Entrevista> Antonio Galvañ / Secretario autonómico de Empleo y director general de Labora (Elche, 26-agosto-1962)
Transcripción: David Rubio | Fotografías: Salva González
Desde el pasado mes de julio Antonio Galvañ Díez es el nuevo secretario autonómico de Empleo en la Comunitat Valenciana y el director general de LABORA. Este ilicitano cuenta con una amplia trayectoria profesional entre la que destaca un precedente muy cercano a sus actuales funciones, dado que entre 1995 y 2005 ya fue director de la entonces llamada Fundación Servicio Valenciano de Empleo.
Además, Galvañ ha trabajado en puestos de responsabilidad de varias empresas de nuestra zona, así como fue director de la Institución Ferial de Alicante (IFA). Nos concede esta entrevista para conversar sobre su larga experiencia laboral y la situación actual del empleo en nuestra Comunitat.
Antes de entrar en temas educativos y profesionales, ¿cómo te definirías como persona?
Me gustaría que la gente pensara de mí que soy una buena persona. Creo que soy honesto, fiel e intento ser un buen profesional siendo bastante exigente conmigo mismo. Me gusta sobre todo la palabra ‘honestidad’.
Eres licenciado en Derecho por la Universidad de Alicante (UA), ¿para qué te ha servido en las diferentes facetas que has desarrollado?
La carrera de Derecho te estructura mentalmente. Siempre digo que no hay que irse tanto a los contenidos, sino procurar tener una cabeza bien ordenada. Y el pensamiento jurídico es un pensamiento lógico.
Al principio de mi trayectoria tuve la oportunidad de ejercer realizando una pasantía y recuerdo que me dijeron: “Antonio, el Derecho es el mundo de los hechos. Hay veces que nos vamos directamente a las normas, pero lo primero es analizar los hechos y sobre esa base pensar la norma aplicable”. Por eso desde entonces siempre procuro tener una mente bastante jurídica en el sentido de analizar las cosas.
Mi padre también estudió Derecho, pero se dedicó a la gestión empresarial. Además el despacho de abogados en el que entré poco después se trasladó desde Alicante a Valencia. Así que llegado a ese momento me encontré en una situación en la que debía reenfocarme. Quise entrar en el mundo empresarial, recibí ofertas de dos empresas y me decidí por una de ellas. Desde entonces siempre he estado volcado en el ámbito de la gestión, primero privada y luego en el ámbito público.
«Derecho es una carrera que te estructura mucho la mente»
Durante esa etapa en la UA hiciste un curso superior de Criminología. Esto me llama la atención…
Por aquel entonces era una cosa muy novedosa. Yo soy de la primera promoción de este curso que se montó en la UA recién venido de la Universidad Complutense de Madrid. Estaba estudiando aún Derecho y me pareció interesante. A mí me gustaba el derecho penal y quería tener la visión tanto de la víctima como del delincuente. Además me habría alguna posibilidad profesional más.
Recuerdo que tuve de compañeros a prácticamente todo el cuerpo de comisarios de la provincia de Alicante.
Aparte de tu trayectoria en el sector privado, una parte importante de tu vida profesional ha estado vinculada a cargos políticos. ¿De dónde te viene ese interés por la política?
Estaba trabajando en una multinacional de seguros y de repente me llamaron del Colegio de Abogados, porque, aunque ya no ejercía, seguía estando colegiado. Resulta que había una consultora alicantina muy importante de recursos humanos que estaban buscando abogados con perfiles de gestión, y me preguntaron si me podía interesar. Al hablar con ellos me comentaron que había un puesto de director territorial de la Fundación Servicio Valenciano de Empleo.
Aquello fue un experimento que funcionó muy bien y un ejemplo de diálogo social. Los sindicatos más representativos, CCOO y UGT, más la patronal decidieron intervenir en políticas de empleo creando un servicio, tutelado y financiado por la Generalitat Valenciana, dedicado a la gestión de la intermediación. Fue José Luis Montes Tallón, entonces presidente de la patronal alicantina, quien habló conmigo para confiarme esta responsabilidad. Así fue como empecé a tener vinculación con el mundo de la organización empresarial y el de la política.
«La Fundación Servicio Valenciano de Empleo fue un experimento que funcionó muy bien»
Al final estuviste durante casi una década en la Fundación Servicio Valenciano de Empleo, primero como director territorial de Alicante y luego como director general… ¿Por qué el empleo? ¿Tenías alguna vinculación previa al respecto?
Porque a mí los retos profesionales siempre me han gustado. Mi experiencia en la compañía de seguros fue intensísima y muy enriquecedora. Pasaba unas 120 noches al año durmiendo en hoteles, siempre estaba viajando.
Me encontraba en un departamento de control interno de una compañía, ahora llamada Helvetia, que había comprado varias compañías de seguros y las estaban transformando. Porque ya te digo que una aseguradora de los años 80 no tiene nada que ver con una de ahora.
Lo cierto es que allí solo tenía ya una posibilidad de ascenso. Era subapoderado para la Comunidad Valenciana, Murcia y Castilla la Mancha, y la única promoción posible era ir a Madrid. Esto no entraba en mis planes dado que mis hijos y demás familia estaban en la provincia de Alicante. Además que aquí se vive muy bien. Por mucho que me pagarán más… no me convencía.
¿Cómo arrancasteis aquella Fundación?
Creamos totalmente desde cero un servicio valenciano de empleo. Por eso te decía que me parecía un reto muy interesante.
En realidad empezamos solo cuatro personas. En aquel momento la administración valenciana era mucho más pequeña, en un edificio de maternidad cabían hasta tres consellerias. Ahí nos juntamos y nos pusimos a pensar como queríamos que aquello funcionara. Fueron diez años muy bonitos.
«Siempre intento que el sector público sea tan veloz y flexible como el privado»
En aquellos tiempos comenzaste con la intermediación, es decir tener en cuenta lo que necesitan unos y otros para que lleguen a un acuerdo. Algo con mucha proyección de futuro.
Sí, fue toda una gran experiencia que ahora han valorado mucho a la hora de ofrecerme reincorporarme a LABORA. La verdad es que aquello funcionó muy bien. Creo que tengo un conocimiento de cómo funcionan las empresas porque las he gestionado, y he estado en contacto con el mundo empresarial. Y además la relación de la Fundación con el mundo sindical fue muy buena.
El empleo es un tema que siempre me ha gustado mucho, es algo vocacional. Por todo esto han considerado que yo ya contaba con un bagaje suficiente como para estructurar, proyectar y diseñar cosas.
Además tuviste una larga etapa, de más de 11 años, en la que ocupaste el cargo de director general de la IFA. ¿Cómo te surgió aquello?
Fue una etapa muy bonita, y al mismo tiempo muy compleja al final. Tengo un perfil bastante anglosajón porque he estado unos diez años en cada sitio, lo cual es algo muy normal de ver en los currículos de cualquier profesional americano aunque en España es menos habitual.
La Fundación se creó al principio montando una pequeña estructura en la provincia de Alicante para gestionar las políticas activas de empleo. Años después el Ministerio decidió transferir las estructuras, es decir separar el INEM en dos partes -que luego se llamaron SEPE y SERVEF- y transferir una de ellas a la Comunidad Valenciana. Nosotros nos acabamos integrando dentro del SERVEF.
Así que cumplida esta etapa, me llamaron por teléfono para proponerme esto. En aquel momento la Confederación Empresarial estaba muy involucrada en el patronato de la Feria y tenían intención de revitalizarla. Consiguieron ilusionarme con el proyecto, y me garantizaron que había voluntad política para financiar el tema como así fue.
«Si la Administración se atasca en la maraña burocrática pierde su sentido»
¿Cómo se diseñó esta nueva institución?
Siempre he intentado ser muy ejecutivo en este tipo de proyectos, que la velocidad y la flexibilidad sea más tipo del sector privado que de lo público. Y en realidad la empresa privada es muy rigurosa, porque tiene que hacer sus estudios de mercado y planes de negocios para que las inversiones sean lógicas, pero no padece la burocracia de la Administración. La espada de Damocles está ahí, y no pueden permitirse hacer las cosas mal.
Así que empezamos con el proyecto de diseñar un concepto nuevo de feria moderna y avanzada, y muy involucrada a lo que nos ofrecían Alicante y Elche. Esta provincia tiene una potencialidad enorme en ciertos mercados, porque está muy internacionalizada y cuenta con un clima privilegiado. Nosotros hicimos un trabajo muy serio para diseñar una estrategia, estudiar el mercado y buscar a los socios.
¿Qué recuerdos tienes del final?
En 2008 ocurrió lo de Lehman Brothers que nos llevó a una crisis financiera brutal. Entonces todo se complicó mucho. Fue una experiencia muy intensa. En mi etapa de la aseguradora había tocado temas complejos, pero aquí nos encontramos con un problemón… igual que les pasó a Zapatero, Rajoy, Montoro, etc.
La verdad es que me fui satisfecho porque se pudieron hacer muchas cosas con mucho sentido, y salvamos bastante. Se consiguió que la Feria siguiera siendo un activo para la provincia, y hoy lo sigue siendo.
«Mi experiencia profesional es entender cómo están las cosas y ayudar a solucionarlas»
También has dedicado seis años al colectivo asociativo en la Confederación de Organizaciones Empresariales de la Comunidad Valenciana (CIERVAL) y la Confederación Empresarial de la Provincia de Alicante (COEPA). ¿Qué te aporta esto para tu actual cargo?
Muchísimo. El conocimiento de lo qué es una empresa, cómo se mueven y de sus necesidades. Al estar en estas organizaciones he podido conocer las inquietudes de muchos sectores como el calzado, el metal, el juguete, etc. Algunos eran desconocidos para mí, como el de la cerámica de Castellón, dado que había estado vinculado sobre todo a la provincia de Alicante. Todo esto te da la experiencia y la visión de que las empresas tienden a ser totalmente prácticas.
El mundo empresarial siempre busca más obtener resultados que la política…
Sí. Por eso yo soy una persona muy orientada a tener resultados. De hecho el mundo de la gestión me ha enseñado que muchas veces la mejor elección que puedes hacer es el mal menor, porque las soluciones perfectas no existen. Así que intento implementar esto también en la gestión política, a fin de cuentas estamos usando recursos de otros para prestar servicios. No nos podemos atascar en la maraña burocrática, porque si no perdemos el sentido de la propia Administración. Si no eres capaz de prestar servicios, ¿para qué existimos?
Esto no significa que no tengamos que ser rigurosos en el control de lo público, pero hay un empeño de este Consell que es la simplificación administrativa. Si no vamos a la velocidad que nos demandan los ciudadanos… no estamos cumpliendo.
Hay metodologías para ello que se aplican en la privada como automatizar, robotizar o simplificar procesos. Por ejemplo, ahora estamos elaborando un plan de igualdad y no nos podemos permitir tardar seis meses en registrarlo. Debemos recordar que nuestra finalidad no es el control, sino la prestación del servicio.
«Tenemos que organizarnos mejor para reivindicar más inversiones al Estado»
¿Cómo ves actualmente el nivel asociativo empresarial en nuestra Comunitat?
Creo que deberíamos perfeccionarlo dado que el asociacionismo es una cuestión fundamental. Cultural o socialmente tendemos al individualismo, pero nos encontramos en entornos en los que sin colaboración no tenemos tamaño, peso ni influencia.
Además en la Comunidad Valenciana hay una cosa que probablemente tendremos que resolver, que es vertebrarnos bien. El president Carlos Mazón siempre dice que hay que alicantinizar la Comunidad, y yo estoy plenamente de acuerdo con él. Es algo que debemos llevar al terreno de casi todo, Alicante es importante y ha de tener un peso muy significado en muchos aspectos, sin por eso desmerecer al resto.
Nos queda camino por recorrer en numerosos aspectos, como por ejemplo en la propia descentralización teniendo presencia en más sitios del territorio. Ya sabemos que todo lo que se invierte en Alicante es tremendamente productivo, y no puede ser que estemos a la cola del Estado.
¿De qué forma podemos arreglar esta enorme ausencia de inversiones estatales?
Yo me hago una pregunta… ¿esto es un fallo de Madrid o ocurre porque no somos capaces de organizarnos? No estamos reivindicando bien porque no estamos bien cohesionados ni hemos creado herramientas eficaces para ello. Aquí la responsabilidad es compartida, porque si tú no se lo recuerdas al Gobierno… ellos tienden a olvidarse.
«Hemos juntado Educación, Universidades y Empleo en una sola conselleria porque son nuestras etapas vitales»
También has sido vocal del Consejo Social de la UMH y director de la Cátedra Institucional del Calzado ‘San Crispín’. ¿Conseguirán entender las universidades y empresas que no puede ir cada uno por su carril, sino que deben convivir y fijarse en las necesidades del otro?
Ahora hemos ido a la mayor creando la Conselleria de Educación, Universidades y Empleo. El conseller siempre dice que somos la conselleria del futuro de la Comunidad, y es cierto. Es algo permanente que está vinculado a cualquier persona, dado que todos empezamos formándonos, y lo importante es que esto te sirva para tener unas condiciones de empleabilidad que mejoren la competitividad de nuestras empresas.
Para esto es fundamental tanto las universidades como la Formación Profesional. Todo tiene que tener el sello de empleabilidad y la FP cuenta con una muy buena inserción. Por supuesto también debe haber investigación universitaria, pero al final todo esto debe ir hacia los sectores productivos dado que aquí es donde tendremos los recursos para pagar el estado de bienestar.
Así que estamos dedicados a mejorar la Educación desde el primer momento de la misma. Para mí el futuro es la formación permanente, de manera que nos sirvan tanto para alcanzar un trabajo como para mantenerlo.
Muchas veces salen licenciados de las universidades con una formación totalmente ajena a la realidad de las empresas, y al mismo tiempo muchas empresas tienen necesidades que las universidades no forman. ¿Se conseguirá alguna vez aunar objetivos?
Hay que hacer todo el esfuerzo para ello. Desde luego debemos tener éxito en este objetivo porque nos estamos jugando el futuro de la Comunidad y de España. Aquí quien no corre, vuela. Vivimos en un mundo global, y no puede ser que estemos descendiendo en los rankings de liderazgo.
Una de las cuestiones que he propuesto es que realicemos un mapa muy exacto de las necesidades de las empresas. Y cuando se detecte una necesidad, la Administración debe ser tremendamente ágil en responder. En este sentido hacen falta orientadores, tanto educativos como profesionales, en las escuelas desde el principio.
«Hacen falta orientadores profesionales desde el principio de la etapa educativa»
Cambiando de tema, me llama la atención también ese paréntesis de casi seis años en el que dirigiste una empresa de cultivos marinos de Guardamar, dedicada a la cría y engorde de doradas y lubinas. ¿Cómo te llegó esta oportunidad? Fue un cambio total, ¿no?
No exactamente. En realidad esta oportunidad me llegó porque la empresa padecía problemas y desde la propiedad me pidieron que les ayudara a encontrar una solución. A fin de cuentas mi experiencia profesional es entender cómo están las cosas y ayudar a solucionarlas.
La provincia de Alicante tiene actualmente un potencial muy importante de desarrollo de este tipo de actividades acuícolas, de hecho está prácticamente todo concentrado entre aquí, Murcia y Galicia. Sin embargo casi todo este sector ya no es español sino que lo llevan fondos de inversión de Estados Unidos, Abu Dhabi, Canadá, etc. Esto es algo que nos debería hacer reflexionar.
A veces no sabemos hacer crecer las empresas, y cuando llega una multinacional se lo lleva. Hay mucho capital extranjero que ha apostado por invertir aquí, y ésta es una actividad de futuro.
Hablando ya de Labora, se ha contratado a 54 técnicos hasta 2027 para mediar entre las necesidades de las empresas y las personas inscritas en desempleo. ¿Qué esperas de esta iniciativa bastante innovadora?
Estos son los prospectores. Le queremos dar muchísima importancia a la labor de prospección, que es uno de nuestros grandes servicios junto a los orientadores, los formadores y la intermediación. Ese contacto muy directo con las empresas es para conocer cuáles son sus necesidades concretas de perfiles, y así después obligarnos a nosotros mismos para ser tremendamente ágiles para responderlas.
La Comunidad Valenciana tiene muchísima riqueza y diversidad. Necesitamos estar muy en contacto con el territorio y esta es una de las herramientas, como los pactos territoriales por el empleo.
«Los 54 técnicos contratados en Labora son para realizar labores de prospección»
De hecho antes las empresas íbamos al INEM cuando necesitábamos personal, pero eso con el tiempo se ha ido perdiendo. ¿Qué crees que ha fallado?
La burocracia y la rigidez de la Administración hacen que no seamos todo lo ágiles que deberíamos ser, cuando las necesidades de las empresas se tienen que resolver en quince días o un mes. Además en el campo de la orientación debemos ser más realistas y decir a la gente desde el principio qué es lo que les garantiza una inserción laboral y condición de empleabilidad.
Por ejemplo ahora vamos a realizar un esfuerzo bastante intenso de formación en competencias blandas. Una empresa requiere de tus conocimientos técnicos, pero también de cuestiones como tener empatía, ser colaborativo, contar con una cierta capacidad innovadora… Todas estas cosas son necesarias para tener más éxito del que tenemos.
Para acabar quería preguntarte por algo personal que es esa pasión por el ciclismo…
Es una afición muy bonita, y además es un deporte que se puede practicar aunque seas muy mayor. Es muy gratificante porque el aspecto cicloturista te permite conocer muchas cosas y socializar.
Pero además nuestro espacio, en esta Comunidad, tiene un potencial enorme para desarrollar esta actividad y que sea una importante fuente de ingresos. Posiblemente no hay otra zona en Europa con el clima y el entorno tan atractivo que aquí se tiene. Mallorca lo ha sabido hacer bien y hay alguna empresa que factura casi 100 millones de euros con el cicloturismo.