Para ser competitivo en la siempre hipercompetitiva industria del turismo, no queda otra que subirse al carro de lo digital y, sobre todo, aprovechar esa ingente cantidad de información que ofrece el llamado ‘big data’, no sólo para ser capaz de responder a la demanda inmediata de los visitantes, sino, sobre todo, adelantarse a unos deseos que ni los propios clientes saben que tendrán dentro de un tiempo determinado.
Eso es lo que, en términos que ya todo el mundo conoce en ciudades como Benidorm, significan los proyectos que se han ido desarrollando a lo largo de los últimos años, englobados bajo los paraguas de los Destinos Turísticos Inteligentes (DTI) o los más recientes Planes de Sostenibilidad Turística en Destino (PSTD).
El turismo son personas
Cada vez más es muy habitual asistir al discurso sobre el modelo del negocio turístico con continuas referencias a los datos, a los números, a la economía, a la seguridad y, últimamente, a la sostenibilidad. Plataformas por aquí y aplicaciones por allá. Pero en todo ese discurso, constantemente, acaba faltando algo que, al menos en apariencia, nadie echa en falta: el factor humano.
Es conveniente recordar, y así lo ha hecho este año el Instituto de Investigaciones Turísticas de la Universidad de Alicante, que el turismo es, si lo reducimos a su mínima expresión, personas que viajan y personas que reciben a las que viajan. Es decir, son relaciones humanas. O sea, personas.
«Era necesario poner voz a los problemas laborales y de salud que llevamos las camareras de piso» Y. García
Humanizar desde dentro
Por ello, conviene recordar que cuando la patronal hotelera de la Comunitat Valenciana, Hosbec, actualiza cada cierto tiempo sus cifras de ocupación, más que de camas ocupadas, hablamos de personas durmiendo en los hoteles y campings de la región.
Que cuando se publica el número de asientos que se han previsto en un determinado aeropuerto para una temporada estival, de lo que hablamos es de personas que viajan en avión. Que cuando la asociación de hosteleros informa sobre los cubiertos que ha servido en una fecha señalada, hablamos de personas que han comido o cenado en los restaurantes de la ciudad.
Podremos usar, en definitiva, los sinónimos que deseemos (que son muchos), pero todo se reduce a las personas y no a los números. Por ello, el premio que recientemente otorgaba el Instituto de Investigaciones Turísticas de la Universidad de Alicante a las camareras de piso de Benidorm, conocidas como las ‘kellys’, se entiende como un espaldarazo a su reivindicación de humanizar el turismo desde dentro.
En concreto, las ‘kellys’ de Benidorm llevan cerca de una década reclamando mejoras en sus condiciones de trabajo
Una década de reivindicación
Así las cosas, el colectivo de camareras de piso de la capital turística de la Costa Blanca y de la Comunitat Valenciana lleva casi una década organizado para reivindicar, como ellas mismas han explicado en multitud de ocasiones, “la innovación social con unas condiciones dignas” de trabajo.
De hecho, la propia presidenta de las ‘kellys’, Yolanda García, reconocía que el galardón entregado por parte del Instituto de Investigaciones Turísticas de la Universidad de Alicante las hace estar “muy emocionadas”, ya que, en cierta medida, viene a reforzar la idea de que “era necesario poner voz a los problemas laborales y de salud que llevamos las camareras de piso”.
Siguen afectadas por una larga lista de problemas de salud derivados de sus trabajos
Sin solución a la vista
García ha vuelto a aprovechar el momento de visibilidad que la entrega del reconocimiento le ha dado al colectivo para subrayar que siguen existiendo “problemas de ansiedad, estrés, lesiones crónicas por las condiciones de trabajo” sin que, al menos por el momento, el sector haya mostrado una determinación firme por abordar la situación.
También quiso destacar García el hecho de que su colectivo haya sido merecedor de un reconocimiento, en unos premios en los que “el Instituto de Investigaciones Turísticas de la Universidad de Alicante reconoce a empresas o personas que han abierto e impulsado nuevos modelos de negocio innovadores y de éxito, o que aplican la innovación a la gestión de sus establecimientos, marcando nuevos caminos y formas de hacer en el turismo”.
Buen momento
El año 2023 ha supuesto en Benidorm y en el resto de la Comunitat Valenciana, tal y como han reconocido todos los actores destacados del sector turístico, la recuperación definitiva tras los duros años de la pandemia. Además, como han explicado hoteleros, hosteleros y empresarios de distintos subsectores, las cifras del recién cerrado año no sólo han sido buenas en términos de número de turistas (récord histórico) sino, sobre todo, en términos de rentabilidad.
Por ello, y despejado el fantasma de que la subida de precios y el encarecimiento de materias primas pudiera lastrar los libros de resultados, el premio otorgado a las ‘kellys’ por parte del Instituto de Investigaciones Turísticas de la Universidad de Alicante debe servir -esperan- para abrir definitivamente el debate sobre sus condiciones laborales.