Entrevista > Luis Aparicio / Cuidador de caballos (València, 4-enero-1990)
El mundo del caballo es tan bonito como desconocido para la gran mayoría. Se trata de un animal precioso, que llega incluso a fascinar, con una gran memoria y enorme capacidad intuitiva, que percibe tu estado de ánimo y sabe cuál es el mejor momento para su montaje.
Queremos saber mucho más de este apasionante universo, y quién mejor que un cuidador y profesor de caballos como Luis Aparicio para iluminar nuestro desconocimiento. También es gerente de la hípica La Calderona, en Náquera, una zona de mucha sierra y pinos, “perfecta para la crianza y realizar rutas en el campo”.
Con él también comentaremos qué virtudes debe tener un buen caballo, cómo es su día a día y hasta qué punto perjudican las carreras profesionales y el dinero que mueven las apuestas. “Es lo más feo, porque apenas se preocupan por el animal y únicamente lo emplean como una herramienta más, que desechan cuando no les sirve”.
¿Cuándo te nace esta pasión por los caballos?
Desde siempre me han gustado mucho los animales, especialmente los caballos. Fue mi padre el que me fue introduciendo en este fascinante mundo.
¿Es un animal agradecido?
Mucho. Tiene una gran memoria y sabe quién le ha tratado bien o quién le ha pegado. Agradece mucho las correcciones, con moderación y sentido, al igual que un niño.
«Galopar sobre un caballo me da paz, me aporta paciencia e incluso me hace ser mejor persona»
¿E inteligente?
Siempre se dice que los caballos huelen el miedo o la felicidad, pero sobre todo lo sienten; a cinco metros pueden escuchar tu corazón, por eso si un día estás triste, vale la pena no montar. Tienen mucha psicología, incluso más que un perro.
¿En qué consiste tu trabajo?
La doma de potros de pura raza española (principalmente razas ibéricas), además del completo funcionamiento de la hípica, fomentando el deporte, sobre todo a los niños.
Dedicamos las mañanas a los caballos jóvenes, los que están empezando de cero y todavía no han tenido mucho contacto con el ser humano. Los enfocamos a la doma, aunque puede ser que haya algún animal que despunte en otra modalidad.
¿Habéis llegado a competir?
Sí, pero lo dejamos, porque el ambiente era tóxico, con mucha rivalidad, especialmente los padres. Hay mucha competitividad entre ellos, “que si tengo mejor caballo y coche que tú”.
Es muy elitista -principalmente en la especialidad de salto- y apenas competimos un par de años. Preferimos centrarnos en la doma, escuela y paseos.
«Totilas fue el caballo de doma más caro, vendido en una subasta por veintiún millones de euros»
¿Qué define un buen caballo de otro no tanto?
Primero debe tener unas aptitudes físicas, como una angulación de los cuartos traseros y de las patas delanteras.
También buscamos caballos que tengan buen corazón, porque algunos salen revoltosos o con alguna deficiencia psicológica.
¿Cuál es la alimentación y el mantenimiento que deben tener?
La basamos en la hierba, en el heno, para evitar los cólicos, porque los caballos son muy delicados en el tema digestivo.
Su mantenimiento es caro, más a día de hoy, que se han doblado los precios desde la pandemia. Cobramos a partir de 270 euros por cuidar cada caballo, de los cuales apenas nos queda un treinta por ciento.
¿Cuánto vale un buen caballo?
De competición, uno de doma clásica ronda los 15.000 euros, idóneo para que un niño aprenda a montar. El caballo de doma más caro, vendido en una subasta, fue Totilas: veintiún millones de euros.
Por su parte, los caballos de carreras, debido a que se mueve mucho dinero -por las apuestas-, pueden valer muchísimo.
«Las apuestas con caballos es un asunto feo: no le tratan como un animal, sino como una herramienta»
¿Qué opinas que los utilicen para apostar?
Es un mundo muy feo, no lo tratan como un animal, sino como una herramienta, y si no funciona, lo desechan. Tampoco pierden el tiempo en amansarlo bien, que el caballo confíe en el ser humano; enseguida se suben y empiezan a trotar y galopar.
¿Incluso los animales pueden morir?
Por supuesto. Además, se les pega mucho y se emplea mucho el dopaje, para obtener mejores resultados. Es lo más horrible vinculado a los caballos, pero las apuestas han existido desde hace mucho y es muy complicado pararlo.
¿Los mejores caballos del mundo son españoles o árabes?
Depende para la disciplina que los uses. El caballo español se emplea para la alta escuela, una doma propia de nuestro país. El árabe, mientras, es para carreras de larga distancia.
¿Qué sensaciones da galopar a máxima velocidad?
Adrenalina, pero sobre todo paz. Me permite ordenar la cabeza, ejerce de terapia y hasta me hace ser mejor persona, porque me da paciencia y tomarme las cosas de otra manera.