Entrevista > Rafael Rico / Músico (Elda, 19-septiembre-1971)
Una entidad como la Asociación Músico Cultural Eldense (AMCE) Santa Cecilia, con más de siglos de historia -fundada en 1822-, precisa de un director con experiencia y amplios conocimientos musicales. Rafael Rico, tras cuarenta años vinculado a la banda, ocupa ahora el cargo después de dos cursos con los educandos.
Asume el puesto con tanta ilusión como responsabilidad, plenamente consciente de los puntos fuertes y los aspectos a mejorar. “Las bandas están muy enraizadas en nuestra comunidad, pero ya es una cuestión global”, matiza.
Procedente de una familia de artistas, su tatarabuelo fue Ramón Gorgé, organista de la catedral San Nicolás de Alicante y en dos ocasiones director de la banda eldense. Asimismo, es biznieto de Milagritos Gorgé, cantante prodigio, y nieto de Vicente Pérez, una eminencia en la flauta de nuestra localidad.
«Vicente Pérez, mi abuelo, quiso inculcar su pasión por la flauta a sus siete nietos, calando en los menores»
¿Qué supone ser director de la banda de música?
Primero una gran responsabilidad, al estar al frente de los que han sido mis compañeros tantos años, y porque es la banda de música de mi municipio. Sé que ellos me van a medir con mucha amabilidad y cariño.
Tengo la necesidad de no defraudar a nadie, así que mucha responsabilidad, repito, pero también mucho orgullo y satisfacción.
¿Mandar a tus compañeros hace que sea más difícil?
No, al contrario; todos somos muy amables. Nos permitimos errar y volver a empezar con la misma ilusión. Tenemos la máxima ahora mismo, es cuestión de tiempo ir cumpliendo con los objetivos marcados.
¿Cómo recuerdas tus inicios musicales?
Comencé a tocar la flauta de pequeño, con mi abuelo, Vicente Pérez, que fue durante muchos años el maestro de instrumentos de madera y solfeo de la Santa Cecilia.
Mi abuelo, enorme flautista, tuvo siete nietos y a todos intentó inculcarles su pasión por la música, calando más en los tres menores, mis primas Mercedes y Milagros Teresa y yo, que nos integramos a la banda. Debuté en diciembre de 1983.
«El nuestro es un arte dinámico, en movimiento, en el que todos somos un poco perfeccionistas»
Pero te haces músico más tarde.
Flirteé con otro tipo de estudios o trabajos, hasta decantarme por la carrera de músico. Probé fortuna en diferentes ámbitos -dando clases en las academias de Monóvar o Santa Pola- y finalmente aprobé una oposición para el Conservatorio de Novelda, en 2003.
Fue entonces cuando me sentí músico profesional. Desde 2007 tengo mi plaza como flautista en la Banda Municipal de Alicante.
¿Te consideras un gran perfeccionista?
Todos los músicos de alguna manera lo somos. Es un arte dinámico, siempre en movimiento, en el que nunca se acaba de hacer lo que uno tiene pensado.
Una entidad tan histórica como Santa Cecilia, ¿cómo puede innovar?
Acercándose a los repertorios, siendo un poco vanguardista en ese sentido (pendientes quizás de lo que hacen compañeros de otras bandas, nacionales e internacionales).
La música para banda funciona a una velocidad más elevada que las modernas, por ejemplo, que sucumben a modas. La nuestra tiene una tradición de siglos, aunque es cierto que cada banda tiene sus necesidades de innovación.
«La música para banda funciona a una velocidad mayor, porque se trata de una tradición de siglos»
Dijiste en tu presentación que querías dar elegancia a los actos.
Es una manera de entenderlo. Para mí, el porte de la banda es importantísimo; es algo a conseguir, en los actos que el pueblo nos ve.
Cuando estamos en un concierto también hay que recordar esos detalles, tan relevantes. La entidad siempre ha tenido elegancia -que se transmite de generación en generación-, teniendo en cuenta que la artesanía que realizamos es altruista, extremadamente vocacional.
¿Cuáles son vuestros puntos fuertes y otros a mejorar?
El más fuerte es la institución, por supuesto, muy arraigada en Elda y de gran fuerza; todas las entidades poderosas de la ciudad están pendientes de nosotros, nos cuidan y nos miman con máximo cariño.
Por otro lado, nuestro punto débil es la constante renovación de la plantilla -actualmente unos noventa, siendo la mitad jóvenes-, porque al ser altruista, como decía, es complicado que cuaje en el tiempo con las mismas personas, esa necesaria mezcla entre juventud y veteranía. El reto es lograr la estabilidad de mantener a los mismos músicos, que van y vienen por diferentes razones.
Háblanos de vuestros inminentes actos.
Vamos a tener un abril apasionante. El día 14 tocamos en el Teatro Castelar un concierto por el 75 aniversario de la comparsa mora Musulmanes. Tendremos el honor de estrenar una obra del compositor José Rafael Pascual Vilaplana, actual director de la banda municipal de Bilbao y Barcelona.
Una semana más tarde estaremos en Cañada, próximo a Villena, y el día 28 afrontaremos el concierto de música festera, organizado por la Junta Central, también en el Teatro Castelar.