Pocos conocen la existencia de un espacio en el corazón de la Sierra de Aitana, en el término municipal de Penàguila, donde pasar una jornada increíble entre elefantes, jirafas y leones. Es el Safari Aitana, con más de sesenta especies de Europa, África, Asia, América e incluso Oceanía.
Se trata, además, del único safari de la Comunitat Valenciana que se realiza en coche, “la mejor manera para observar los animales en su hábitat natural”. Podrás verlos en su día a día, sus hábitos, sus relaciones y sus comportamientos.
El safari ocupa un enorme y precioso parque de 1,5 millones de metros cuadrados, en el que encontramos un gran número de animales en semilibertad, algo más de 700, la mayoría conviviendo juntos.
El centro vivió sus peores momentos en 1983, cuando una sequía extrema obligó al cierre y traslado de los animales. Seis años después, solucionado el problema de abastecimiento de agua, se pudo reabrir, y con más fuerza.
Fundado en 1975
Esta aventura comenzó a principios de los setenta, cuando el matrimonio formado por Juan Sevila y María van Soldt decidieron dar un giro en sus vidas y cambiar la estabilidad laboral por cumplir su sueño de dedicarse a los animales.
María, con mentalidad neerlandesa, optó por un safari donde los animales pudieran disfrutar de grandes espacios, y aunque el centro se inauguró en agosto de 1975 las obras se habían iniciado dos años antes, en 1973.
El primer animal que llegó a las instalaciones fue ‘Beggy’, una cabrita que Juan y María indultaron el día de su boda. Seguidamente se fueron uniendo otras especies: leones, tigres, elefantes, cebras, jirafas y antílopes.
Cómo visitarlo
Hay varias formas de conocer en primera persona el safari. La más habitual es entrar con el vehículo propio, pues siguen la política en la que “el encerrado eres tú, no los animales”.
Por otro lado, en caso de desear un mayor acercamiento con los herbívoros, está la posibilidad de hacer un tour privado, accediendo mediante un vehículo del centro y un guía exclusivo para ese grupo. Se debe reservar previamente.
Sin duda han pasado muchos años desde su apertura, pero el objetivo del safari permanece intacto: vivir por y para los animales. De eso se encargan con sumo cariño los cuidadores que mantienen cada animal que hay en el recinto.
Los visitantes acceden al safari en su propio vehículo, porque el encerrado eres tú, no los animales
Llegada de los animales
Existen varias fases para conseguir que un animal procedente de otro parque u origen se adapte a las instalaciones del Safari Aitana. En primer lugar, pasan una cuarentena en una parcela, separado del resto de animales, bajo una constante vigilancia para ver que en el transporte no hubo ningún problema y que el animal está completamente sano.
Seguidamente, en caso de contar con más animales de esa especie en el parque, dejan que se conozcan en un lugar controlado, por si se produce alguna pelea. Después de un periodo de adaptación, se sueltan en el parque principal, junto al resto de animales.
Como curiosidad, en los últimos años nació un puercoespín albino, una especie muy poco común
Su filosofía de vida
En la actualidad el centro es dirigido por su hijo Juan Daniel, que con la ayuda de colaboradores y trabajadores mantiene el sueño de “vivir con y para los animales”. En este sentido, la idea de tener a los animales con la mayor libertad posible sigue en pie, para que el visitante pueda conocer de una forma más próxima cómo es su hábitat natural.
Disponen ahora de un mayor número de especies y animales, rescatados de decomisos o particulares que no se pueden hacer cargo de ellos. Se dedican también a la conservación de animales en peligro de extinción, ex situ o in situ: hacen acciones en el sitio donde les ocurre algo o en el propio parque cuando están fuera de su hábitat y es imposible su reintroducción.
Además, junto al cambio de mentalidad en el público a raíz de la pandemia, intentan transmitir la importancia de cuidar el planeta y a sus seres vivos “aportando curiosidades y maneras de colaborar”, ya sea en las visitas o a través de las redes sociales.
Especies más singulares
Entre los animales más estimados están ‘Bimba’ y ‘Pequeña’, dos elefantas africanas que llegaron a las instalaciones del Safari Aitana cuando eran unas crías (ahora tienen más de cuarenta años).
Los elefantes asiáticos se consideran domésticos, mientras que los africanos no, lo cual hace que sea muy difícil verlos con tanta proximidad, sobre todo sin un tipo de retención -valla o muro- por medio.
Finalmente, a modo de curiosidad, en los últimos años ha nacido un puercoespín albino, circunstancia que es muy poco común.