El arte que crea Macu Seguí es totalmente diferente al habitual, confeccionado mediante materiales reciclados de la industria textil, en la que estuvo trabajando muchísimos años. “Veía todo lo que se tiraba y en mi mente pensaba cómo podría aprovecharlo”, expresa.
Estuvo, de hecho, demasiado tiempo esperando a decir “este es mi momento”, que llegó de la mano del llamado Proyecto Dones Artistes Rurals (DAR), que da visibilidad a las artistas que están en un ámbito más rural.
Desde 2020 se dedica en exclusiva a su arte, aunque reconoce que tanto ella como su estilo todavía no son excesivamente conocidos. Entre sus próximos proyectos, tres exposiciones con el colectivo Dones Artistes de la Mancomunitat de l’Alcoià i el Comtat (DAMAC) -el primero en junio-, y una participación en la muestra Juan Gil Albert, prevista para el 20 de mayo.
¿Cómo fueron tus inicios en la industria textil?
Debido a que no quería estudiar, me obligaron casi de inmediato a trabajar con quince años. He estado en el textil gran parte de mi vida, también formándome, siendo un trabajo extremadamente duro para la espalda.
Hasta que fuiste a una exposición de Aurelia Masanet.
Así es, a la que acudí de casualidad, a mediados de los ochenta. ¡Me encantó!, porque la pintura me gusta, pero no la acabo de entender. En cambio, hacer cosas con hilos me pareció ¡tan fascinante!
Después me di cuenta de la cantidad de producto que se tira, imaginándome cómo lo podría emplear para hacer mis obras. Poco a poco tuve el síndrome de Diógenes, que es la acumulación de materiales.
«Las mujeres no teníamos visibilidad; era el hombre el que llevaba la batuta en el arte»
Precisamente, ¿cómo realizas tus obras?
Realmente los tapices se hacen de abajo hacia arriba, empujando, lo contrario a lo que hago yo. Se trata de una técnica que sorprende muchísimo a los que realizan algo parecido.
Paulatinamente me he dado cuenta de aspectos que se pueden mejorar, pese a que no me dediqué de lleno a esta función hasta hace poco (2020), gracias a entrar en un proyecto.
¿El Proyecto DAR?
Sí, iniciado en València con el objetivo de dar a conocer a las artistas rurales, que no se conocen entre ellas y no se les ha dado visibilidad, debido a que siempre ha sido el hombre el que ha llevado la batuta del arte.
En Alcoy se notaba especialmente; se pintaba sobre todo comercial, hombres y mujeres, pero de nosotras apenas se hablaba.
¿De qué modo defines tu estilo?
Contemporáneo, porque no tiene que ver con nada que puedas imaginarte. Elaboro según van llegándome cosas a mi imaginación.
Antes sí que copiaba un poco, observaba y miraba otras obras y las interpretaba a mi estilo. Ahora no, comenzando de una forma y acabando de otra.
«Mi estilo es totalmente contemporáneo, no tiene que ver con nada que se pueda imaginar»
Recientemente expusiste ‘Elements en equilibri’ en Ivam Cada.
El pasado 3 de abril. Fue superbién y estoy muy contenta, porque se trata de una pieza que la hice expresamente para ese lugar, el denominado ‘Espai Ordit’.
¿Qué mensaje querías lanzar?
Realicé un esbozo sobre los cuatro elementos de la naturaleza: tierra, fuego, mar y aire, colocándolos en relación con el textil.
La tierra es la base, lo que necesitamos nosotros para vivir. La interpreté a mi forma, al igual que el agua y el fuego, mediante colores muy fuertes. El aire se aprecia en la parte en la que el tapiz no está del todo abigarrado.
¿Por qué prefieres trabajar grandes formatos?
Mis primeros trabajos no lo eran, pero a partir de exponer en Espai Ordit he descubierto que me gustan las cosas grandes. El tapiz ‘Elements en equilibri’, por ejemplo, mide 1,70 x 1,65 metros, y estuve dos meses para completarlo. Dependiendo del hilo tardo más o menos en realizar mis trabajos.
«A raíz de ‘Elements en equilibri’ he descubierto que prefiero trabajar en grandes formatos»
También te gusta que tengan una fuerte carga simbólica.
Sí, que representen algo; pero no siempre, porque a veces inicio una obra, con un sentido, y acaba siendo otro totalmente diferente.
Según voy trabajando le doy un sentido u otro, fruto de mi improvisación en ocasiones, porque voy aprendiendo de mí misma.
¿De tu arte se puede vivir?
Es difícil, también porque hasta ahora soy poco conocida: solo he vendido dos obras pequeñas que expusimos en la Feria MADart. Hoy en día, del arte únicamente se puede vivir si eres extremadamente popular.
¿Cuál es tu obra más representativa?
La que he finalizado hace pocas semanas, que representa un propio telar. Se llama ‘Teleart’ y la he presentado a un concurso.
¿Qué otros proyectos tienes en marcha?
Sobre todo las tres exposiciones que vamos a hacer con el colectivo DAMAC: la primera en Banyeres en junio y las otras dos pasado el verano.