Relajarse, respirar, escuchar murmurar al viento entre los árboles. O las cantarinas voces de las fuentes. Y gentes disfrutando. De eso van los parques, si los entendemos como espacios urbanos, abiertos o cerrados, dedicados, dice la RAE, “a praderas, jardines y arbolado, con ornamentos diversos, para el esparcimiento de sus habitantes”.
Alaquàs ha conseguido un espacio singular, con un bosque urbano (desde 2023) de más de ocho mil metros cuadrados, vivero y a la vez parque, concatenado con parquecitos, una ‘albereda’ (alameda) y el parque municipal del Dijous (jueves), con su escenario, su circuito de educación vial… El resultado es un complejo especialmente pensado para la chavalería al tiempo que un importante pulmón verde para todos.
Varias citas
Ese es el punto que podríamos tomar como modelo. Sin olvidarnos de que Alaquàs posee también, más al entramado urbano, otros parques que merecen visita obligada, como el del Vaixell (bajel, barco), que a su vez contiene el infantil de la Sequieta (pequeña acequia; al otro lado también está la plaza de los Jardines de calle Mallorca, junto al depósito municipal de vehículos).
Además, el más pequeño, pero también sedante Parc de la Senyera, menos sombrado. En cuanto al del Dijous, que abría exitosas puertas en 2007, nos permite iniciar un recorrido de parque en parque por el área metropolitana de València, seguramente incompleto, pero en todos los casos referidos con buen respiro para las respectivas poblaciones. Hagámoslo, por simple cuestión de orden, de manera alfabética. Hasta donde lleguemos en este primer artículo.
Para la chavalería está especialmente pensado el de Dijous
Apuestas ecológicas
Luego, cada cual, desde su propia disposición de tiempo y vehículo, propio o público, que coja el mapa, el GPS o el TomTom (fue la primera marca en llegar por muchas zonas de la Comunitat Valenciana, y así es como te lo bautizan) y le eche al asunto carretera y manta. Y disfrute de estos pequeños remansos de paz seleccionados.
Por ejemplo, deleitémonos con los más de 32.000 metros cuadrados del Bosque Mediterráneo creado por la Generalitat en Albal. Un parque “sostenible, accesible, lúdico y didáctico” anexo a la red de estos que conforman la ermita de Santa Ana y su arbolado entorno inmediato, más la piscina y el complejo deportivo. El espacio de asueto, vallado, se inauguraba en 2012 con, además, un claro interés didáctico y basado en la sostenibilidad.
El Bosque Mediterráneo posee un claro interés didáctico y sostenible
Señorial compañero
Dividido en diversos ‘ecoambientes’ inspirados en la floresta autóctona (“alcornocal, quejigar, sabinar, pinar, carrascal, coscojar y encinar, saladar y comunidades palustres, chopera, olmeda y sauceda, resto del mediterráneo y otros mediterráneos”), reciclaba un antiguo vertedero y añadía más sombra a una zona chaletera que ha ganado notoriamente con ello. Bastante más pequeño (una gran plaza arbolada) es el Parc de l’Hort del Comte d’Albalat, en Albalat dels Sorells.
Pero hay sombra y banquitos. Además, está unido a la plaza delantera del castillo del conde en cuestión. El tramo de la Gran Vía del Conde se cerró al tráfico, primero mediante bolardos, finalmente peatonalizando el tramo del vial en sí. El palacio señorial en concreto, que comenzaba su construcción en el siglo XV sobre una residencia del XIV y lo declaraban Bien de Interés Cultural en 1985, está rodeado de plazas.
Es pequeño el de la Trobada, pero venido a más
Inspiración poética
Estas últimas obras (desde el XV, siempre parece existir quehacer albañilero) han ampliado la zona de repantigarte en un banco y disfrutar de un cacho del día. Alboraia presenta también varios urbanos. Destaquemos el que rodea a la estación de Palmaret, grande, arbolado, un tanto necesitado. Es el del Palmaret, en cierto modo, prolongación del paseo o parque alargado de las Vías (tras soterrar estas). Hay otro Palmaret, más pequeño, pero con su punto recoleto (el de Madera).
En Albuixech, podemos tomar la sombra en la plaza de España, arbolado parque diminuto, y luego, por ejemplo, acercarnos por donde se encuentran el centro cívico y la Casa de la Música. Allí encontraremos otra plaza vitaminada y con mucho encanto: el parque dedicado a Vicent Andrés Estellés, el innovador poeta y periodista (1924-1993) nacido en Burjassot. Conurbada con Silla, Alcàsser presenta al menos una plaza pequeña, pero, a su manera, venida a más.
Con mercado clásico
El Parc de la Trobada (del encuentro) supone ante todo una cuña de sombraje, con juegos infantiles, que nos introduce, flanqueado por más o menos modernos edificios de viviendas, en bastante más que un suspiro de paredes multicolor, de planta baja más piso. No muy lejos se encuentra, cual elegantemente decorado pastel de nata y moca, el Mercado Municipal de 1929, por donde estuvo el lavadero.
Nos hallamos en el nódulo que destila el Alcàsser de toda la vida, donde aún se conservan bastantes de las casas originales, erigidas, como muchas actuales, para familias obreras. Bueno, tomémonos otro respiro sobre cualquiera de los banquitos para coger aires, relajar el cuerpo y entendederas, volver a comprobar las indicaciones del camino y pillar un buen buche de aire, que en esto de los parques diseminados por las poblaciones del área metropolitanas aún nos queda camino que recorrer.