Entrevista > Melisa Meseguer / Artista, violinista y enfermera (Xàtiva, 19-marzo-1991)
Los ves por la calle y enseguida te giras, porque realmente llaman la atención, “circunstancia que asumo”, nos expresa Melisa Meseguer, artista drag, quien nos quiere recalcar que “el drag es una disciplina artística muy completa, que incluye maquillaje, caracterización, vestuario, música y actuación”.
De hecho, tarda noventa minutos en maquillarse la cara para una actuación en la que “soy Marcus Massalami y hago de todo, desde torero hasta marica”. Sus primeros referentes procedían de Estados Unidos e Inglaterra, “inspirándome en ese tipo de drag”. Formó parte durante un tiempo de la plataforma Drag King España, un descubrimiento que “me cambió la vida por completo”.
Discriminaciones
Fundada hace cinco años -en un primer momento online-, la plataforma nos puso en contacto a los drags king de España, “porque éramos pocos y estábamos desperdigados por nuestra geografía”. Ahora es más un medio de difusión en el que compartes tus vivencias y permite que no te sientas tan ‘sola’.
Melisa lamenta las numerosas discriminaciones que ha sufrido y sigue padeciendo, “aunque ahora en Madrid paso más desapercibida”. Esta lacra procede desde pequeña, porque en Xàtiva no comprendían que le gustaran cosas asociadas a lo masculino y también a lo femenino: “me premiaban y castigaban al mismo tiempo”.
«Drag King España es un medio de difusión: compartes vivencias y ayuda a no estar ‘sola’»
¿Sigues actuando en vivo?
¡Por supuesto! Todas las semanas en Madrid y en otras ciudades como Bilbao, València, Barcelona o Gijón, donde este año se celebrará el Orgullo Gay, al igual que en Xàtiva, mi localidad.
Precisamente en Xátiva es la primera vez que se hace, el próximo 6 de julio -a partir de las 21:30 horas-, con un calor que puede ser un horror. El maquillaje me lo fijo muchísimo y está a prueba de todo, pero seguro que lo pasaré mal por las altas temperaturas.
¿Promueves la creatividad y exploración entre los participantes?
Especialmente cuando hago talleres, que ahora comparto con una compañera drag queen, para que así asistan más personas. Las técnicas son las mismas y podemos variar mucho más.
Me gusta dar las herramientas para que otras personas puedan crear lo que quieran contar o expresar. Se trata, en definitiva, de una guía, siempre muy abierta, con pocas normas.
¿Cuáles son los nuevos escenarios?
Es nuestro mayor reto, porque el drag siempre ha estado ligado a la noche y todo el estigma que conlleva: marginación, droga, prostitución… Queremos que tome el valor artístico que se merece y se pueda interpretar en nuevos escenarios, al aire libre, teatrales o galerías de arte.
«Doy herramientas para que otras personas puedan crear lo que quieran contar o expresar»
¿Qué otras actividades realizáis?
Talleres y charlas, para darnos a conocer, porque estamos todavía en esa fase. Parece que vamos rápido, pero no es así; hay mucho desconocimiento. Una de las charlas más sorprendentes la di el año pasado, a distancia, para la Universidad de Massachussets (Estados Unidos).
¿La sociedad actual entiende los roles de género?
Sí los entiende, pero no los acaba de aceptar. La sociedad está muy encasillada y lo que anhelamos es cuestionarnos muchas cosas, saber si queremos salir de esas casillas establecidas.
Al final es una cuestión de privilegio, porque la normatividad no es igual a naturaleza, en el que estamos ‘todes’. Desde ese privilegio se hiere, atacando lo que cuestiona su supuesta normalidad. Por eso hay tanta resistencia cuando cuestionamos esos valores o creencias.
¿Has sufrido alguna discriminación?
Muchísimas, cuando me visto de drag, principalmente, porque voy llamando la atención y es algo que acepto. Es cierto que ahora, viviendo en Madrid, es todo más suave, estoy más en el anonimato.
En Xàtiva me han dicho de todo, marimacho y muchas más cosas, debido a que nunca he encajado en las dos casillas -hombre y mujer-, lo que me ha llevado a mucha discriminación. Afortunadamente están cambiando las cosas, paulatinamente.
«Un drag impacta ya únicamente con la imagen: cuando la ven se acercan, preguntan…»
¿De qué forma el arte puede ser una herramienta para el cambio?
Es como una manera de ponerlo sobre el escenario, para llegar a más gente -especialmente jóvenes- con un mensaje transformador. Descubrí el drag a los veintiocho años y me cambió la vida por completo, pues antes era una travesti de teatro, de obras clásicas.
Pensemos que el drag impacta ya únicamente con la imagen y cuando la ven se acercan, te preguntan… Otros, por supuesto, insultan, como me sucedió recientemente en Bilbao; mi respuesta es ignorar frente a personas que no quieren ni entender ni aceptar. Es una lucha vacía.
Cuentas también con una larga carrera musical.
Sí, soy violinista. Lo estudié en la Academia Nova y el Conservatorio Luis Milán de Xàtiva, aunque durante mucho tiempo detesté este instrumento. Afortunadamente me reencontré con él mientras estudiaba Arte Dramático y ahora lo utilizo en todos mis espectáculos.