Entrevista > Luisma Roselló / Oficial de la Policía Local de Benidorm
El oficial de la Policía Local de Benidorm, Luisma Roselló, se convirtió en la tarde del pasado viernes 5 de enero en uno de los grandes protagonistas de la cabalgata de Reyes Magos de la capital turística. El agente, que se encontraba fuera de servicio presenciando la llegada de Melchor, Gaspar y Baltasar con su familia, fue el ángel de la guarda de un pequeño de apenas dos años que se había atragantado con un caramelo y que, por lo tanto, no podía respirar.
En una rápida actuación, Roselló tuvo que arrebatarle al menor de los brazos de su padre para realizarle la maniobra de Heimlich y, de esta manera, salvarle la vida al niño.
Vaya regalo de Reyes.
La verdad es que este año he recibido el mejor regalo de mi vida. No podía recibir otro mejor que el que tuve ese viernes.
«Este año he recibido el mejor regalo de mi vida»
¿Cómo sucedió todo?
Estábamos en la calle Ruzafa, a la altura de la calle Rioja. Yo me desplacé unos metros para realizar un vídeo de las ocas, unos animales que me causan curiosidad. En ese momento escuché a mi derecha unos gritos de gente. Vi que la gente se apartaba y a un señor con un niño muy pequeño en brazos, intentando sacarle con el dedo algo de la boca, y rápidamente, sin pensarlo, me fui hacia él.
¿Fue consciente desde el primer momento de lo que estaba pasando?
Sí, porque el niño estaba ya cianótico, estaba muy amoratado, bastante grave. Cuando lo vi y me acerqué a él, ya tenía una situación bastante complicada. La verdad es que fue bastante tenso porque, claro, todo el mundo gritaba, todo el mundo pedía un médico o una ambulancia.
Tenía dos frentes abiertos. Uno, evidentemente, era sacarle al niño el caramelo de la boca, y el otro era que el padre me dejara al niño, ya que hasta en dos ocasiones le tuve que pedir que no le metiera el dedo en la boca. Lo hacía con buena intención, pero es algo que nunca se debe hacer en caso de un ahogamiento. La maniobra de Heimlich nunca prevé meter el dedo, y menos a un bebé, porque lo que hacemos es empujar el objeto que obstruye la respiración.
Usted estaba viendo la cabalgata con su familia y, ante esa situación, no tuvo más remedio que actuar.
Lo hice por instinto. Cuando vi al niño, me dirigí inmediatamente al padre: una, para que quitara el dedo, y poder auxiliar al niño. Sabía que, si no intentábamos hacerle la maniobra de Heimlich, no íbamos a poderlo recuperar.
«Vi a un señor con un niño muy pequeño en brazos intentando sacarle algo de la boca, y rápidamente, sin pensarlo, me fui hacia él»
¿Cómo pudo mantener la calma?
La verdad es que estaba tranquilo, pero, a la vez, tenía tensión por los gritos, la música, el jolgorio. Quiero, además, pedirle perdón al padre del niño porque, al final, prácticamente tuve que arrancarle al niño de los brazos. Él no me escuchaba, entonces no le podía decir ni que era policía ni nada. Quería intentar salvar al niño, lo que felizmente pude conseguir.
¿Eran turistas?
Sí, los padres eran unas personas extranjeras. En cuanto el niño expulsó el caramelo, les dije que se fueran directamente al hospital.
¿Ha podido hablar con ellos después de este episodio?
Tanto mi esposa como yo fuimos a todos los hospitales de Benidorm. Evidentemente, me hubiese gustado localizarlos para darle un beso y un abrazo al niño, pero, sobre todo, para pedirle perdón al padre, porque fue una situación de tensión. Parecía como que estábamos medio forcejeando.
El caso es que se ha convertido usted en el gran héroe de este inicio de año.
Me alegro por el colectivo de la Policía Local y por Benidorm, que es a quienes me debo. La verdad es que en ese momento uno no está pensando en que vaya a pasar nada de todo lo que ocurrió después. De hecho, yo continúe viendo la cabalgata. Luego, nos fuimos al Anfiteatro Julio Iglesias con mis hijos y con mi familia a ver cómo entraban los Reyes Magos.
Cuando llegué a casa fue cuando ya vi que me empezó a llamar la gente. Ahí fue cuando me di cuenta de que algo había pasado. Al día siguiente empezaron a llamarme los medios de comunicación y me sentí un poco satisfecho. Es entonces cuando te da el ‘bajón’ y dices “¡Madre de Dios, lo que ha pasado!”.
«Fue una situación bastante tensa porque, claro, todo el mundo gritaba»
¿Cuántas veces ha contado ya esta historia?
No soy consciente de las veces que lo he podido hacer; lo he hecho todas las que he podido. La verdad es que ha tenido una gran repercusión. Me han llamado de Galicia, de Asturias, de Andalucía, de casi todos los sitios de España; y la verdad es que me he quedado un poco sorprendido, pero a su vez contento y orgulloso, porque siempre va el nombre de la Policía Local y de Benidorm.
¿Qué le han dicho sus compañeros?
Han estado todos ahí. La verdad es que esto es parte de todos ellos. Me tocó a mí, pero estoy seguro de que cualquier compañero que hubiese estado ahí, hubiera hecho lo mismo que yo. Es un premio para todos.