València, como cualquier ciudad de nuestro país, ha visto cómo se modifican los nombres de las vías públicas con los cambios de gobierno en su ayuntamiento. Son muchos y algunos muy sonados. Desde la actual plaza del Ayuntamiento, conocida durante largas décadas del siglo pasado como plaza del Caudillo, hasta la actual avenida Reino de València, en tiempos llamada avenida José Antonio (Primo de Rivera).
La actual avenida del Puerto, durante la República, pasó a llamarse avenida Moscú. Una vez terminada la Guerra Civil volvió a cambiar: “En aquellos tiempos se llamaba avenida Doncel Luis Felipe García Sanchiz”, recuerda José Sánchez-Ocaña, vecino de la zona. La alargada calle San Vicente también se llamó Largo Caballero, como ya explicamos en este mismo periódico.
Durante el gobierno del Botànic se llevaron a cabo una serie de cambios que vamos a repasar en este reportaje y que se han convertido en un dolor de cabeza para carteros, repartidores y los propios vecinos. Pero también veremos de qué modo los ciudadanos tienen en su mano el mecanismo para solicitar el cambio de denominación.
Memoria Histórica
Es en el Diari Oficial de la Generalitat Valenciana (DOGV) donde se publica el acuerdo del ayuntamiento, por el que se procede al cambio de la denominación de diversas vías públicas. El anterior equipo de gobierno no tardó en hacerlo en el arranque de su mandato con nombres relacionados con la dictadura franquista, en aplicación de la Ley de Memoria Histórica.
El primero de los expedientes cambió la denominación de la avenida del Barón de Cárcer, que pasó a ser la avenida del Oeste. No obstante, durante los primeros doce meses desde su aprobación, convivieron en la placa identificativa de la calle las dos denominaciones.
La calle de María Zambrano (filósofa) entró en sustitución de la calle de Vicente Maroto
Desembarco de mujeres
Así pues, el segundo expediente correspondió al cambio de nombre de la avenida General Urrutia, que pasó a ser avenida Amado Granell Mesado (militar). La calle Amado Granell Mesado fue, a su vez, sustituida por la calle Manuela Solís Claràs (ginecóloga).
El tercero contempló la modificación de la calle del Comandante Franco por Castelló de l’Albufera; el cuarto cambiar la calle Doctor Marco Merenciano por Félix del Río (activista vecinal) y el quinto la calle Alfonso Peña por la calle Marie Curie.
Asimismo, se publicó el expediente del cambio en algunas calles en virtud del informe del Aula de Historia y Memoria Democrática de la Universitat de València (UV). Los cambios fueron múltiples y, por citar algunos de ellos, nombraremos dos: plaza de l’Equip Crònica en sustitución de la plaza de Francisco Bosch y Ariño (catedrático), y calle de María Zambrano (filósofa) en sustitución de la calle de Vicente Maroto.
En muchas el cambio vino del informe del Aula de Historia y Memoria Democrática de la UV
Medio centenar, por Ribó
Joan Ribó, anterior alcalde de València, llevó a cabo nuevas denominaciones de 51 vías. Esta intervención fue acompañada por el envío de 20.000 cartas a los vecinos que viven en esas calles, donde la alcaldía les comunicaba los cambios.
“Por fin València deja de honrar en sus calles y plazas a la dictadura franquista y sale de la ilegalidad en la que la había sumido el Partido Popular al no respetar la Ley de Memoria Histórica”, afirmó la entonces regidora del Área de Cultura, Gloria Tello.
Con el nuevo consistorio liderado por el PP, se prevé que a no mucho tardar un buen número de calles puedan cambiar su denominación, como es habitual en los cambios de color político del ayuntamiento de la ciudad.
Para las propuestas de carácter particular se precisará que vaya suscrita por quinientas solicitudes
Evitar herir las sensibilidades
¿Cómo evitar que a cada cambio de gobierno se modifiquen las calles de la ciudad? Es un anhelo que se tiene no sólo en las denominaciones de la vía pública, sino también en los conocidos como grandes pactos: educación, sanidad… Alcanzar un acuerdo entre todos los partidos políticos supone el gran reto político.
En algunos casos se ha recurrido a sustantivos genéricos (calle Alegría, calle Paz…) que aseguren no soliviantar a ninguna ideología o colectivo. O recurrir al mundo aséptico de los números, como sucede en la ciudad de Nueva York o, sin ir tan lejos, en la urbanización de La Cañada (Paterna), donde las calles se identifican así.
Cinco entidades
Más allá de este debate, la ciudad tiene en su mano la posibilidad de solicitar la concesión de esta distinción para la denominación de una vía pública con el nombre de una determinada persona a los efectos de enaltecer cualquiera de sus méritos en los aspectos cultural, científico, artístico, deportivo, económico, profesional, social o político.
¿Quién lo puede hacer? Se puede solicitar, además de por parte de la corporación municipal (propuesta de la Comisión de Cultura), también por solicitud razonada de al menos cinco entidades, centros de carácter oficial, instituciones, sociedades o asociaciones.
Para el caso de propuesta de carácter particular se precisará que esta vaya suscrita por quinientas solicitudes como mínimo, según establece el Ayuntamiento de València.