Hay quien se empeña en verlo así y hay quien no le ve la similitud, pero lo cierto es que el Benidorm Fest nació con la etiqueta de heredero del ya extinto Festival de la Canción de Benidorm y que, como aquel en sus mejores años, ha sido todo un éxito desde el punto de vista promocional y turístico para la ciudad que lo acoge. Musicalmente, al menos en lo que a las carreras a largo plazo de sus protagonistas se refiere, todo está por ver.
Superada la complicadísima primera edición pandémica y confirmado el tirón del certamen entre el colectivo ‘eurofan’, el Benidorm Fest llega en 2024 a su cuarta edición con una nueva hornada de aspirantes, 16 en total, dispuestos no sólo a llevarse el micrófono de bronce sino, sobre todo, lanzarse al estrellato siendo el próximo representante de España en Eurovisión.
En la variedad está el gusto
Al contrario de lo que ha podido suceder con otros muchos ‘talent shows’ de la televisión nacional en los últimos años, todos ellos tratando de emular el éxito del ‘Operación Triunfo’ iniciático, el Benidorm Fest sí parece haber conseguido abrazar la aceptación de un amplísimo público gracias, precisamente, a la variedad de sus propuestas musicales.
Lejos de anclarse únicamente en los ritmos más comerciales del momento -lo tendrían difícil los ‘artistas’ de lo urbano habida cuenta de la prohibición del uso del autotune en Eurovisión-, por el escenario del Palau d’Esports l’Illa de Benidorm han pasado desde los ritmos más bailables hasta las baladas más pegajosas pasando, incluso, por ritmos regionales.
Del ‘chanelazo’ al ‘blancazo’
Eso ha provocado que en las dos ocasiones en las que, por el momento, la representante española (han sido dos mujeres) en Eurovisión ha emergido de las votaciones de jurado y público del Benidorm Fest, la cosa haya sido muy distinta absolutamente en todos los sentidos.
De la explosividad, en el sentido más amplio de la palabra, de Chanel en 2022 se pasó al flamenco, modernizado eso sí, de Blanca Paloma en 2023 y el resultado, al menos más allá de los Pirineos, no pudo ser más distinto, pasando del ya famoso ‘chanelazo’ que volvió a despertar el perdido interés de España por Eurovisión al ‘blancazo’ de la última edición.
Dosis de ‘eurodrama’
Y como cualquier iniciativa relacionada con el vetusto concurso continental que se precie, todas las ediciones del Benidorm Fest, incluida la todavía no celebrada de 2024, ha tenido su necesaria dosis de ‘eurodrama’. Bien sea por la polémica con el sistema de votaciones, el uso de lenguas cooficiales o, sencillamente, los encendidísimos debates entre los defensores de unos y otros aspirantes, la polémica siempre acecha a la vuelta de la esquina.
La tercera cita del festival de la capital turística de la Comunitat Valenciana, decíamos, ya ha tenido su prólogo en ese sentido. Sucedió en diciembre, cuando un error (no explicado todavía por RTVE) provocó que los temas que se defenderán en las semifinales fueran publicados, durante algunos minutos, en la web oficial del evento antes de que fueran presentados oficialmente, con la consiguiente filtración de buena parte de ellos.
Turismo y exposición
El Benidorm Fest es para sus organizadores, ante todo, un concurso musical y en ello se centran poniendo posteriormente en manos del jurado profesional y del público la decisión de elegir al que, a su criterio, haya sido merecedor del gran premio.
Pero el Benidorm Fest es, a la vez y para la ciudad de Benidorm, ante todo, un excelente producto de exposición y turismo. Primero, porque proyecta la imagen de la ciudad a toda España durante casi una semana de eventos, que van más allá de las dos semifinales y la final que se emiten por TVE, y porque es desde Benidorm desde donde se lanzan los votos españoles a Eurovisión.
Segundo, porque los datos han demostrado ya que, junto a un evento muy distinto como es la copa del mundo de ciclocross que tiene lugar apenas una semana antes, ha conseguido rellenar ese terrible hueco que para el turismo suponían los meses de enero y febrero, los de más baja ocupación histórica.
16 aspirantes
Ahora, todo está listo para la edición de 2024. De nuevo, serán dieciséis los solistas o grupos que se suban al escenario del Palau d’Esports l’Illa de Benidorm (inutilizado durante dos semanas para la disputa de cualquier actividad deportiva) buscando, en primer lugar, un hueco entre los ocho mejores en alguna de las dos semifinales y luego, claro, alzar ese micrófono de bronce que actúa como pasaporte para acudir, ya en el mes de mayo (con la final programada para el día 11) a Malmö (Suecia) en busca de la gloria eurovisiva.