Entrevista > Salvador Gomis y Teresa Almiñana / Rey Cristiano y reina Mora de las Fiestas de Altea
Los Moros y Cristianos es una festividad muy popular que se celebra en muchos puntos de España, pero muy especialmente arraigada en la mitad sur de la Comunitat Valenciana y, desde hace casi medio siglo, también en Altea. Fue en esa época a caballo entre los setenta y los ochenta del siglo pasado cuando un grupo de entusiastas, empujados por el inolvidable y añorado José Ángel Navarro ‘Barranquí’, comenzaron a hacer grande la que hoy en día es la principal celebración de la Villa Blanca.
Según la tradición, estas fiestas conmemoran las batallas que se libraron durante la Reconquista, un periodo durante el que los reinos hispánicos cristianos retomaron los dominios ocupados por los mahometanos a lo largo de los ocho siglos precedentes. Además, también tienen hueco en ellas la conmemoración de las rebeliones sarracenas, ataques de piratas berberiscos y la expulsión de los moriscos allá por el siglo XVII, época en la que, en algunos casos, tienen ya su origen los albores de esta celebración.
Jaume I, un alteano más
Las fiestas de Moros y Cristianos de Altea se celebran el cuarto fin de semana de septiembre y tienen una duración de una semana. Vienen celebrándose desde 1979 con actos de pregón, embajadas, dianas y desfiles.
Son, al fin y al cabo, unos días únicos en los que las calles de la Villa Blanca se llenan de música, color, diversión y, por supuesto, el siempre necesario olor a pólvora y la gastronomía más tradicional. Todo, con un sinfín de actividades paralelas y una amplia variedad de actos para disfrutar de un gran ambiente festivo.
Y es que Altea tiene, como tantos otros puntos de la Comunitat, un pasado muy importante que une esta festividad con la propia historia. Cuando Jaime I desembarcó en la localidad, descubrió en Altea la localización perfecta para defender el resto de territorio marítimo de la zona y, por lo tanto, no son pocos los que consideran al histórico monarca un alteano más.
Los grandes protagonistas
La Asociación de Moros y Cristianos de Altea cumple este año su 45º aniversario y, antes de que el próximo mes de septiembre lleguen los días grandes de sus fiestas, coincidiendo con el ‘Mig Any Fester’, se han ratificado sus cargos más representativos: el rey Cristiano y la reina Mora. En esta ocasión, esos embajadores de las fiestas serán Salvador Gomis y Teresa Almiñana.
Ambos llevan meses trabajando en la que será, seguramente, la edición más especial de los días grandes. La que recordarán por el resto de sus vidas como aquella en la que las miradas de sus vecinos y los centenares de visitantes, que se dejan caer por la Villa Blanca, se posaron en ellos estudiando cada uno de sus movimientos y, por supuesto, sus trajes.
¿Cómo se eligen estos importantes cargos de las fiestas de Altea?
Teresa Almiñana (TA) – Cada peña tiene su propia fórmula de elegirlos. A mí, por ejemplo, me intentaron convencer durante todo un año para que fuera. No era mi ilusión ser reina Mora, pero al final me convencieron y ahora estoy realmente encantada de la vida.
¿Por qué costó tanto convencerte?
TA – Porque es mucho trabajo, es mucho caminar, es mucho protocolo. Eso me cuesta. Yo ya tengo una edad. Uno de los actos más espectaculares de nuestras Fiestas de Moros y Cristianos es el desfile… ¡Pero qué largo es!
El año pasado fue demasiado extenso, porque terminó a las doce de la noche y la gente comenzó a irse, ya que muchos tenían ya las cenas reservadas. Es una pena no ver pasar al rey, que es el último.
«No era mi ilusión ser reina Mora, pero al final me convencieron y ahora estoy realmente encantada de la vida» T. Almiñana
En tu caso, Salvador, ¿cómo se produjo la elección?
Salvador Gomis (SG) – Yo vengo de una familia de ‘reyes’. Mi madre ha sido reina, mi padre y mis dos tíos han sido reyes también y es una cosa que siempre he querido ser. Hace doce años, más o menos, hablé con unos amigos. Ya teníamos el reinado para este año y en mi filà nadie se presentó y fui el único que dio el paso al frente.
Así que esto se lleva preparando años, porque entiendo que implica muchas cosas. Hay que organizarse.
SG – En Altea cada diez años le toca a una filà distinta el reinado y sabíamos que nos iba a tocar este año. Ya lo teníamos preparado. Ahora, lo que tenemos que hacer es ir mirando que si ballets, que si los trajes de la escuadra, que si las bandas de música, las carrozas…
Aunque suena feo hablar de dinero…
SG – (Ríe) Tela, tela marinera.
«Vengo de una familia de ‘reyes’: mi madre, mi padre y mis dos tíos, y siempre he querido serlo» S. Gomis
¿Me puedes hablar de un presupuesto aproximado?
SG – Es que la filà paga casi todo, menos los trajes, que suelen ser de alquiler; pone las escuadras, el ballet y todo el boato, las bandas, comidas especiales…
TA – En cualquier caso, es una pasta. No sé exactamente cuánto, pero es una pasta.
¿Existe ese pique que sabemos que sí hay en tantas fiestas de comparar qué reinado o qué año ha sido más ostentoso o más básico que otros?
SG – Sí, un poco.
TA – Este año puedo decir que yo soy amiga de todas las personas que están en la peña de Salvador. Somos dos filàs muy hermanadas. En la suya están mis amigas de toda la vida. De esta manera es mucho más fácil llevar un reinado, porque, como dices, en ocasiones sí que hay piques.
Salvador, tú eres muy joven… ¿Quizás vayas a ser el rey Cristiano más joven de la historia de los Moros y Cristianos de Altea?
SG – No. Soy muy joven y seré uno de los más jóvenes, pero me estuve informando de ello. Yo tendré veintiocho años cuando lleguen las fiestas y en una ocasión hubo un rey con veintisiete.
«Soy muy joven y seré uno de los reyes más jóvenes, pero en una ocasión hubo uno con veintiséis años» S. Gomis
Evidentemente, el momento más importante y el que todos los festeros esperáis durante doce meses son los días grandes de septiembre, pero desde vuestro nombramiento hasta esos días, pasando por el Mig Any de febrero, se organizan muchos actos. ¿Tenéis mucha actividad como ‘rey’ y ‘reina’?
SG – Sí. De hecho, ya hemos tenido alguna ofrenda. Además, nos ponen deberes, porque ya hemos tenido que ir estudiando la embajada y tenemos que ir mirando quién nos hace el traje, ir a elegir ballets, carrozas…
TA – La verdad es que tampoco sabemos mucho más, porque, conforme van viniendo las cosas, las vamos abordando. Es algo que también depende de otras fiestas, que te llaman y te preguntan si puedes ir a alguno de sus actos. Algunos años te invitan y otros no. Es algo que no sabemos. Pero sí… estamos liados desde que nos levantamos hasta que nos acostamos todos los días.
Y para colmo, os llamamos de AQUÍ en Altea y toca hacer entrevista.
TA – (Ríe) ¡Para colmo, eso! Es algo que sabíamos. Eso va en el ‘pack’.
¿Qué tal llevan en casa, el resto de la familia, todas esas responsabilidades y esas agendas tan cargadas? Supongo que, de una forma u otra, os acompañan en este viaje tan bonito.
TA – Sí. Además, como él ha dicho antes, viene de familia de ‘reyes’ y tiene a su madre y a su padre dentro de la fiesta. Yo no. Yo ya no tengo a mis padres, pero sí tengo a mis hijos. Tengo dos y ambos están en la fiesta apoyando en lo que puede cada uno.
«Es verdad que elegir el traje y su diseño es lo que más dolor de cabeza nos da» T. Almiñana
Pues ya tenemos a dos que no se van a poder escapar a cenar antes de que termine el desfile de este año.
TA – (Ríe) ¡De eso nada! Ellos van a ir delante de mí sí o sí.
Una de las cosas que llaman siempre muchísimo la atención en las Fiestas de Moros y Cristianos de Altea y de cualquier otra ciudad son los trajes de sus reyes y reinas. Hace poco, además, tuve ocasión de visitar la impresionante exposición que se ha hecho en la Casa de Cultura y la verdad es que hay piezas realmente impresionantes. ¿Tenéis ya una idea de cómo queréis que sean los vuestros?
TA – Más o menos sí que tengo una idea, pero es verdad que es lo que más dolor de cabeza nos da. Yo me lo hago fuera de Altea y cada semana o dos semanas tengo que coger el coche y marcharme hasta Castalla para probar, elegir telas, poner esto o quitar lo otro… ¡Tiene tela, nunca mejor dicho!
¿Podrías hacer un boceto, al menos explicarlo, de cómo es tu idea de traje de reina Mora?
TA – ¡Uf! A ver cómo te lo describo. Es un vestido con una capa… o con una cola. Eso no lo tengo todavía claro. Lo que sí sé es que será un vestido.
«Mi traje será un vestido con una capa… o con una cola. Eso no lo tengo todavía claro» T. Almiñana
Y en tu caso, Salvador, ¿cómo irá vestido el rey Cristiano?
SG – Yo el diseño lo tengo. De hecho, hace muy poquito ya hemos empezado a buscar quién nos lo va a hacer. En realidad, lo tengo muy pensado desde que salí elegido en el mes de noviembre o así.
Me da la sensación de que no me quieres desvelar muchos detalles.
SG – Te puedo decir que va a haber color verde. Eso seguro.
Los dos sois de Altea ‘de toda la vida’. ¿Cuál es vuestro primer recuerdo de esta Fiesta de Moros y Cristianos que ya tienen casi cincuenta años de vida?
TA – Sí, más o menos. Yo recuerdo que mi familia tenía un hotel en Altea, en la playa, y que el desfile salía desde el puerto y llegaba hasta el ayuntamiento. Era larguísimo y me acuerdo que un tío mío salía… al que, por cierto, le faltaba un calcetín. Eso es algo que recuerdo perfectamente (ríe).
Desde el hotel lo veíamos estupendamente. Yo tendría entre diez y quince años.
«Ya tengo el diseño de mi traje. De hecho, hace muy poquito ya hemos empezado a buscar quién nos lo va a hacer» S. Gomis
¿Cómo ha cambiado la fiesta?
TA – ¡Buah! Mucho, un mogollón. Antes era una cosa muy espontánea, muy fácil. Ahora, entre protocolos, prohibiciones, leyes, normativas, papeleo, burocracia… nos la quieren complicar, pero no van a poder con nosotros.
¿Y en tu caso, Salvador?
SG – No sé. Antes, como ha dicho Teresa, era diferente. Lo vivíamos más ‘a tope’. Era mucho más intenso, por decirlo de alguna manera. Había mucha más fiesta. Y la Mobylette que teníamos…
Espera… ¿Qué es eso?
SG – (Ríe) ¡Teníamos ingenieros! Montaron una Mobylette con dos asientos de coche al lado y por detrás había también tres asientos. Cabían unas seis personas o así…
TA – ¡Tenía toldo y todo! Para que el sol no molestara.
SG – Con esa Mobylette, aunque yo eso no lo he visto, me han dicho que llegaron a ir, incluso, hasta la zona de discotecas de Benidorm. Eran muy burros.