Entrevista > Rebeca Plana / Artista (Albalat de la Ribera, 20-enero-1976)
Rebeca Plana es una artista diferente, en parte quizás por sus orígenes, un pueblo pequeño, “donde tienes que convivir con la gente y su ‘maldad’, entre comillas”. Sin embargo, a base de esfuerzo ha sabido transformar esas emociones en unas obras llenas de sentimientos, plenamente suyas.
Ha conocido también la parte negativa del arte, los celos o el qué dirán, “porque los artistas somos los que tenemos la mente más abierta, pero también la más cerrada”. Se habla de la libertad artística, agrega, “aunque no lo somos en realidad”.
Licenciada en Bellas Artes, obtuvo matrícula de honor en su proyecto final de carrera, prólogo de una trayectoria con constantes éxitos y cambios, evidentes en su último proyecto, la exposición ‘Untdelemn’ (Sala Xirivella Soriano). “Comienzo a asimilar quién y cómo soy”, señala con positividad Plana, también mentora de alumnos en la Universidad Politécnica.
«Siempre he querido saber el porqué de las cosas y he sido una chica muy despierta»
¿Tu vena artística de dónde procede?
De la propia naturaleza, pues en mi casa no hay otros artistas; soy una rara avis. Nací en un pequeño pueblo y he visto desde pequeña a la gente tejer y hacer bolillos, con un afán creador, además de agricultores trabajando en el campo desde primera hora de la mañana.
Todo ello se me fue impregnando, junto a mi enorme curiosidad: veía a mis padres con libros en las manos, he querido saber el porqué de las cosas y he sido una chica muy despierta.
¿Cómo es tu estilo?
Indescriptible es el estilo de Rebeca Plana. Sí es cierto que bebo del expresionismo alemán, heredado después por los americanos. Es abstracción pura y dura, sin ningún tipo de figuración.
Son un cúmulo de sentimientos explotados en un bidimensional de gran formato. Es un estilo depurado a lo largo de la constancia, explicando la mejor historia de mí misma, la más natural.
¿Ese es el mensaje que quieres enviar?
Exacto, el ser natural delante de una obra es lo más fabuloso. No debe ser algo impostado; me muestro tal y como soy, plenamente emocional.
Por eso es muy importante la relación que tengo con la gente de mi pueblo, tan natural, especialmente con la gente mayor. Las personas ahora tenemos miedo a mostrarnos en ocasiones.
«El mío es un estilo depurado en la constancia, explicando la mejor historia de mí misma»
¿Sientes ese miedo?
Sí, a enseñar mi trabajo, especialmente el que mostré el pasado 19 de abril, la exposición ‘Untdelemn’. Más de sesenta cuadros en gran formato, fruto de una labor constante de lo que me ha ido pasando después de un momento de rotura personal y de cambios.
Fui traicionada por una persona que quiero. La deslealtad en el trabajo, amigos, pareja o en cualquier ámbito es lo peor que se le puede hacer a una persona, muy superior a la mentira.
¿Cómo ha ido evolucionando tu obra?
Muchísimo, como mi vida interior. Parte del dolor, para llegar a la pasión, la calma y el saber qué pinto, porque en el fondo todos tenemos los mismos sentimientos -amor, celos, miedos…- y ¿por qué no vamos a hablar de ellos?
En mi caso es la abstracción, que no deja de ser la primera expresión de un niño. También pinto con amor, para que los que tienen amor por el arte compren mis obras (ríe).
En 2008 te diagnosticaron trastorno bipolar, ¿en qué medida afectó a tu trabajo?
Me creé como una especie de fantasía, pero al cabo del tiempo otro psiquiatra me dijo que no tenía ningún tipo de trastorno bipolar, sino que soy una persona con altas capacidades y sumamente intensa.
Necesito saborear la vida; hago las cosas al 3.000%. Cuando me diagnosticaron aquello, comenzaba a ser lo que ahora soy.
«Me duele que digan que soy una persona muy intensa, pero no puedo ser de otro modo»
¿Estás ahora en uno de tus mejores momentos?
En el principio, tanto a nivel personal como artístico. Estoy en la mitad de mi vida, también como mujer; no he querido ser mamá y comienzo a asimilar quién soy, cómo soy… Me he encontrado a mí misma después de muchas cosas que me han sucedido, la mayoría escogidas por mí.
Me duele, como a todos, que me digan que soy una persona extremadamente intensa, pero no sé ser de otro modo.
El año pasado colaboraste con la Feria Internacional de Arte Contemporáneo (ARCO).
Sí, es una historia muy bonita. Hace unos veinte años fui por primera vez a la galería Metta y me prometí exponer un día allí. En ese momento lo hacía Andreu Alfaro, fallecido en 2012.
Tiempo después, en 2019, mi galerista, Álvaro Alcázar, me propuso exponer en esa sala, reto que hemos conseguido. Creo mucho en la relación entre artista y galerista; nos necesitamos.
¿Se puede vivir del arte en España?
Siendo constante, tenaz y creyendo en ti mismo, sí.