El próximo día 25 de junio se cumplirá el decimoquinto aniversario de una de las muertes más mediáticas de lo que llevamos de siglo XXI en el mundo de la música. Ese día se fue para siempre, a los cincuenta años de edad, el más conocido de entre los hermanos Rebbie, Jackie, Tito, Jermaine, La Toya, Marlon, Brandon (gemelo del anterior y fallecido al nacer), Randy y Janet. A él, se le conoció como el Rey del Pop. O simplemente, Michael. Michael Jackson.
Mucho más joven que el controvertido artista nacido en Gary (Indiana), Francisco José Bernabéu, nacido en Sueca en 1976 (cuando su ídolo ya llevaba unos cuantos discos publicados formando parte de los Jackson Five y en solitario), soñó durante su niñez con ser Tino, el de Parchís, pero terminó siendo el Michael Jackson de Benidorm.
De niño soñó con ser Tito, la ficha roja del grupo Parchís
De Benidorm al mundo
Ganó un concurso de imitadores, se convirtió en doble oficial y terminó la carrera de Medicina, pero en lugar de enfundarse en una bata blanca, prefirió los guantes de lentejuelas, los calcetines blancos y los zapatos negros para hacer el ‘moonwalk’; y ahora es conocido mundialmente como Francisco Jackson.
Francisco Jackson se gana la vida con lo que le gusta. Asegura que no tiene trabajo, sino “un hobby” y que gana “más dinero que un médico”, por lo que vive feliz siendo el doble oficial del Rey del Pop, aunque eso le haya supuesto renunciar a formar su propia familia y a reconocer que lo que recibe del público son “aplausos de segunda mano”.
Una función escolar
A los trece años Francisco no tenía ni idea de quién era Michael Jackson, pero le tocó hacer un playback para un concurso del colegio en Sueca y reproducir el famoso videoclip ‘Black or White’ que, por aquel entonces, era lo más de lo más en efectos especiales. El caso es que Francisco, desde bien pequeño, se pirraba por los escenarios y participaba en cuanta actuación fallera o de otra índole se le presentara, así que hizo el playback… y ganó.
Fue ahí cuando comenzó a indagar en el personaje y a aparcar su primer sueño, ser la ficha roja de Parchís, para comenzar su metamorfosis en Francisco Jackson. “Me fascinó cuanto más conocía su carrera y toda mi faceta artística, aunque en ese entonces era un hobby, se fue enfocando en el estilo de Michael Jackson”, asegura.
Su primer contacto con la música del Rey del Pop se produjo en una actuación escolar
Los inicios en Valencia
Ese hobby lo llevó a ganar su primer sueldo a punto de cumplir los dieciocho años, haciendo un bolo en una discoteca de Valencia. “Fue la primera vez que me pagaron y que me contrataron como Dios manda, porque hasta entonces sólo había hecho actuaciones como amateur. Después me contrataron en una sala de fiestas en Canals”.
Mientras, su otro yo, Francisco Bernabéu, trataba de terminar la carrera de Medicina, profesión que nunca ejerció, y lidiaba con la incomprensión de unos padres que nunca aceptaron su vocación artística. “Tuve que independizarme muy joven, porque soy hijo único y mis padres no entendieron jamás que quisiera ser artista, así que me fui”.
Doble oficial
Llegó 1996 y el Rey del Pop, el de verdad, comenzó su gira europea que incluía visita a España y actuación en Zaragoza. Francisco Bernabéu, que necesitaba dinero para subsistir y terminar la carrera y no tenía ‘padrinos’ en el mundo del espectáculo, decidió presentarse a un concurso de dobles que organizaba la discográfica de Michael Jackson. Y lo ganó. “Era la gira europea y se presentaron miles. Buscaban un doble para patrocinios durante dos semanas en diversas fiestas donde Michael iba a actuar”.
El premio incluía el título de ser doble oficial y la posibilidad de conocer a su ídolo “durante un minuto”. La oficialidad permitió a Bernabéu poder usar el apellido Jackson como nombre artístico y utilizar su imagen sin que fuera considerado suplantación de identidad, además de estar exento de pagar derechos de autor. “Pero de la oficialidad uno no come, aunque sí te abre muchas puertas”, por eso decidió marcharse con su título debajo del brazo a Benidorm, a “echar la temporada”, y donde terminó quedándose a vivir.
En 1996 fue nombrado doble oficial y pudo comenzar a usar el apellido del artista de Indiana
Miembro de la familia
Pero la historia de Francisco Jackson dio otro giro con el fallecimiento del artista al que tanto imitó. Lo que podría haber supuesto el fin de una etapa como espejismo del Rey del Pop, se convirtió en un ascenso fulgurante hacia “la segunda fase de la oficialidad”. Pudo conocer a la familia de Michael Jackson y hasta ser estrella de musical.
Según relata, “en marzo de 2010, un año después de morir Michael, estrenamos en el Lope de Vega de Madrid el musical oficial ‘Forever King of Pop’, en el que yo era el protagonista”. Cuando firmó el contrato con la productora, la familia de Jackson quiso saber cómo se estaba utilizando el nombre del fallecido artista y “me fui a Estados Unidos y conocí a la familia”. Fue ahí, según cuenta Francisco, cuando el mismísimo Joe Jackson, padre de Michael, da unas declaraciones donde le apadrina como “doble oficial a nivel mundial”.
Peajes personales
Así que el médico de Sueca prefirió seguir siendo Francisco Jackson. “A fecha de hoy todavía no me lo creo, lo sigo viviendo como si fuera un hobby. Mis amigos formaron sus familias, pero la vida del artista me ha hecho renunciar a tener la mía”, señala. Sobre si le ha salido a cuenta pagar esa factura, afirma que “ha valido la pena”, pero admite que “hay que tener la cabeza muy bien amueblada porque si no, acabas muy solo o muy mal”.
“Mientras el cuerpo aguante y la gente me quiera, yo estaré dándolo todo con el Rey del Pop”, asegura.