Cabe imaginar cuánto le gustaba al bueno de Paul de Vivie (1853-1930) esto de pedalear por el mundo, que pasó a la posteridad con el apodo de ‘Vélocio’. Hoy es recordado por sus mejoras en las bicicletas, por fundar en 1887 la revista ‘Le cycliste forézien’ (solo ‘Le cycliste’ a partir del siguiente año) y por crear lo que conocemos por cicloturismo, el placer por descubrir paisajes y paisanajes mientras ejercitas cuádriceps y pantorrillas.
Así que cabe imaginar que al corretón señor Vélocio le habría resultado gratificante el pasarse por estas tierras mutxameleras y aledaños para recorrérselas en biciclo. Como lo de practicar senderismo, que ya vimos desde estas páginas (‘Naturaleza mutxamelera paso a paso’, octubre de 2023), pero con algo más de marcha (unos veinticinco kilómetros por hora, según los expertos, o unos diez pertrechado con las alforjas de ir a pasear).
Primero la ciudad
Por supuesto que lo primero que tenemos que dilucidar es si vamos a salir del perímetro municipal (¿por la comarca o alrededores, incluso más allá?) o simplemente recorrernos la localidad, que también da para ello, aunque incluso aquí no esté exento el asunto de sus dificultades. Quizá, para empezar, lo suyo sea rodarse el terreno más cercano, el que te circunda, aunque sea para desentumecer piernas, cadenas y pedales.
Hay que advertir, eso sí, que si comenzamos con un recorrido urbano circular (casi todas las rutas propuestas lo son), teniendo como espinares a la rambla y a la N-340 (la carretera a Xixona, que ahora, de una sola dirección a su paso por el núcleo urbano, en realidad ‘viene de’ Xixona), no se trata de recorridos fáciles. Algunos de ellos, de hecho, requieren ya un cierto bagaje al manillar.
Se trata, en general, de recorridos para cierta habilidad al manillar
Interconectando el municipio
¿Carriles bici? Existe un proyecto para interconectar toda el área municipal, o cuanto menos una mayor parte, a través de un gran carril ciclopeatonal. Incluso la Diputación ya ha anunciado una inversión de 640.000 euros para ello. Sin embargo, lo suyo es todavía extremar las precauciones, respetar el código de circulación por carreteras y, en general, viales donde exista el tráfico rodado y no hacerse el valiente sin necesidad.
El espíritu del cicloturismo no es competir o demostrar ser el ciclista alfa, provocando odios incluso entre las gentes caminantes, paseantes, sino disfrutar del entorno. A partir de ahí, qué tal, con cadena y engranajes engrasados, hacerse, por ejemplo, los más de cincuenta kilómetros de una ruta desde el Molí Foc (cerca de la ermita Marbeuf, se llega, a la salida de la ciudad, desde la calle Villena, la CV-823).
Existe el proyecto de un gran carril ciclopeatonal en el municipio
Siguiendo al río
Este recorrido, hasta el Maigmó y vuelta, siempre en compañía, con personas que conozcan esta ruta que nos hará pasar por San Vicente del Raspeig, o por la pedanía alicantina de la Canyada del Fenollar, ya nos hace abrir boca, para atrevernos a casi duplicar. Ahora vamos a por los ochenta kilómetros, si partimos desde la Albufereta alicantina, desde donde se diseñó.
Bien, Mutxamel es aquí parada importante y puede convertirse en origen-destino si la transformamos en ida y vuelta (por el mismo camino, no se puede decir que se trate de una circular). Se trata de marchar a Tibi, a su pantano, siguiendo el cauce del río Seco o Sec (en su desembocadura); Montnegre o Monnegre a su paso por la pedanía en multipropiedad de igual nombre, pero en buena parte mutxamelera; y Verd o Verde desde dicha presa.
El espíritu del cicloturismo no es competir, sino disfrutar del entorno
Carreteras de l’Alacantí
Bajemos el ritmo, que ya casi lo hemos dado todo, eso sí, con dos recorridos muy paisajísticos, después de entrenar, recordémoslo, por las calles mutxameleras; siempre con mucho cuidado, más respeto a las personas viandantes. Ahora toca unos cuarenta kilómetros, los que nos llevan a Busot, localidad también, como Mutxamel, perteneciente a la comarca de l’Alacantí. Desde la huerta alicantina a sus primeros pespuntes montaraces, con cueva (Canelobre) incluida.
La mayor parte del recorrido, eso sí, utiliza una carretera a la ida (la de Busot, también avenida de Alcoy o CV-773) y un buen tramo de la CV-777 (El Campello-Relleu), a la vuelta, con lo que se trata aquí de extremar las precauciones. De nuevo, se trata de disfrutar, no de otra cosa. Vale, relajémonos. Algo más sencillito. ¿Hay alguna oferta municipal, como la hubo en el senderismo?
Para toda la familia
Pues sí, la hay, pero se trata de dos casos puntuales. Uno, la tradicional Volta en Bici Sant Joan-Mutxamel, iniciada en 2013. Se trata de fomentar el uso de la bicicleta como medio de transporte, así que los trece kilómetros de su recorrido circular, sin automóviles entorpeciéndolo, no son competitivos, solo paseantes. Como en las ‘entregas’ de las rutas guiadas en bicicleta.
La última, en octubre, fue por las casas de la huerta y árboles singulares. Nueve kilómetros para casi toda la familia (edad mínima, siete años) y una duración estimada de dos horas y media. Paul de Vivie seguramente la habría disfrutado de principio a fin. En realidad, habría disfrutado todas.