Entrevista > Fran López / Profesor del CEIP La Foia (Elche, 1-octubre-1990)
Se suele decir que, para ser profesor, es necesario poseer un ‘don’ al que se le llama vocación. Por ello, es una figura de vital importancia en los primeros años escolares. Nuestra vida, de una u otra forma, suele estar marcada por esa huella que dejan los maestros que trabajan con el corazón.
Maestros con vocación
Este nos guiará en nuestros primeros aprendizajes, hábitos y rutinas escolares; nos ayudará y sacará lo mejor de nosotros y complementará la educación que nos debe dar la familia. De ahí la importancia de reivindicar la figura de ese maestro de vocación.
Desde luego no siempre es así, no todos recordamos maestros ejemplares en nuestras vidas, pero al que hoy hemos conocido sí lo es, según su comunidad escolar. De hecho, ha sido nominado como uno de los diez profesores mejor valorados de España en los premios EDUCA, y hemos querido saber por qué.
El viaje que cambió su vida
Cuando era alumno de Bachillerato había un proyecto para viajar a campamentos de refugiados saharauis en Tinduf, para enseñar español a los niños a partir de personas nativas de España. El proyecto se llamaba ‘Educación Solidaria’ y gracias a ello surgió su vocación, porque fue la primera vez que pudo dar una clase.
Fran es profesor en el Colegio Público San Antonio de la Hoya, e imparte clases a niños de once y doce años, lo que hoy se considera la preadolescencia.
Los premios son organizados por la plataforma EDUCA, entidad cuyo fin es reconocer y potenciar a los profesores de mayor calidad educativa, la innovación y la investigación en educación. El 24 de febrero se sabrá cuál es su posición final entre esos diez en A Coruña.
¿Cómo te sientes ante un reconocimiento así?
Pues como profesor no se puede pedir más, y estoy muy agradecido a mis alumnos y a sus padres, así como a toda la comunidad escolar. Decidieron presentar la correspondiente solicitud y un informe, y la verdad es que aún no me lo puedo creer.
«Como profesor no se puede pedir más»
¿Qué méritos crees que tienes para que te tengan en tan buena consideración?
Los padres y los alumnos han sido los que han enviado el dosier con la información que querían hacer llegar referente a mí. Después, un jurado multidisciplinar ha valorado todos los casos, y ha decidido, de entre todos los que se han presentado en España, quienes eran los diez seleccionados más valorados.
Han venido hasta aquí desde Galicia para conocer de cerca mi trabajo con los alumnos, y comprobar que el informe recibido era tal y como lo describían. Lo que intento es hacer atractivas mis clases y convertirlas muchas veces en un juego. También procuro empatizar con ellos, acercarme a sus preocupaciones y que venir al colegio no sea como algo obligatorio y aburrido.
¿La clave está en adaptarse a los tiempos?
Claro. Por ejemplo, adaptamos actividades de algunas materias como si fuera un videojuego, o en otras ocasiones se basa en un juego de mesa como el ajedrez. Otro proyecto se ha centrado en el diseño y la impresión 3D.
Luego con estos proyectos hacemos concursos, que lo ven mucho más divertido que un examen, y se esfuerzan en ser los ganadores. Son estrategias que consiguen que estudiar les resulte mucho más ameno.
«Ahora muchos niños quieren ser youtubers o influencers»
¿Antes no existía el bullying, o se tendía a ocultarlo y normalizarlo?
Sí es cierto que en el pasado se calificaba como ‘cosas de niños’ y ni había protocolos ni se protegía a la víctima, por eso ahora parece que haya más casos. Nosotros en nuestro centro no tenemos en la actualidad ninguno, pero ha habido alguno anteriormente y lo hemos resuelto como se debe hacer.
Existen protocolos para ponerlos en marcha de inmediato y todo el profesorado debe volcarse en solucionarlo en bloque; solo así se soluciona, y es lo que nosotros hacemos. Somos nosotros los primeros que debemos observar que algo está pasando. En los últimos seis años solo hemos tenido un caso así, y lo abordamos de inmediato.
Según las últimas estadísticas nacionales, el nivel de formación entre los estudiantes ha bajado considerablemente en general, pero especialmente en matemáticas, ciencias y comprensión lectora. ¿A qué crees que es debido?
No es nuestro caso, pero efectivamente los datos son ciertos. Hay quien le echa la culpa a la pandemia, pero no sabría decirte, aunque sí es verdad que las condiciones no eran las mejores. Sé lo que hacíamos nosotros: cuando los alumnos no podían venir a clase, recurrimos al trabajo online, a través de una plataforma que puso en marcha la Conselleria, y que te permitía interactuar de forma virtual con los alumnos.
El problema era que no todos los niños tenían internet en casa, y ante la falta de estas herramientas, era muy difícil adaptarse al nivel necesario, especialmente en las materias de las que tú hablabas. En esos casos, lo intentábamos solucionar por teléfono. También es cierto que unos alumnos se lo tomaban más en serio que otros.
«Intento hacer atractivas mis clases y convertirlas en un juego»
¿Crees que fue positivo en su día el paso del colegio al instituto a los doce años?
Creo que son muy pequeños. De hecho, mis alumnos pasan el año que viene al instituto, están preocupados y hacen muchas preguntas sobre lo que se van a encontrar.
¿Qué es lo que preocupa ahora a los preadolescentes?
Pues lo principal, claro está, son los primeros ligues, el despertar el interés por saber sobre las relaciones. Hablan mucho también de las redes sociales y de que quieren ser youtubers o influencers.
Siempre les digo, en cuanto a esto último, que tienen que tener un plan B por si no lo consiguen y tener los pies en la tierra, así como buscar carreras o estudios que les puedan ayudar tanto si lo consiguen como si no.