Entrevista > Társilo Girona Hernández / Experto en geofísica y análisis de datos (Rojales, 22-agosto-1985)
Társilo Girona es en la actualidad profesor de Vulcanología en el Instituto de Geofísica de la Universidad de Alaska Fairbanks. Colabora en investigaciones con la NASA y con diversas universidades por todo el mundo, pero, además, le queda tiempo para trabajar en un proyecto personal que pretende levantar en su tierra, la Vega Baja, un Centro de Interpretación de Desastres Naturales que se ubicará en San Fulgencio.
Hemos entrevistado al científico que nos cuenta desde sus inicios cómo ha desarrollado una carrera tan exitosa, que le ha llevado a trabajar junto a los mejores expertos en geofísica del mundo y posicionarse como uno de ellos.
¿Cómo recuerda su infancia?
Considero que desde mi infancia he sido naturalista, es decir, un apasionado por encontrar explicaciones objetivas, razonables y rigurosas de todo cuanto sucede en el mundo natural que nos rodea.
La curiosidad y la pasión por comprender el funcionamiento de la Tierra y el universo me llevaron a descubrir que mi futuro debía implicar estudiar Ciencias Puras en la universidad.
«Quiero abrir el primer Centro de Interpretación de Desastres Naturales del mundo en la Vega Baja»
¿Hubo algún momento clave en el que descubrió su vocación?
A los trece años sufrí un esguince de rodilla justo antes de Navidad. Aunque estuve inmovilizado durante todas las vacaciones, recuerdo mi entusiasmo por leer ‘Cómo descubrimos la electricidad’, de Isaac Asimov.
Este libro me introdujo en la divulgación científica, me hizo aprender sobre las tormentas eléctricas y me permitió escribir un trabajo sobre la historia del átomo.
¿Desde entonces tuvo claro su camino?
Así es, pero hubo dos eventos clave que marcaron mi destino. El primero fue el tsunami de Sumatra del 26 de diciembre de 2004, provocado por un terremoto colosal en el que murieron más de 200.000 personas.
Recuerdo ver esas impactantes imágenes cuando tenía diecinueve años y decirme a mí mismo: tengo que usar mi pasión por la física y las matemáticas para el bien común, y así trabajar para evitar que catástrofes de este tipo vuelvan a ocurrir en el futuro. Aún se me eriza la piel cuando recuerdo esas imágenes…
¿Y el segundo?
El segundo evento ocurrió en tercer o cuarto año de carrera, viendo la película ‘El núcleo’. Aunque científicamente poco rigurosa, en esa película escuché por primera vez la palabra geofísica.
Esto me condujo a terminar la carrera de Ciencias Físicas con especialidad en Geofísica en la Universidad Complutense de Madrid (UCM), a hacer un máster en Geofísica y Meteorología también allí, y en última instancia, a hacer mi tesis doctoral en la Universidad Tecnológica de Nanyang (NTU), Singapur.
¿Por qué eligió esta universidad de Singapur?
Es una universidad poco conocida en España, pero considerada una de las mejores del mundo.
Además, curiosamente, el Observatorio de la Tierra de Singapur, el centro de investigación asociado a NTU en el que desarrollé mi tesis doctoral, se creó a raíz del tsunami de Sumatra para buscar respuestas científicas a los desastres naturales del sureste asiático.
«Los volcanes representan impresionantes laboratorios naturales»
¿En qué se centran sus investigaciones?
Mi labor se centra en investigar procesos que ocurren en el interior de la Tierra; en diseñar métodos basados en la física y la inteligencia artificial para detectar señales precursoras de eventos naturales violentos, como erupciones volcánicas y terremotos. Todo ello para poder desarrollar nuevos procedimientos que permitan prever dichos eventos.
Hemos visto varios trabajos suyos en el contexto de la vulcanología. ¿Es una rama que le atrae especialmente?
La mayor parte de mi trabajo lo he desarrollado en el campo de la vulcanología. Los volcanes representan impresionantes laboratorios naturales donde convergen una variedad de procesos distintos y donde se muestran las fuerzas de la naturaleza en todo su esplendor. ¿Acaso hay algo más impactante, terrorífico y a la vez atractivo que un volcán en erupción?
Otra razón por la que me atrae la vulcanología, pero también la sismología, es porque a día de hoy somos incapaces de prever con exactitud la ocurrencia de erupciones volcánicas y terremotos. Queda mucho por hacer en el campo de la predicción de este tipo de eventos geológicos extremos.
En España también ha investigado sobre este tema, ¿verdad?
Así es, siendo estudiante recibí una beca que me brindó la oportunidad de realizar una estancia de dos meses en el Grupo de Volcanología de la Universidad de Barcelona y, aunque desarrollo mi carrera profesional en Singapur y Estados Unidos, participo activamente en proyectos dedicados al estudio del volcanismo canario y mantengo colaboraciones con diversas universidades españolas.
Entre ellos, ¿investiga la erupción de La Palma de 2021?
Correcto. Lidero un proyecto de medio millón de dólares que se enfoca en investigar detalladamente las anomalías térmicas que precedieron a la erupción de La Palma en 2021. Se llama ECSTASIES y recientemente ha sido seleccionado por la NASA.
Este proyecto cuenta también con la colaboración de colegas de la Universidad de Alaska Fairbanks, de la Universidad de Alicante y de la Universidad de Illinois. Además, estas iniciativas también contemplan el intercambio de estudiantes, brindando a alumnos españoles la oportunidad de llevar a cabo estancias de investigación conmigo en Estados Unidos.
«Queda mucho por hacer en el campo de la predicción de terremotos o erupciones volcánicas»
¿Cómo son sus relaciones laborales con la NASA?
Mi colaboración con la NASA comenzó en 2017, cuando obtuve un proyecto del Programa Posdoctoral de la NASA para llevar a cabo una investigación en el ‘Jet Propulsion Laboratory’, ubicado en el Instituto Tecnológico de California.
Durante este estudio, analizando datos satelitales, descubrí que muchas erupciones volcánicas están precedidas por sutiles anomalías térmicas asociadas al transporte de fluidos, como gases y aguas subterráneas. Este hallazgo fue publicado en 2021 en la revista científica ‘Nature Geoscience’, y ha abierto nuevas perspectivas en la interpretación de señales volcánicas creando oportunidades para mejorar la predicción de erupciones.
¿Continúa trabajando con ellos?
Sí, actualmente trabajo con la NASA a través de cinco proyectos de investigación, todos ellos en curso.
En líneas generales, dichos proyectos implican el análisis de diversos tipos de datos satelitales y el desarrollo de simulaciones por ordenador, para comprender las señales geofísicas y geoquímicas que preceden a las erupciones de varios volcanes alrededor del mundo.
En este momento vive y trabaja en el corazón de Alaska. ¿Por qué eligió este destino?
Alaska destaca como uno de los lugares más fascinantes desde la perspectiva de las geociencias. Dominada por la interacción entre dos placas tectónicas gigantes (la placa del Pacífico y la Norteamericana), la región ha sido escenario de algunos de los terremotos, tsunamis y erupciones más grandes ocurridos a lo largo de la historia. Es un lugar donde se puede sentir que la Tierra está viva.
Además, el Instituto de Geofísica de la Universidad de Alaska Fairbanks es reconocido como uno de los principales centros de investigación en mi campo a nivel mundial.
¿Puede contarnos más detalles sobre alguno de sus últimos trabajos allí?
Mi trabajo me ha brindado la oportunidad de participar en proyectos de investigación en volcanes activos de todos los continentes.
El año pasado, en 2023, tuve la fortuna de dirigir una expedición al volcán Edgecumbe, en el sureste de Alaska. Esta labor implicaba realizar vuelos en helicóptero hasta un cráter activo y encuentros con osos grizzly. Para alguien que aprecia la naturaleza y la aventura como yo, vivir en Alaska es una experiencia que no se puede rechazar.
«He trabajado en proyectos de investigación en volcanes activos de todos los continentes»
Debe pasar temporadas fuera de casa…
Efectivamente. Se podría decir que mi estilo de vida es tan impredecible como una erupción volcánica o un terremoto, pero mi manera de ser haría que una vida más tradicional terminara por aburrirme.
Aunque suelo pasar largos períodos fuera de casa debido a conferencias, trabajos de campo y estancias en otras universidades, he aprendido mucho de estas experiencias. Por ejemplo, me he dado cuenta de que muchos de los bienes materiales que creemos imprescindibles para vivir, en realidad, no lo son; me basta con lo que cabe en una maleta y el contacto directo con la naturaleza.
A pesar de todo no se olvida de su tierra. ¿Viene mucho?
Regreso a la Vega Baja siempre que tengo la oportunidad. Hubo momentos en los que pasé casi dos años sin volver, pero ahora intento regresar con más frecuencia.
Además, mi trabajo me brinda cierta flexibilidad para trabajar de forma remota durante cierto tiempo.
También tiene planes aquí para nuestra Vega Baja…
Sí, un proyecto que nace por iniciativa personal, motivado por el deseo de compartir los conocimientos adquiridos, a través de mi trabajo y mis viajes por el mundo con la población de mi comarca.
En colaboración con mi familia, estamos estableciendo el que probablemente sea el primer Centro de Interpretación de Desastres Naturales del mundo.
Cuéntenos más sobre este proyecto.
Los objetivos son tres. En primer lugar, rehabilitar un terreno que ha sido utilizado como vertedero ilegal durante décadas, transformándolo en un bosque con arbolado diverso, de rápido crecimiento y sotobosque autóctono.
En segundo lugar, servir de herramienta a ayuntamientos, colegios, institutos y familias para educar sobre los desastres naturales que han afectado (y afectarán) a la Vega Baja (inundaciones, sequías y terremotos) y al mundo en general, así como sobre los diversos métodos utilizados para prevenir y minimizar los efectos de estos desastres naturales.
«Actualmente trabajo con la NASA a través de cinco proyectos de investigación»
¿Y en tercer lugar?
Contribuir humildemente a mitigar el cambio climático local, consecuencia de la construcción desmedida y, desde mi punto de vista, mal planificada, que ha tenido lugar en la Vega Baja desde hace décadas.
El Centro de Interpretación de Desastres Naturales será un museo interactivo al aire libre, donde se podrá aprender en un entorno agradable y encantador sobre las Ciencias de la Tierra y el medio ambiente.
¿Cuándo podremos verlo?
Se trata de un proyecto a medio plazo, cuyo progreso depende en gran medida de las trabas burocráticas y la financiación, que por el momento es totalmente propia.
Actualmente estamos dedicando grandes esfuerzos al proceso de rehabilitación y plantación, y mantengo el optimismo de que pueda ver la luz a lo largo del próximo lustro.
¿Piensa regresar a vivir aquí?
No ha llegado el momento de regresar de forma permanente. En cualquier caso, seguiré volviendo con regularidad para disfrutar de mis seres queridos y seguir impulsando mis proyectos en la Vega Baja.
¿Qué les diría a los nuevos físicos y geólogos que nos leen?
Nunca olvidéis que la carrera científica es en esencia un servicio al bien común, cuyo éxito se fundamenta en la humildad, la determinación por alcanzar un objetivo, la pasión por cumplir un sueño y la resiliencia para sobreponerse a cada contratiempo.
Fomentemos el cuidado de nuestro planeta, que es el hogar de todos.