Entrevista > Victor Goikoetxea Aguirre / Artista (Urretxu, Gipuzkoa, 9-junio-1965)
Víctor Goikoetxea Aguirre encontró su pasión a los veintidós años, gracias al empuje de un profesor suyo. Fue autodidacta hasta sus treinta años, cuando decidió irse a París a empezar su larga y académica formación para convertirse en artista.
A pesar de vivir en el País Vasco, siempre ha estado muy vinculado a Xàbia. Su hermano se casó con una xabiera y siempre que podía iba a visitarlo, desarrollando así un cariño por el pueblo. En la crisis de 2014 decidió comprarse una casa en nuestra localidad y la habilitó a modo de estudio para poder vivir y crear sus obras. Además, ha sido el encargado de restaurar la escultura del tenista xabiero David Ferrer.
¿Cuándo empezaste a interesarte por el mundo del arte?
Solo entiendo una manera de interesarte por el mundo del arte: siendo artista o creador.
Llega un momento de tu vida en el que te haces artista. Hay algo dentro de ti que tienes que expresar, y generalmente cuando te ocurre no tienes las herramientas, el conocimiento o las técnicas para llevarlo a cabo.
Poco a poco decidí formarme bien, porque yo no soy un intelectual del arte; soy un trabajador. En el gremio hay muchas formas de representarlo: con un arte conceptual o teórico o, como yo, siendo un artista creador.
«Para mí el mayor reconocimiento es si alguien me encarga una obra»
¿A qué edad comenzaste tu formación?
Hasta los treinta años fui autodidacta, cosa que fue un error, porque yo tenía una empresa de pintura y cuando decidí probar en este mundo lo dejé todo. Me inscribí en el Centro Superior de París, aprobé y tardé diez años en terminar los estudios, porque no podía estar allí de forma definitiva. Compaginaba el trabajo con el estudio.
Mi interés por el arte no vino desde niño, en ese entonces tenía otras preocupaciones. A mí me lo despertó mi profesor con veintidós años; vio algo en mí y él me empujó hacia la buena formación. Decidí irme a París porque en las universidades españolas y en el País Vasco todo era muy teórico. Quería aprender a pintar, a crear, a modelar, a poder obtener herramientas del arte.
¿Cuál fue el punto de inflexión para dedicarte a este sector?
Cuando decidí explotar lo que tenía dentro no sabía qué iba a pasar. Solo me preocupaba por absorber todos los conocimientos y herramientas para poder ser un profesional.
A decir verdad, no hubo un punto de inflexión en sí, todo va por etapas. Cuando me hicieron mi primer encargo, me lancé. La organización del Titanic me encomendó una obra muy grande para mí en ese entonces: ‘La escalera del Titanic’. Debía ser muy meticulosa, con una exigencia muy alta. Ese fue el ‘clic’ que hizo que supiera que podía dedicarme a ello, y me dio un cierto renombre.
«Cuando eres más joven te influyen las opiniones de la gente»
¿Has sentido miedo alguna vez al presentar una obra?
No, aunque es cierto que cuando eres más joven te influyen las opiniones de la gente. Con el tiempo te empiezas a conocer más como artista y para mí es muy importante tener claro el lugar que ocupas. Sé que mi visión no va a ser siempre la que a la mayoría de gente le gusta, pero tienes que estar dispuesto a ser capaz de asumir todas las críticas y comentarios.
¿Fue complicado ganarte un nombre en este gremio?
Si te tomas esto de una manera profesional, te das cuenta de que no depende de lo bueno o malo que seas técnicamente, sino en qué estás trabajando; que se te vea en las redes; que estés haciendo cosas y aprendiendo; que lo que hagas sea de calidad o que caigas bien. Eso son muchos años, no te haces conocido de repente.
Salir en ciertos programas te da un renombre, pero eso es solo una aceleración del reconocimiento. Si no llegas, es porque no lo vales, porque al final todos estamos en nuestro sitio. Es bueno tener contactos, pero si la obra no es buena, no vale. Yo digo que más que el reconocimiento, es la carrera que tengas y estar constantemente evolucionando
«En el momento en el que decidí explotar lo que tenía dentro no sabía qué iba a pasar»
¿Podrías decir que tus metas se han cumplido?
Cuando decidí intentar estar en este mundo siempre tuve claro que quería vivir de mi pasión; y eso es muy complicado. Para mí el mayor reconocimiento no es salir en televisión ni en la prensa, es si alguien me encargue una obra, y eso lo he conseguido.
¿Cómo fue la restauración de la escultura de David Ferrer en Xàbia?
Hace uno o dos años se decidió hacer un homenaje al tenista David Ferrer, porque se retiraba. Me llamó el ayuntamiento anterior y me dijeron si estaría dispuesto a hacer una pequeña obra. Es cierto que se hizo deprisa, no disponía de mucho tiempo. Se tenían que cumplir los plazos y me quedé a medio camino.
Este verano se ha vandalizado; me llamaron para restaurarla, y decidí terminarla definitivamente. Es la misma, pero restaurada; aunque le hemos añadido una peana, porque quería que tuviera más altura. También se ha lacado en blanco y así se diferencia de otras obras oxidadas.