Entrevista > Pepe Miralles Crisóstomo / Artista visual y profesor de Bellas Artes en València (Xàbia, 13-octubre-1959)
Pepe Miralles Crisóstomo desde pequeño desarrolló un gusto por la pintura. Accedió a la carrera de Bellas Artes y lleva más de treinta años vinculado a la enseñanza. Ha compaginado su profesión como docente con la de artista, pero para él todo ha ido enfocado hacia el mismo trayecto.
Se define como una persona que investiga sobre todo temas sociales, principalmente los aspectos del Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH) y el sida. Su exposición ’Yo lo vi’ se encuentra en el Centre del Carme Cultura Contemporánea de València.
¿Ha sido un proceso complicado vender tus obras?
No me he ganado la vida con mis obras, no he vendido más que unos cuadros al principio en una exposición en Xàbia. Me he ganado la vida siendo profesor de universidad. No estoy metido en una estructura mercantil del arte ni en el mundo de las galerías.
¿Esa situación se ha dado por decisión propia o por una serie de acontecimientos?
Creo que por ambas cosas. El mundo del arte es muy variado y no todo el mundo puede trabajar en galerías privadas.
La parte comercializadora del arte es el que más visión tiene. Por ejemplo, llega febrero y todos se enteran de ARCO en Madrid, la Feria Internacional de Arte Contemporáneo. Pero no hay que confundir que eso es el mercado del arte y no el arte en sí.
«Lo que me interesaba era mirar hacia atrás y analizar cosas que ocurrieron»
¿Las exposiciones que has realizado han sido en colaboración con instituciones?
Algunas veces sí y otras no. Hay algunos artistas, como yo, que encuentran otras formas alternativas al ámbito mercantil para exponer y presentar el arte. Otra es ponerte en contacto con instituciones o presentarte a convocatorias y que te den dinero para financiar la exposición.
¿Cómo fueron tus inicios?
En los inicios de mi carrera, cuando exponía en la sala de cultura, tú te pagabas la obra; la producías, la montabas y a veces hasta tenías que cuidar la sala. Incluso, el concejal o la concejala hacía política con mi trabajo.
A cambio te proponían hacer un catálogo, a lo que yo me negaba. Si hago una obra, tengo que vivir de esa obra. Si no pagas la producción, al menos alquílala. Hay muchos artistas que no tienen esta conciencia muy clara y con tal de tener una exposición son arrastrados.
«El VIH ha sido una de las violencias más terribles para la comunidad LGTBI»
¿Por qué decidiste hacer la exposición sobre el VIH?
Pertenezco a la comunidad LGTBI, soy gay o ‘queer’ como prefieras llamarlo. En los años ochenta, cuando apareció la pandemia, me di cuenta de que era algo que afectaba a mi comunidad. Me preguntaba mucho cómo hubiese sido el mundo si esas personas no hubiesen muerto, o qué habrían aportado.
No soy una persona seropositiva, pero mi contexto, mis parejas, mis amigos lo han sufrido. Muy pronto empecé a participar de voluntario en asociaciones. Me encontraba vinculado a ello; ya no solo en cuestiones artísticas, sino también en publicaciones de trabajos de investigación que he realizado.
El VIH y el sida ha sido una de las violencias más terribles que ha sufrido la comunidad LGTBI. Es verdad que ha habido épocas en que la homosexualidad se ha castigado con pena de muerte, pero esta pandemia fue muy dura de soportar.
¿Por eso presentaste la obra con el nombre ’Yo lo vi’?
Sí, exacto. ’Yo lo vi’ es la última exposición que se encuentra en el Centre del Carme Cultura Contemporánea en Valencia y está comisariada por Isabel Tejeda. Siempre me he preguntado mucho cuál era mi papel en todo esto y, sin duda, era contarlo. En parte, la historia del sida está muy relacionada con la historia de la invisibilidad y el miedo.
Muchas personas no cuentan las cosas por miedo al rechazo, incluso hoy en día. Yo, al no tenerlo biológicamente, me da esa libertad de hablar. Me utilizo un poco como una vía de transmisión en donde hago relatos o hablo con la gente. Ese es el material que yo utilizo.
«Me preguntaba cómo hubiese sido el mundo si esas personas no hubiesen muerto»
¿Cómo ha sido la metodología para llevar a cabo esta exposición?
Hay diversas formas. En 2018 y 2019 trabajé con Alba Braza en un proyecto de investigación que se llamaba ’Efecto de una fuerza aplicada bruscamente’. Ahí generamos un archivo oral de contactos que habían padecido el VIH, generalmente hombres homosexuales.
En la exposición hay una pieza que se llama ’Libros’, que es una consecuencia de toda esa investigación. Hay otras piezas que se basan en la política de la escucha y están realizadas a través de esas narraciones.
¿Cuál es el objetivo de la exposición?
A mí lo que me interesaba era mirar hacia atrás y analizar ciertas cosas que ocurrieron. Me encontré con un archivo del trauma, del clamor, y lo he materializado con mi exposición.
Está presente cómo se construye el estigma y cómo podían relacionarse con los supervivientes; personas seropositivas que llevan infectadas veinticinco o treinta años. Cómo esos cuerpos están vivos y felices, pero erosionados por la medicación.