Entrevista > José Vicente Romero Ripoll / Presidente de la mayordomía del Cristo del Monte Calvario (Petrer, 21-octubre-1964)
La concesión del año jubilar, que procede directamente de la Santa Sede, coincide en el tiempo con una efeméride muy especial, como es el 350 aniversario de la entronización de la imagen del Cristo en su ermita, que tuvo lugar el 23 de agosto de 1674.
Durante 365 días, este templo levantado en el siglo XVII que acoge a Jesús crucificado, se convertirá en un lugar de gracia, oración, peregrinación y espiritualidad. Un tiempo, por tanto, de celebración y privilegios y una oportunidad única para poner de relieve, aún más si cabe, la profunda devoción que la sagrada imagen despierta en el pueblo de Petrer.
Actos oficiales
El 26 de este mes tendrá lugar la presentación en el Centro Cultural del programa de actos a celebrar durante todo este año jubilar, entre cuyos eventos clave destacan la apertura el domingo 7 de julio de la Puerta Santa de la ermita por el obispo de la Diócesis de Orihuela-Alicante, José Ignacio Munilla, y una romería jubilar por las calles del pueblo con las tres imágenes: la del Cristo, la de la Virgen del Remedio y la de San Bonifacio.
Como presidente de la mayordomía, José Vicente Romero es una de las personas sobre cuyos hombros recae la responsabilidad y el gran honor de abrir este año tan importante para los creyentes.
«Hemos contado con la adhesión de más de setenta asociaciones y colectivos de Petrer»
¿Qué significado tiene para la ermita del Cristo la declaración de un año jubilar?
Es una dicha para todo el pueblo de Petrer y especialmente para la mayordomía, porque pone aún más en valor la imagen del Cristo del Monte Calvario y ese espacio mágico que lleva consigo, como es la ermita. Supone disfrutar de un año de gracia y para nosotros como mayordomía es una alegría tener la suerte de poder participar y ser el grupo motor del acto.
¿Cuáles son los privilegios que trae esta concesión?
Un año jubilar es un año de gracia. Para los que somos creyentes tenemos que hacer una serie de cosas, como son una peregrinación hacia el templo jubilar, que es la ermita, o confesarnos si tenemos pecados.
En definitiva, acercarnos al Señor. Todo ello te lleva a conseguir esas indulgencias, esos perdones y esa gracia que la misericordia del Señor reparte entre los creyentes.
«Soy católico y estoy enamorado del Cristo»
¿Cómo ha sido el trabajo que habéis desarrollado desde la mayordomía para conseguirlo?
La idea partió de Miguel Cano, el párroco de San Bartolomé, y yo rápidamente recogí el testigo. La mayordomía existe desde hace décadas, pero no estaba constituida como asociación legalizada y estatuaria propiamente dicha, así que lo primero era dar ese primer paso para constituirnos como tales.
A continuación, había que preparar unos estatutos, que fueron aprobados a finales del año pasado, y posteriormente ratificados por el obispo. Una vez hecho esto, formamos un grupo de trabajo compuesto por diez personas.
Hemos conseguido que más de setenta asociaciones y colectivos ciudadanos se adhirieran a nuestra petición y sobre todo, hemos contado con el apoyo mayoritario del pleno del Ayuntamiento de Petrer, que era primordial para nosotros. Toda esta documentación la mandamos al obispado y de allí se remitió a la Santa Sede, que es la que al final nos ha concedido este año jubilar.
Que durará, precisamente, justo un año: desde el domingo 7 de julio de 2024 hasta el 6 de julio de 2025.
Así es. El primer domingo de julio es la Festividad de la Preciosísima Sangre del Cristo y, fieles a la tradición que hemos heredado, unos días antes bajará la imagen en procesión desde la ermita hasta San Bartolomé, donde se le hará un novenario.
Ese primer domingo de julio vendrá nuestro obispo y subirá con nosotros en procesión con la imagen del Cristo de vuelta a su ermita. Allí, con el ritual de la Puerta Santa, arrancará el año jubilar que durará hasta el 6 de julio de 2025.
«Es una dicha muy grande poder vivir en primera persona este año jubilar»
¿Nos podrías decir qué sientes en estos momentos?
Muchísima alegría. Yo soy católico y estoy enamorado incondicionalmente del Cristo, y el hecho de que te concedan estas cosas y poder vivirlas en primera persona es una dicha y un orgullo muy grandes.
Habéis involucrado, como dices, a más de setenta asociaciones y colectivos ciudadanos, y conseguido de todos ellos la adhesión a la petición del año jubilar. Como presidente de la mayordomía, ¿qué supone para ti este gran respaldo ciudadano?
Una satisfacción total. Cada uno tiene un encuentro personal y particular con el Cristo del Monte Calvario. Hay personas que se acercan y los ves que tienen una complicidad con la mirada muy especial hacia la imagen.
Ahí te das cuenta, por todo lo que representa, de que no estás ante una imagen con minúsculas, sino ante una imagen con mayúsculas. Cuando estás tan cerca, percibes que hay una entrega que no se puede explicar.