Entrevista > Elisa Terroba / Artista (Ronda, Málaga, 10-marzo-1986)
El arte que nos brinda Elisa Terroba es tan singular como diferente, fundamentado en los libros, “contenedores del conocimiento e imaginarios del ser humano durante mucho tiempo, ahora tambaleados por la era digital”. También en el feminismo, luchando por visibilizar el importante papel de las mujeres en el mundo del arte.
Natural de Ronda (Málaga), pronto descubrió un talento innato, una habilidad especial, “fomentada por mi madre”, y tuvo claro qué quería estudiar. Comenzó Bellas Artes en Sevilla, hasta que le hablaron de la prestigiosa Universidad de Cuenca, donde también encontró el amor.
Tu arte, sin duda, es diferente.
Mi trabajo es una investigación en torno al libro, en colisión con la era digital. El libro se está desplazando, pero no habrá una desaparición del mismo, ni mucho menos. Mi labor se centra en explorar el fenómeno de transformación social que todo esto supone.
«Muchas veces hace falta todo un recorrido hasta que das con la clave y hallas la forma»
¿Cómo te llegan esas ideas?
Cada idea, cada obra, procede de un ámbito distinto. Algunas me llegan casi como un sueño, las pruebo y funcionan, mientras otras no acaban de hacerlo. También proceden de recorridos conceptuales, de inquietudes o malestares, de lecturas e incluso de experiencias o búsquedas.
Siempre en los procesos artísticos hay mucho descarte y en esos cambios surgen nuevas ideas, porque la serendipia y el error son claves a la hora de crear.
¿De una obra que rompes surge una nueva?
No es que la rompa, sino que a veces esas ideas funcionan en tu cabeza, pero no en la práctica; a nivel estético, estructural o conceptual, no transmiten todo lo que debiera. Muchas veces hace falta todo un recorrido hasta que das con la clave y encuentras la forma.
¿Después cómo las ejecutas?
Básicamente, ensayo y error. Trabajo tanto en el ámbito digital como en el taller, literalmente rompiendo libros. Mi metodología creativa no suele contener bocetos, sino producción de obras de distinto calado que me ayudan a dar con las piezas que realmente quiero mostrar.
Son libros que tengo en casa o compro para experimentar. Algunos los leo y a través de esa narrativa me lleva a una obra en concreto, como la edición ‘1984’, de George Orwell.
«La mayoría de libros que rompo los he leído y esa lectura me lleva a una obra en concreto»
¿Sientes que tu arte es valorado?
Siento que sí; recibo un excelente ‘feedback’ en la comunidad artística, además de contar con el respaldo de agentes culturales. Aunque como mujer en el mundo del arte, tengo una dificultad añadida.
¿Notas machismo?
Por supuesto que hay machismo en el mundo del arte. Las universidades están llenas de mujeres, pero los que triunfan a largo plazo son los hombres.
Los artistas emergentes somos ellas y los que se consolidan siempre son ellos, es un déficit notorio. Las mujeres, normalmente, deben abandonar su arte.
¿Se entiende tu obra?
A nivel de arte contemporáneo, por supuesto. Sí es cierto que cada obra artística tiene varias capas de significado y el público accede a unas u otras.
Suelo jugar con metáforas bastante simples. Además, mis piezas estéticamente son muy visuales y generan acercamiento. Solo encuentro cierto rechazo en las piezas más delicadas, por miedo a que tengan poca durabilidad, o mala conservación.
«Hay un menosprecio en el mundo del arte, especialmente por mi condición de mujer»
¿Te han comprado alguna pieza que se ha roto?
No, pero sí muchos me sugieren que haga las mismas obras en madera u hormigón; pero si estoy hablando sobre el soporte libro, es lógica la apropiación de este concepto, como si de un material se tratase.
En arte contemporáneo es importante el vínculo del material y la metodología de la pieza con la narrativa de la obra.
¿Qué obras te representan?
Una por la que me reconocerán con el paso del tiempo es la de ‘Piedras’, realizada con los cien libros de la Colección RTV de la Biblioteca Básica Salvat de los años setenta, transformados en piedras, como si una marea digital hubiera arrasado con nuestras bibliotecas, creando estos cantos rodados.
Estos libros están en muchas casas españolas y puedo jugar, además, con el imaginario colectivo de muchísima gente. También ‘Pilar’, literalmente un pilar de enciclopedias, cortadas en forma que configuran un pilar reglamentario de construcción. Casi un trampantojo.
Y ahora, ¿qué estás haciendo?
Sobre todo dos series. Una de ellas la comencé hace tiempo y lleva el nombre de ‘Tapices’, hechos a partir de libros de la historia del arte, que desmonto en tiritas y después tejo. Toda la serie trata de cómo las mujeres artistas estamos exentas o somos el objeto y no el sujeto.
La segunda serie, que será grande, se llama ‘El peso infundado’, piedras cortadas y con un libro (filosófico o religioso) en el centro.