Los clubes deportivos poseen una función principalmente deportiva. Subsidiariamente asumen un papel social. Y en los últimos tiempos desempeñan un área gastronómica que poco tiene que envidiar a los restaurantes convencionales. Tanto es así que algunos de estos clubes deportivos del área metropolitana de València han abierto sus puertas a los no socios.
La restauración siempre ha sido santo y seña en nuestro país. Como el deporte. Los caminos han confluido de tal modo que varios de estos restaurantes alojados en clubes deportivos se han convertido en lugar de reuniones de trabajo y motivo de celebraciones familiares, por el cuidado ambiente y la calidad gastronómica en su oferta.
Acceso para los no socios
Buena parte de los clubes deportivos del área metropolitana posee un tinte restringido para con sus asociados. En algunos casos sólo se permite el acceso a los mismos mediante algún sistema de identificación que les acredite como socios del club. Nadie más puede acceder a ellos. Ni por ende, al restaurante que ahí se aloja.
Pero esto ha ido cambiando en los últimos tiempos. Como quiera que el servicio de restauración suele estar externalizado en estos clubes, la gerencia del club deportivo termina permitiendo el acceso de no socios al restaurante de cada club. Esto responde a que sólo con los comensales del club el encargado del restaurante tiene dificultades para cuadrar sus números y requiere del acceso de nuevos comensales, externos al club.
Con esta permisividad de acceso al restaurante a los no socios, además de permitir dinamizar la hostelería de los clubes deportivos, el ‘boca a boca’ se extiende. Los comensales aumentan y la exigencia gastronómica es igual. El resultado final es un incremento del nivel gastronómico.
Las gerencias han permitido el acceso a los no socios para beneficiar a los restaurantes
Ambiente familiar
El ambiente familiar reina en los clubes deportivos. Por un lado, los padres realizan deporte regularmente y se apuntan a campeonatos internos que dinamizan la vida social de estos clubes. Además, los hijos suelen estar apuntados a las escuelas deportivas de estos clubes. Toda esta dinámica deportiva no hace sino reforzar el ambiente familiar.
Es por ello que al final las familias optan cada vez más por realizar celebraciones de carácter íntimo. Así, desde cumpleaños hasta comuniones, pasando por bodas de plata y oro. Las reuniones alrededor de la mesa obligan al servicio de restauración de estos clubes a mejorar y ampliar su carta y sus menús.
En sus salones se celebran tanto cumpleaños y comuniones como bodas de plata y oro
Galardones
Este progresivo aumento de calidad ha desembocado en una cierta especialización en la gastronomía. Los comensales van en aumento, las demandas de platos y especialidades también, por lo que se apuesta por una mayor profesionalización en la comida y en el servicio al cliente.
Los premios no han tardado en llegar. Tal es el caso del restaurante Bergamonte, inserto en el club de tenis con el mismo nombre que se ubica en la Puebla de Farnals. En este municipio de l’Horta Nord se alza una barraca, construcción típica valenciana, en la que Mauricio Sánchez está al mando de un restaurante con multitud de premios en arroces.
“Mimamos mucho el producto y tratamos de dar siempre un servicio excelente a nuestros clientes. Ofrecemos, además, la posibilidad de albergar bodas, comuniones, reuniones de empresa y toda una gama de servicios para que el comensal termine lo más satisfecho posible y hable bien de nuestros platos”, apunta Mauricio Sánchez, responsable del restaurante Bergamonte.
Bergamonte, el restaurante que dirige Mauricio Sánchez, posee varios premios y distinciones
Arquitectura
La barraca del restaurante Bergamonte se alza como un ejemplo de cómo aprovechar la arquitectura típica valenciana para aumentar el atractivo de cara a los comensales. No se trata sólo de mimar el servicio y el producto que se sirve a la mesa, sino también la atmósfera y el rusticismo que mantiene la idiosincrasia del lugar.
Lo mismo sucede en otros clubes deportivos del área metropolitana. Tal es el caso de Peñacañada. Este club de tenis de l’Horta Nord aprovecha la antigua masía del siglo pasado, alrededor de la cual se extendió el club de tenis para albergar su restaurante. Salvador Sánchez, su encargado, explica que “en la misma estructura de la masía hemos querido dar un toque moderno sin alterar la esencia del edificio”.
Del tenis al golf
El restaurante Genuí del Club de Golf Escorpión también se erige como una masía. “El restaurante tiene luz y el ambiente coquetea con la sobriedad sin definirse. La decoración combina los muebles de época como las alacenas y armarios de madera, algunas sillas, o las lámparas de araña, con cuadros coloristas de las paredes, los suelos de madera y los techos altos”, apuntan desde el restaurante Genuí.
Otro club deportivo centrado en el golf, el Club de Golf Manises, posee también un restaurante con un éxito creciente. Al frente se encuentra Andrés Medina, que tomó las riendas hace unos años de sus salones y ha logrado hacer de este restaurante una referencia gastronómica del área metropolitana de València. “Hemos formado un equipo de trabajo en el restaurante que se adapta perfectamente al ambiente de deporte y familia que reina en el club”, apunta Medina.