Imponente. Fortaleza. Si hasta se encuentra apuntalada por cañones. La iglesia de San Bartolomé, del XVI, declarada monumento histórico-artístico del Tesoro Artístico Nacional el 3 de junio de 1931, acaba seduciendo con la promesa de un pasado de ataques y defensas. De corsarios estrellándose contra sus sacros muros de piedra.
Uno no deja de imaginarse estas calles recorridas por el saltimbanqui pirata Burt Lancaster de ‘El temible burlón’ (‘The Crimson Pirate’, 1952) o la funambulista bucanera Geena Davis en ‘La isla de las cabezas cortadas’ (‘Cutthroat island’, 1995). Bueno, Xàbia no es ni la napolitana Ischia ni el maltés fuerte Ricasoli, pero les echa más de un aire. Y sí, lo de asociar los templos javienses con corsarios no anda descaminado. Veámoslo.
Cañones al suelo
Antes, aventemos dudas. ¿Lo de los cañones? Aunque San Bartolomé se nos presente algo más etérea al ser un edificio exento (no está pegado a ningún otro), y no encastrado en las viviendas, como, por ejemplo, la vilera y gótica iglesia de la Asunción, del XVI (reformada en el XVIII), su recio aspecto responde a los mismos motivos: el convulso Mediterráneo.
El templo principal de Xàbia se construía, de hecho, en una villa (lo es desde 1397) que había retranqueado su ubicación original, en las orillas mediterráneas, para ubicarse, fortificada, en el interior. No perdía, en las viviendas, el sabor marinero, pero aquí había que hacerse un tanto de camino para poder faenar. El santuario poseía, de hecho, almenas y otras defensas. Aunque los cañones no son suyos.
San Bartolomé está en una villa que retranqueó su ubicación original
Guerras napoleónicas
Por la avenida de la Libertad cuando se transforma en la de Ultramar, se levantan los apartamentos El Castillo (sendos azulejos, a la entrada del complejo, lo recuerdan) y, antes, Torre del Castillo. Aquí hubo, efectivamente, una fortaleza, llamada de San Martín, construida en 1560 según unos historiadores, o incluso en 1424, según otros. Torre defensiva en realidad, sucumbió finalmente, aunque no a los piratas.
Las crónicas apuntan al 1812, plena guerra de la Independencia (1808-1814) contra los invasores napoleónicos. Es el año en que se aprueba la efímera Constitución de las Cortes de Cádiz, ‘la Pepa’ (acontecía un 19 de marzo, San José). El edificio no aguantó, pero parte de la artillería iba a acabar adornando el templo xabiero, que, aunque perdiera parte de sus flecos defensivos (apenas había piratería), seguía conservando el gesto marcial.
El castillo cayó en la lucha contra la ocupación napoleónica
Carácter defensivo
San Bartolomé, gótica valenciana de sobria decoración, salvo en las florituras labradas en piedra en las dos portadas, posiblemente levantada sobre una edificación anterior, representada por la torre-ábside (cabecera) del XIV, reforzaba el carácter original defensivo al parapetar el convento de las Agustinas Descalzas, erigido en el XVII, y que, tras su destrucción en la Guerra Civil (1936-1939), iba a convertirse a partir de 1946 en el actual Mercado de Abastos.
Pero los piratas, que atacaban aquí y allá, no solo se cebaban, o intentaban hacerlo, con el núcleo poblacional. Los saqueadores berberiscos (o amaziges, bereberes, de la Berbería, la zona costera del Magreb) azotaron las riberas mediterráneas desde el XV hasta prácticamente la primera mitad del XIX. Cuando no se les veía emborronar el horizonte, se decía: “no hay moros en la costa”. Moros, que no es sinónimo de árabes, musulmanes.
Nuestra Señora de Loreto nació bajo inspiración del Concilio Vaticano II
A las afueras
Otro templo xabiero pudo sufrir también de su porción de ataques corsarios. Aunque en este caso, en las afueras, extramuros. En concreto, el Santuari de la Mare de Déu dels Àngels, semillado en el XIV, el siglo de la peste, centuria de pandemias y que propició, por proliferación de rogativas, la construcción de numerosos santuarios. La de este la autorizaba el papa en 1374, a 160 metros sobre el nivel del mar.
Puede visitarse (si toca: sigue funcionando como edificio de culto y oración) tomando la carretera del Cap o cabo de Sant Antoni, a mano izquierda si se viene desde el mar (a la derecha está el camino del Quartel, o sea, el antiguo cuartel de carabineros, vigilantes de las costas). Aunque habrá que avisar de antemano que lo que hoy puede verse corresponde a las reformas efectuadas a partir de la reconstrucción de 1964.
Tiempos modernos
Nuestra Señora de Loreto seguramente nunca tuvo que bregar con piratas. Nació mucho después, en 1967, y bajo la inspiración renovadora del Concilio Vaticano II (1962-1965). El galáctico templo, surgido en el más tradicional afloramiento costero xabiero (por el puerto), con entrada por la calle Pío X, se encuentra, con su aspecto de futurista quilla de barco, encastrado entre las clasicidades de las blancas viviendas circundantes.
Pero queremos piratas. Ya vimos que seguramente los sufrieron las Agustinas Descalzas. ¿Qué fue de la orden? Continuó: tras haber sido desamortizado el edificio original (usado desde 1841 para “escuelas, cátedra de latinidad, cárcel y pósito”), en 1946 se les construía el monasterio de San Felipe Neri y Santa Mónica. Lo abandonaban en 2003; hoy es el Centro de Día Santa María de Betania, pero su claro sabor indiano nos sigue retrotrayendo a tiempos corsarios.