La Muralla de Alzira, o los restos que quedan de ella, poseen una enorme relevancia histórica. Están fechados en el siglo XII, aunque su origen es anterior, del IX, época en la que los ingenieros árabes erigieron esta amplia construcción militar para defenderse de los ataques externos.
Fueron, sin duda, determinantes en los conflictos bélicos contra Alfonso el Batallador, el Cid Campeador, durante la llegada de Jaime I o las revueltas moriscas, pues los habitantes de la antaño Al-Yazirat Suquar (la Isla del Júcar) hallaban un mayor refugio entre sus paredes.
De estilo almohade, poseen la tradicional mampostería de calicanto. Una vez perdida su función defensiva, fueron primero absorbidas, a finales del siglo XIX, por el propio crecimiento urbano -aprovechando sus muros para edificar casas- y posteriormente destruidas (años cuarenta del s. XX) para facilitar los ensanches de la ciudad.
Son Bien de Interés Cultural y Patrimonio Histórico-Artístico Nacional desde 1985.
Bordeada por el Júcar
Además de prestar protección en las contiendas, las murallas hacían frente a los constantes desbordamientos del río Júcar, que lo bordeaba. Hoy son una joya milenaria del patrimonio cultural valenciano, aunque su origen se sitúa en el mencionado siglo IX.
Sí es verdad que los restos actuales son del XII; seguramente fue modificada siguiendo las técnicas del momento. Pero para conocer su historia debemos remontarnos mucho tiempo atrás, antes incluso de su existencia.
El meandro que forma el río a su paso por Alzira fue -se piensa- donde se asentaron los primeros humanos de la zona. Debido a esta cierta insularidad, los musulmanes se dieron cuenta de la necesidad de defenderse en caso de ataque y la mejor manera era fortificar el núcleo de población.
Fue construida para defenderse de los ataques externos y protegerse de los desbordamientos del río
Dominio cristiano
Tiempo más tarde, tras la conquista de la taifa de Balansiya por parte de los cristianos, se entregó en 1243 la Villa de Alzira al rey Jaime, por pacto. El primer asentamiento cristiano se llevó a cabo entonces sobre las torres fortaleza del periodo musulmán, expulsándose de allí seguidamente -a raíz de una revuelta- a los mudéjares alzireños.
Se sabe de la existencia en aquellos años de dos mezquitas, la de la Alcazaba y la Mayor, tres casas de baños, alfares y lugares destinados a la transacción económica.
El recorrido de las antiguas murallas era el siguiente: partían de la iglesia de Santa María, continuaban por el hospital y convento de Lucías, ermita de San Roque, casa consistorial, plaza de Santa Catalina y accesos al puente del Arrabal.
Por su parte, el camino de ronda propiciaba el paso exterior a las murallas, camino de Algemesí, al tiempo que el flanco opuesto quedaba ceñido por las murallas.
Se conservan dos partes: los lienzos y torreones del Parque Arabia Saudí y los vestigios del Mercado Viejo
A día de hoy
En la actualidad los ciudadanos de Alzira, así como sus visitantes, tienen la fortuna de poder seguir disfrutando de las murallas, ubicadas junto al Parque de Arabia Saudí y el Parque Arqueológico del Mercat Vell. Se disponen en un circuito amurallado que delimita el casco antiguo, llamado popularmente como La Vila.
El tramo que queda en pie permite admirar el excelente trabajo que contienen. Se distinguen dos partes, los lienzos y torreones situados en la avenida Luis Suñer, en el ya nombrado Parque de Arabia Saudí; y los vestigios del Mercado Viejo, con tres torreones y un paso de ronda y arco interior.
La muralla de este último resto fue sobreelevada en época cristiana debido al progresivo hundimiento que provocaban las aguas.
Los torreones tienen una altura de siete a diez metros, mientras que la muralla mide seis de alto y 1.20 de espesor
Cómo son
Los torreones tienen una altura de entre siete a diez metros, mientras la muralla mide seis de alto y 1.20 de espesor. Tras una acertada restauración se optó por la combinación de dos alternativas de exposición distintas.
De esta manera nos topamos con partes de la muralla enterradas en un sótano cubierto de cristal y otras sobre un pavimento diferente, resaltando el área amurallada respecto a su alrededor.
Alzira
La ciudad, de unos 45.000 habitantes, es capital de la comarca de la Ribera Alta. En su centro histórico, en La Vila, dignos de visitar son monumentos como la Iglesia de Santa Catalina, el propio edificio del ayuntamiento o la Cruz Cubierta, donde dice una leyenda que murió Jaime I El Conquistador.
Un poco más alejado también encontramos lugares de gran interés histórico y artístico, como el Monasterio de la Murta y el Santuario de Nuestra Señora de Lluch. No olvidemos que Alzira pertenece al itinerario de la Ruta de los Monasterios de València, ruta monumental y cultural.
Además, sus Fallas y Semana Santa están declaradas Fiestas de Interés Turístico Nacional.