Los incendios forestales son una de las principales perturbaciones ecológicas de diversos ecosistemas terrestres como los bosques boreales, los bosques templados, los matorrales mediterráneos, las sabanas tropicales y las praderas. En estos ecosistemas, una parte importante de los subproductos generados por los incendios forestales –cenizas, humo y sedimentos– llegan al océano por vía terrestre a través de la escorrentía y de los ríos, y, por vía atmosférica, por medio de aerosoles.
Con el calentamiento global, las tendencias previsibles apuntan a un aumento de la actividad de incendios, lo que se traducirá en una mayor deposición en los ecosistemas marinos de materiales relacionados con los incendios forestales. Sin embargo, la comprensión del impacto de estas perturbaciones en estos ecosistemas, tanto en la calidad del agua como en la biota marina, es todavía anecdótica y requiere de un mayor análisis.
“Es esperable que los incendios forestales tengan un impacto significativo en la ecología de los océanos. Los subproductos de los incendios forestales aumentarán probablemente el transporte de nutrientes de la tierra al mar, alterarán la química marina y el ciclo del carbono y los nutrientes, así como la productividad del fitoplancton, y tendrán efectos en la biota oceánica”, explica Juli G. Pausas, investigador del CSIC en el CIDE y líder de este trabajo.
Ejemplos destacados de estos efectos se encuentran en Indonesia, donde los extensos incendios forestales de 1997 provocaron mareas rojas por todo el archipiélago durante dos meses y dieron lugar a una mortalidad significativa del fitoplancton, el zooplancton y los organismos bentónicos del fondo del mar, así como de los corales en un tramo de 400 kilómetros en las islas Mentawai. O durante los incendios australianos de 2019 y 2020, cuando los aerosoles liberados iniciaron una prolongada floración de fitoplancton en el Océano Pacífico Sur, que duró 4 meses y generó una gran fijación de carbono.
Según el estudio, cuantificar los efectos directos sobre peces, corales y plancton permitiría comprender mejor la dinámica de los ecosistemas marinos tras los incendios, y ampliar así el espectro de análisis. El trabajo también sugiere profundizar en las respuestas funcionales y adaptativas de las distintas especies que ocupan estos hábitats para comprender mejor los mecanismos que mantienen la biodiversidad en los ecosistemas marinos propensos al fuego.
Los océanos: sumideros de las emisiones de los incendios forestales
Aproximadamente el 6% del carbono secuestrado en los sedimentos marinos es de origen pirogénico, es decir, procedente de los compuestos carbonizados generados durante los incendios que fluyen desde el suelo a través de los ríos hasta alcanzar los océanos. “La deposición y acumulación de estos compuestos tienen implicaciones significativas para el ciclo del carbono y funcionan como un sumidero geológico de carbono durante largos periodos de tiempo”, asegura Pausas.
La cuantificación del papel que desempeñan los microbios marinos y el fitoplancton en la captura de las emisiones de carbono procedentes de los incendios forestales es también un campo de investigación crucial, aunque poco explorado. Profundizar en esta área no sólo mejoraría la comprensión de los ciclos biogeoquímicos globales, sino que ayudaría a afinar el balance global de carbono. “Es esencial integrar este aspecto en los modelos globales del carbono y, al mismo tiempo, mejorar nuestra capacidad para cuantificar la transferencia de carbono al océano a través de la escorrentía y la sedimentación”, explica Rodrigo Riera, investigador de BIOCON del Instituto ECOAQUA de la Universidad de las Palmas de Gran Canaria. Por todo ello, “debemos abordar la ecología del fuego en el medio marino para comprender en profundidad el impacto de los incendios forestales en nuestro planeta. Esto enriquecería nuestro conocimiento de los sistemas interconectados que constituyen la Tierra”, concluye Pausas.
El estudio aparece publicado en la revista Trends in Ecology & Evolution por personal investigador del Centro de Investigaciones sobre Desertificación (CIDE), centro mixto del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), la Universitat de València (UV) y la Generalitat Valenciana, en colaboración con el Grupo de Investigación Biodiversidad y Conservación (BIOCON) del Instituto ECOAQUA (Universidad de Las Palmas de Gran Canaria).