Joan Castejón / Artista
Joan Castejón (Elche, 17-diciembre-1945) es un artista hecho a sí mismo, plenamente autodidacta. Se le considera, además, uno de los principales representantes del realismo social del Grup d’Elx, con unas habilidades pictóricas que surgieron de su admiración por el arte renacentista, “siempre adaptándolo a mi estilo personal”.
Maestro del dibujo, le encanta definirse también como grabador “debido a que eso de artista nunca me ha sonado bien”. Prefiere decir, en broma, que es pintautor, aparte de “cabezón y autor de lo que se me ocurra hacer”.
Moros y Cristianos
“Mi obra me la tomo muy en serio, partiendo de una vocación muy rabiosa”, remarca, antes de confesar desconocer “qué habría sido de mí si no hubiera pintado o hecho escultura”. Posiblemente por ello comprende mejor la necesidad del arte y lo que comporta en la sociedad.
Castejón nos contará cómo fue su duro periplo en prisión -detenido en una manifestación- y el recibimiento que ha tenido el cartel de fiestas de Moros y Cristianos de Alcoy, “un encargo de gran envergadura”. Entre sus proyectos más inminentes, una exposición que realizará junto a Xavi García en Basilea (Suiza).
¿Tu arte es autodidacta?
Sí, porque nunca estudié la carrera de Bellas Artes. Sobre todo aprendí de visitar numerosos museos del mundo, desarrollando mi vocación.
Recuerdo que mis primeros años fueron complicados, en el Elche de la posguerra y en el seno de una familia del bando perdedor. Mi padre era republicano, fue represaliado y mi infancia fue pobre, con muchas carencias.
Pronto marchas a València.
Hasta entonces me dedicaba a mis pinturas y esculturas, especialmente los fines de semana, y a los 17 años me desplacé a València para dar algunas clases en la Escuela de Bellas Artes.
Poco después, en 1965, hice ya mi primera exposición, para seguidamente realizarme como autor.
¿Sientes una fuerte admiración renacentista?
Sin duda, como evidencian mis dibujos naturistas. Es una gran verdad que me agrada la figura humana y jamás se trató como en el Renacimiento (Leonardo, Rafael…). Pero al vivir en la época actual me intereso igualmente por la vanguardia.
¿Te consideras un privilegiado?
Vivo de lo que hago, de lo que me gusta. Claro que soy un privilegiado, pero también soy muy cabezón, llevando a cabo siempre lo que me da la gana, que comporta también un riesgo.
«Siempre me gustó dibujar la figura humana y jamás se trató como en el Renacimiento»
¿Ir a prisión, por ejemplo?
Lo viví en primera persona en mayo de 1967, cuando en una manifestación fui detenido. Ya no me soltaron y estuve preso un total de tres años, pero prefiero rememorar ese periodo con positividad, porque pude trabajar muchísimo y pulir mi técnica de dibujo.
¿Tanto te ayudó a mejorar?
La prisión fue muy dura, una depresión constante, pero había que sobrevivir y trabajar en el dibujo fue una terapia. Estuve en los centros penitenciaros de València, Teruel y, ya los últimos meses, el de Canarias.
¿Qué recuerdas de aquellos años?
Mi vida corrió peligro, porque las palizas en la comisaría eran brutales, y después estuve perseguido políticamente hasta el final de esa época.
La lucha continuó unos años más, con momentos terribles. Ahora son pocos los que se acuerdan de lo que sufrimos, pero los que tenemos alrededor de ochenta años, bien lo sabemos: no teníamos libertad.
Tu obra evolucionó notablemente.
Durante los problemáticos sesenta y setenta se nutrió de los continuos dramas humanos que estaba viviendo. Mi obra era muy expresionista y desgarradora, pero en los ochenta varió, plasmando propuestas más abiertas y coloristas.
La siguiente etapa, más actual, es mucho más calmada, pese a que siempre hay aspectos que reivindicar y te motiven, desde la guerra que sacudió Irak a la actual invasión rusa de Ucrania.
«Estar en prisión fue muy duro, en una depresión constante, y trabajar resultó una terapia»
¿Qué recibimiento ha tenido el cartel de fiestas de Alcoy?
Muy positivo, con mucho apoyo el día de la presentación, el 1 de abril. El cartel representa un poco a un autor cuando le encargan un trabajo de esa magnitud; la emoción que siente.
He querido también mostrar la frescura de la realización de una obra, para que fuera viva, con sus aciertos y arrepentimientos, invitando asimismo al espectador a que la acabara, psicológicamente hablando.
Se ha dicho de ti que dibujas como un clásico y meditas como un profeta.
Lo hizo José Manuel Caballero, gran amigo y fenomenal poeta, tristemente fallecido hace pocos meses.
Me tomó muy en serio mi trabajo, sin desvincularlo en ningún momento de mis vivencias personales, que son un reflejo de mi obra poética.
¿Cuál es tu próximo proyecto?
Una exposición junto a Xavi García a mitad de agosto en Basilea. Somos dos pintores aparentemente antagónicos, siendo yo muy clásico y él muy colorista.