Entrevista> Ione Astondoa / Directora del Astillero Astondoa (Santa Pola, 13-octubre-1993)
Uno de los astilleros líderes a nivel nacional e incluso internacional en el sector de los yates de lujo tiene su sede central en Santa Pola. La empresa Astondoa se originó en el País Vasco hace ya más de un siglo, y en las últimas cuatro décadas su historia está estrechamente ligada a nuestra villa marinera.
Conversamos con Ione Astondoa, su actual directora de operaciones (COO). Ella cogió las riendas de la empresa hace unos años convirtiéndose ya en la cuarta generación de su familia dedicada a este histórico astillero.
¿Por qué vuestro astillero acabó afincándose en Santa Pola?
Este astillero se mantuvo en el País Vasco desde 1916 hasta 1978, cuando mi abuelo decidió trasladarlo aquí. Fue una decisión estratégica; en aquel momento Astondoa fabricaba casi exclusivamente para clientes nacionales y la ubicación de Santa Pola facilitaba mucho la logística para la entrega de embarcaciones en sitios como Cataluña, Baleares o Málaga.
Además este clima tan agradable nos permite trabajar al aire libre bastante mejor que en el País Vasco. No obstante durante años continuamos manteniendo una subsede allí, que no se cerró hasta la crisis de 2008.
«Mi abuelo trasladó la empresa a Santa Pola por razones logísticas y por el buen clima»
¿A día de hoy el hecho de estar afincados aquí os supone alguna ventaja competitiva?
Hoy realmente no muchas ya que trabajamos sobre todo con clientes internacionales. Sin embargo sentimos que nuestros cimientos están ya muy arraigados aquí. Aunque tenemos otras subsedes en Almansa y Almería, la santapolera lleva 45 años siendo la principal. Es un gran arraigo emocional y familiar a esta población. Al fin de cuentas muchos de nuestros trabajadores son amigos o hasta familia. Así que nunca nos hemos planteado trasladarnos.
Normalmente se dice que en el sector del lujo nunca hay crisis. ¿Esto es verdad o vosotros también tenéis picos como cualquier empresa?
Creo que tenemos los mismos altibajos que en los demás sectores. Es cierto que nos movemos en el sector de lujo, pero también es un artículo del que se prescinde cuando las cosas no van tan bien independientemente de que el cliente disponga de la economía para adquirirlo.
Cuando ocurrió la crisis de 2008 yo aún era adolescente, pero recuerdo las conversaciones con mi padre y te aseguro que aquello también fue un palo gordo para los astilleros. Al final nos movemos y fluctuamos con el mercado, aunque por supuesto intentamos mantener un equilibrio de producción.
«Las empresas dedicadas al lujo también tenemos altibajos como los demás sectores»
¿Cuantos barcos soléis construir en el espacio de un año?
Creo que somos el astillero de embarcaciones de recreo que más produce en España, aunque también es cierto que muchos cerraron precisamente a raíz de la anterior crisis económica y desde entonces han nacido otros que, quizás, están más especializados en embarcaciones de pequeña eslora.
Ahora estamos produciendo alrededor de unos 30-35 barcos anuales. Evidentemente este número siempre depende del tamaño de la eslora que tengan los barcos que nos demandan.
¿Hacia dónde va la moda hoy en día en el ámbito de los yates?
Nosotros producimos sobre todo embarcaciones tipo flybridge, pero hay de todo. Ahora mismo la tendencia a nivel estético va hacia ventanales mucho más grandes que hace una década, una vista 360º al mar, bañeras de grandes dimensiones para tener más gente a bordo, plataformas de baño para poder usar motos de agua, etc. Además antes se solían realizar barcos totalmente blancos muy parecidos, y ahora se lleva más una estética de mayor color.
Al final en el fondo el cliente siempre busca lo mismo, que es tener un barco para desconectar y en el que navegar con familiares y amigos. Las tendencias cambian, pero la esencia se mantiene. Nosotros intentamos diseñar barcos capaces de albergar al mayor número de personas para cumplir con las expectativas del cliente.
«Los astilleros europeos hemos notado que los oficios se están perdiendo»
De alguna manera en esta zona se identifica mucho el tener un yate con la bonanza o el haber triunfado en la vida, ¿no?
Puede ser. Durante muchos años se ha asociado a tener un nivel económico determinado, pero también es cierto que la covid ha abierto las puertas de la náutica a todo el mundo. Esto ya ha dejado de ser tan elitista como antes. Mucha gente pensaba en su momento que nunca llegaría a tener un barco, y han encontrado otros caminos como el alquiler o incluso adquirir embarcaciones más modestas simplemente para irse de vez en cuando con amigos a fondear y pasar el día.
De hecho el mercado de segunda mano se ha movido una brutalidad en estos últimos años. Es una buena manera de empezar en la náutica sin hacer un gran desembolso económico.
Recientemente se han recuperado las prácticas que los alumnos de Formación Profesional del IES Cap de l’Allub realizan en vuestro astillero.
Sí. Esto es importante porque existe un claro déficit de personal cualificado, ya no solo en España sino en toda Europa. Hablando con otros empresarios extranjeros del sector, todos coincidimos en lo mismo. Se están perdiendo los oficios, y alguien tiene que hacer algo para detener esto. Por eso intentamos que estos chavales se motiven aprendiendo de primera mano el trabajo que podrían tener si así lo quisieran.
Más aún estando en una zona de España más enfocada al sector servicios y que no tiene tanta industria como otras. Debemos de intentar dar sostenibilidad al sector y que no se produzcan más fugas de cerebros.