La naturaleza jamás dejará de sorprendernos ni alegrarnos la vista, como sucede en el interior de la provincia de Alicante, en la montañosa comarca de la Marina Alta. Allí, entre los términos municipales de Castell de Castells y Tàrbena, se encuentran dos arcos naturales de gran tamaño, esculpidos en la roca por efecto de la erosión.
Los llamados Arcs d’Atanços se ubican en un entorno natural de enorme belleza y valor ecológico, la cara norte de la Sierra de la Xortà. Para llegar hasta este mágico lugar se debe completar una sencilla ruta circular de algo menos de siete kilómetros (unas dos horas), con poco desnivel y apta para la mayoría de las personas.
Els Arcs forman parte de un espacio protegido como Paraje Natural Municipal (PNM), declarado como tal por la Generalitat Valenciana en 2005. Por lo tanto, además de enmarcarse en un paisaje espectacular -sumamente atractivo- estos dos grandes monumentos naturales poseen un elevado interés geológico.
Cómo son los arcos
Los dos grandes arcos de piedras naturales se incluyen dentro de los farallones rocosos, tan habituales en la zona. Se sabe, como indican los carteles, que en el Paleógeno -hace más de 30.000 millones de años-, cuando la región estaba cubierta por el mar, se depositaron sedimentos carbonatados que, con el paso del tiempo, se transformaron en grandes rocas.
Fueron entonces el agua y el viento quienes, mediante el golpeo de partículas en suspensión, erosionaron la roca caliza para crear estas dos enormes oquedades, cuyas paredes se conectan, dibujando un asombroso arco natural.
Es importante indicar que la ruta se puede realizar en cualquier época del año, aunque una buena opción es hacerla en primavera por la variedad florística que podemos descubrir y los almendros en flor que veremos a lo largo del recorrido.
Esta ruta se puede hacer cualquier época del año
Inicio
El sendero arranca en el kilómetro siete de la CV-752 que comunica Tàrbena con Castell de Castells. En un primer momento la carretera discurre por un sitio semiabandonado: debemos fijarnos para hallar, a un lado, un panel informativo. Dejamos el coche para proseguir andando.
Se trata todo el camino de una zona donde apenas hay construcciones del hombre y reina el tan estimado silencio. ¡Toda una maravilla para los sentidos!
Para conocer los arcos tenemos que continuar por el trazado que marca el recorrido PR-CV 151, aunque un buen consejo es hacerlo en el sentido inverso al original. De este modo primero visitamos la Peña Escoda, donde las magníficas vistas bien merecen detenerse.
Tramo final
Desde ese punto incluso ya se vislumbran a lo lejos Els Arcs, en la sierra. Regresamos sobre nuestros pasos para dirigirnos, ahora sí, hacia nuestro destino final, transitando por caminos de tierra entre bancales de almendros -que florecen en enero y febrero-, casas de campo y bosquecillos de pinos.
La parte final de subida la recorremos por senda, habiendo que superar un par de pequeñas ‘trepadas’, sin apenas dificultad, ayudándonos de las manos si es necesario.
Ya frente a los arcos de roca, nos asombrará su gran tamaño; es el momento idóneo para parar y deleitarnos con este majestuoso monumento que nos regala la naturaleza, así como las vistas desde arriba. Una nueva recomendación: disfrútalo en silencio, respetando al resto de personas que te acompañan y al entorno.
El monumento natural nos asombrará por su belleza
Zona escarpada
El lugar donde se sitúan los arcos es ligeramente peligroso, sin excesos. Sí es muy escarpado y detrás hay una caída de cientos de metros. Debemos, por lo tanto, tener cuidado, especialmente los días de fuertes rachas de viento.
Después de tomar decenas de fotos para el recuerdo, volvemos por el mismo camino, con la posibilidad de visitar el Aljub del Xarquet, uno de los pozos de agua que desde hace décadas han abastecido a los que vivían y trabajaban el campo de esta parte de la Marina Alta.
Castell de Castells
El pequeño municipio de Castell de Castells, el último o primero de la Marina Alta -según se visite- cuenta con otros destacados atractivos, como es el Santuario de Pla de Petracos, un yacimiento de arte rupestre descubierto en 1980 que muestra varios motivos pintados que tienen unos 7.000 años, perfectamente visibles.
Son un conjunto de abrigos y una cueva en el que se hallan representaciones del periodo más antiguo del Neolítico y del Arte Levantino. Está declarado Bien de Interés Cultural y Patrimonio de la Humanidad.
También su iglesia parroquial, edificio de interés arquitectónico; y El Castellet, un área de acampada que domina diversos paisajes, entre ellos los restos del castillo árabe (situado precisamente sobre la Peña del Castellet).