y la policía creo que tenía una relación de amor-odio con él. Creo que era un personaje reconocido. Pero luego, como la historia no acabó bien, tanto el dueño legítimo del terreno como el comprador, por aquello de la vergüenza relacionada con una estafa, prefirieron correr un tupido velo.
¿Cuáles son esos ingredientes de ficción que ha decidido añadirle a la novela?
Yo digo siempre que en el momento en el que la historia se ha convertido en una novela hay que leerlo todo como si fuera ficción, porque cualquier recuerdo que él me haya contado ya es una construcción para mí.
Y luego he inventado mucho a favor del libro. Por ello, prefiero si alguien está súper interesado, que se ponga a investigar; pero que consideremos que todo es una película, todo es una ficción, todo es novela.
¿Qué próximos proyectos tiene?
Bueno, ahora vamos a promocionar ‘El Holandés’, pero ya tengo la idea de la siguiente novela rondándome un poco.
«Me fascina tanto la historia de Benidorm que también está de alguna manera narrada en ‘El Holandés’»
Si contamos desde que esta historia llegó a su vida hasta ahora, han pasado cinco años con Rafael y Benidorm en la cabeza. ¿Ha sido un proceso agotador?
Por supuesto. Cuando llevas cinco años con la misma historia rondándote y a veces escribes y a veces no, porque tienes que trabajar y tienes que vivir, a veces hay meses en los que es imposible escribir y otros en los que se escribe mucho.
Entras en una especie de relación en la que, en ocasiones, estás enamoradísima de esta historia y otras deseas dejarla y ponerle los cuernos con otra porque no puedo más.
Y de esos cuernos, los nuevos proyectos.
De alguna manera, para la siguiente historia ya he tomado notas en momentos en que estaba enfadadísima con Rafael o con la historia, o en los que me había trabado.
Con todo esto dicho, ¿ha sido ‘El Holandés’ una novela más fácil o más difícil de escribir que otras obras previas?
La anterior fue difícil. Yo creo que todas son difíciles, pero esta ha sido la segunda. En la anterior yo iba a ciegas, no sabía que la iba a publicar. No sabía nada del mercado editorial. En esta ocasión, ya sabía más y tenía unas expectativas, porque la otra ha ido bien.
‘Temporada de avispas’ fue una novela que fue bien, ganó el premio Tusquets y eso me puso presión encima. Por un lado, me costó en ese sentido y, por otro, es una historia que ha sido muy compleja para mí de escribir, de encajar. Es muy caleidoscópica por cómo la iba montando. Ha sido muy complicada, pero creo que todas lo son, cada una por sus razones.
Hemos hablado de Rafael, el timador; de Benidorm, escenario y personaje, pero… ¿quién es el pardillo de esta historia? ¿Aparece o no aparece?
Claro que aparecen. Son el comprador y el propietario, pero ahí ya nos metemos en el terreno del ‘spoiler’.