La ONG Guaguacuna -niños en quechua- es el reflejo del amor y generosidad incondicional de una familia de nuestra localidad, los Beviá-Crespo, por el país de Ecuador, concretamente las comunidades rurales próximas a Otavalo, en las tierras altas de los Andes, una zona pobre y sumamente desprotegida.
Aida Crespo (1936), durante años propietaria de una tienda de ropa, decidió junto a su marido Pepe Beviá saber con profundidad qué sucedía en el país ecuatoriano y cómo ayudar. Realizaron diversos viajes, exploraron el lugar y en 1999 fundaron la Organización No Gubernamental (ONG), llevando a cabo desde entonces numerosas acciones.
Todo comenzó cuando su hija Lucía se trasladó a vivir a Sudamérica, tras casarse con un productor de teatro. Allí supo que su abuela María -madre de Aida- estaba enferma y recomendó los cuidados de una chica ecuatoriana de nombre Inés, quien pronto comenzó a comentar las malas condiciones en las que vivían los habitantes de su municipio.
Primer viaje
Les hablaba de que algunos familiares debían comer tierra, porque no tenían nada para llevarse a la boca, y que su padre -alcoholizado- les pegaba. La primera ayuda de la familia sanvicentina se centró en los hermanos de Inés, pero desconfiaban de que les llegara íntegro el dinero que les enviaban.
Aida hizo un primer viaje a Ecuador para saber qué podían hacer. Se dio cuenta de inmediato de que la mayoría de los niños estaban en situaciones extremas, con notables problemas de desnutrición. “Había un pequeño colegio y muchos de los niños se mareaban, tras estar todo el día sin comer”, recuerda.
“Les faltaba alimentos para estar despiertos y poder prestar atención en las clases”. Pensó en hacer un comedor, que serviría para el resto de niños, y comenzó a hacer los cálculos mensuales de contratar dos cocineras y comprar comida. Eran necesarios 354 dólares, exactamente lo que habían conseguido sus familiares en España. “Fue un milagro”, comenta ahora con una sonrisa.
La ONG, creada por Aida Crespo, posee once comedores, cinco guarderías, un centro de salud…
Se crea la ONG
A partir de entonces se fundó la ONG, para establecer esta ayuda de un modo legal, y construyeron más comedores, un total de once, en escuelas cercanas, gracias a subvenciones por parte del Ayuntamiento de San Vicente y la Diputación de Alicante.
Se consiguió sobre todo que muchos niños fueran a clase, aumentando muchísimo la escolarización, porque los padres tenían el aliciente de que sus hijos recibían comida y estaban sanos. “Creció asimismo el nivel de aprendizaje”, sostiene.
Las comunidades rurales de Otavalo, pedanías, se sitúan en los propios Andes y están compuestas por indígenas, que viven de la agricultura y la artesanía. Antes de la llegada de Aida, a quien conocen como ‘Mamá Aidita’, era un área extremadamente pobre; ahora ha mejorado.
Sus acciones han hecho aumentar la escolarización y mejorar la nutrición entre los niños
Otras acciones
Guaguacuna se encarga también de ayudar a aquellas personas mayores que lo necesitan, como los que tienen que ir en autobús a Quito para que les pongan la quimioterapia, cuyo coste son cincuenta dólares. “Sabemos de personas que no se tratan porque no tienen dinero”, asevera, antes de remarcar que muchos otros viven solos, en condiciones lamentables.
Seguidamente levantaron cinco guarderías, al darse cuenta de que no atendían a los más pequeños. “Observamos que muchos niños de siete u ocho años no iban al colegio porque debían quedarse a cuidar a sus hermanos menores”.
También han proporcionado becas y creado un centro de salud y otro especializado para niños con discapacidad.
Cuentan con subvenciones del Ayuntamiento de San Vicente y la Diputación de Alicante
El caso de Jonathan
Mónica Beviá, coordinadora de la ONG, nos relata el estremecedor caso de Jonathan, de apenas ocho meses de edad, al que su madre le había abandonado. “Tenía la imagen del niño desnutrido con la barriga grande, como tantas veces hemos visto en África”.
“Mi madre le llevó al hospital porque estaba a punto de morirse”, rememora. Le dijeron que no podía quedarse, pero que necesitaba cuidados constantes. Aída se hizo cargo, pese a las amenazas de ir a prisión en caso de que le sucediera algo al niño, y le salvó la vida, “como a tantos otros”.
Le dio mucho amor, porque se notaba que no lo había recibido nunca. Tiempo después lo dejaron en un centro de Quito, siendo adoptado por una chica de Galicia, donde ahora con doce años vive feliz.
Ecuador, tercer mundo
El propio Ecuador está considerado de los países más pobres de Sudamérica, aunque por encima de otros en peores condiciones como Bolivia. “Hay gente muy rica, pocos; y muchísimos con situación de pobreza extrema”.
Se trata de un país con amplios recursos naturales, pero en vías de desarrollo, estando en esta situación ya muchos años, “porque hay mucha gente a la que no le interesa que se mejore: los ricos no quieren dejar de serlo y que se distribuya el dinero”.