Construido en el siglo XIII sobre un antiguo edificio musulmán, el Palacio de los Condes -Palau Comtal- de Cocentaina es una de las joyas arquitectónicas del gótico y renacimiento valenciano. Hoy museo, su gran impulsor fue Roger de Lauria, militar y marino calabrés, además de almirante de la Corona de Aragón y de Sicilia y primer señor feudal de la villa de Cocentaina.
Un siglo más tarde, el municipio pasó a ser condado y propiedad de la familia Corella, concretamente de Jimeno Pérez de Corella, quien llevó a cabo una serie de reformas para transformar el castillo en un palacio, incluyendo la decoración de las salas interiores con estilos barrocos y renacentista.
El aspecto actual, de planta rectangular, responde al resultado de nuevas construcciones, agregando en el s.XVII un monasterio de monjas Clarisas. Del mismo modo, su privilegiada ubicación no se realizó al azar, al situarse junto al barranco del Sord para controlar las vías de acceso a la población.
Sala Dorada
Entre los principales atractivos del palacio se encuentra la Sala Dorada, una auténtica maravilla pictórica erigida entre 1613 y 1623, obra de los pintores Jerónimo Rodríguez de Espinosa (padre e hijo, ambos llamados igual).
La sala exalta el linaje de la Casa Corella mediante la narración de gestas en las que la familia tuvo un papel determinante, tanto para la formación del Reino de Navarra como para la expansión de la Corona de Aragón (entre ellas, la conquista de València, el 9 de octubre de 1238 por parte del rey Jaime I, acompañado por Rodríguez Ruiz de Corella).
Ubicada en la primera planta de la Torre del Homenaje, la sala consta asimismo de una bóveda de crucería que tiempo después sería decorada y que, a día de hoy, está considerada el conjunto de pintura mural genealógica más relevante de la Comunitat Valenciana.
La Sala Dorada alberga la pintura mural genealógica más relevante de la Comunitat Valenciana
El retablo de Santa Bárbara
Después de la adecuación de la llamada Sala de Embajadores como museo -en noviembre de 2002-, Cocentaina dispone de un espacio único donde se combina la arquitectura ornamental con el arte, a través de diferentes obras expuestas según su trascendencia, temática y dimensiones.
El retablo de Santa Bárbara sobresale por ser uno de los testigos mejor conservados de la pintura ítalo-gótica de la Baja Edad Media. Es una obra al temple que representa por medio de doce escenas la conversión, el martirio y la muerte de la santa: su autoría es desconocida, aunque sí se sabe que su donante, Sibila de Fortià, fue reina de Aragón y señora de Cocentaina.
La tercera dependencia de la Sala de Embajadores está presidida por el retablo de San Antonio Abad, atribuido a uno de los pintores más destacados del renacimiento valenciano del siglo XVI, Nicolau Borràs, de Cocentaina.
La Biblia Sacra
En aposentos anexos se expone un magnífico códice manuscrito de la Biblia, datado entre los siglos XIII y XIV y conocido como Vulgata. Sus páginas albergan bellas ilustraciones y escenas con motivos zoomórficos, vegetales y geométricos.
Escrito sobre un soporte de vitela, se compone de treinta y cinco cuadernos de entre diez y catorce folios realizados con tintas, pigmentos y pan de oro.
Esta Biblia Sacra fue entregada a la villa de Cocentaina en 1405 por Jaume Gil Bachiller, cura de la parroquia de Santa María, quien la había adquirido en Narbona estando al servicio de Benedicto XIII, el Papa Luna.
Cuenta la tradición que en su capilla, dedicada a San Antonio Abad, se produjo el milagro de la Virgen
Capilla de San Antonio
Dentro del Palacio de los Condes de Cocentaina resalta, por su importancia artística y arquitectónica, la capilla de San Antonio Abad, donde dicen se produjo el milagro de la Virgen el 19 de abril de 1520.
Ese día -mantiene la tradición- el icono bizantino de la Virgen Inmaculada, que presidía la capilla, lloró lágrimas de sangre mientras el sacerdote Mossèn Onofre celebraba la eucaristía y en tiempos de una peste que asolaba la comarca. Desde entonces la virgen es la patrona del municipio.
La capilla es una estancia decorada íntegramente por los Corella, como recuerdan sus armas, situadas en las tres claves de la bóveda de crucería. Su sistema de cubrición es todavía gótico, mientras la decoración es ya plenamente renacentista.
Homenaje a Vicente Agulló
El ayuntamiento de la localidad rinde homenaje, en la llamada Sala de les Finestres, a Vicente Agulló, escultor del siglo XX que, a diferencia de otros artistas de su época, quiso desarrollar una parte relevante de su producción en su Cocentaina natal.
La recomendable exposición consta de un total de casi cincuenta obras, que representan todos los estilos, materiales y técnicas que Agulló empleó durante la ejecución de las distintas figuras y formas.