Como sucede en todo el litoral mediterráneo, el mes de julio pasa por ser el más caluroso del año en Benidorm. En las horas centrales del día, cuando el sol impacta de lleno sobre la Marina Baixa y las chicharras elevan su eléctrico discurso hasta decibelios impensables, raro es el día que el termómetro no rebase de largo los 30º.
Ante esa situación, hay que ser realista, caben pocas opciones para el alivio. Existen apenas un par de remedios efectivos para hacer la vida algo más placentera en esos instantes, y pasan por ponerse a remojo en el mar o la piscina o, en todo caso, huir hacia la refrescante protección del aire acondicionado.
La subida a la cruz, asfaltada por completo, es accesible a todo el mundo y, por ello, una de las más visitadas
Sin renunciar al ejercicio
Los expertos en salud (y el propio sentido común) recomiendan evitar a toda costa la práctica del ejercicio al aire libre en esas horas centrales del día, pero Benidorm y sus alrededores ofrecen muchas opciones para que los amantes de la actividad física puedan disfrutar de su pasión también en verano e, incluso, usarla como alivio al calor. Para ello, eso sí, es imperativo madrugar o, en su caso, esperar al ocaso.
Una de las actividades más satisfactorias, también en verano, de las que se puede disfrutar nos sirve, además, para conocer los alrededores de la ciudad y poder observar los rascacielos desde otro punto de vista. Rutas senderistas de muy baja dificultad y que pueden completarse después de desayunar y antes de que el calor apriete de verdad (o tras la merienda antes de que se haga completamente de noche).
El sendero urbano de la cruz
Erigida en lo alto de la Serra Gelada durante el primer gran boom turístico de la ciudad, para cuidar de las pecadoras almas de un Benidorm en el que el bikini y el libertinaje llegado del Viejo Continente ponía en riesgo el faro moral de Europa, la cruz se ha convertido paradójicamente en un reclamo de primer nivel para los turistas.
Desde la playa de Levante, son apenas cuatro kilómetros en recorrido de ida y vuelta que, a un ritmo ‘normal’ se pueden cubrir en menos de dos horas y discurren por completo por carreteras y caminos asfaltados, lo que hace que incluso personas con movilidad reducida (no es raro ver allí los omnipresentes carros eléctricos de alquiler) puedan disfrutar de este paseo con facilidad.
Hacer la travesía de la Serra Gelada está recomendado únicamente para senderistas experimentados
De los rebaños a los rascacielos
En las proximidades de la ubicación de la actual cruz se hizo en su época una de las fotos más icónicas de aquel Benidorm del prototurismo, y que ha servido desde entonces para comprar la evolución de la ciudad. Esa imagen, que muestra a un pastor acompañando a su rebaño mientras pasta en las faldas de la Serra Gelada, enseñaba de fondo una playa de Levante limpia de cualquier edificación.
Hoy, desde la cruz se puede contemplar la imponente estampa del urbanismo vertical de la ciudad, gracias a los poco más de doscientos metros de altura sobre el nivel del mar en el que se ubica este símbolo de Benidorm. Allá arriba, además, suele soplar una muy agradable brisa marina, que ayudará a refrescar el cuerpo antes de iniciar la bajada a la urbe.
La Serra Gelada, exigente y satisfactoria
Más preparados hay que estar para afrontar la ruta que cruza la Serra Gelada de punta a punta. Es importante señalar aquí que la travesía a la montaña que une Benidorm con l’Albir no es, en absoluto, recomendable para inexpertos, y que para realizarla es imperativo ir bien preparado tanto en el calzado como, sobre todo, en reservas de agua.
Se trata de una aventura lineal de casi nueve kilómetros que una persona o grupo acostumbrado a hacer senderismo puede completar invirtiendo para ello entre cuatro y cinco horas de caminata, por lo que la gestión de la hora de salida será fundamental para no sufrir calor en exceso.
Desde Finestrat se puede atacar la cima del Puig Campana, el techo de la Marina Baixa
El corazón del Parc Natural
Por el dibujo de la Serra Gelada se acumula un desnivel positivo de 800 metros, y se puede optar por salir del punto de información del parking del Faro de l’Albir y acabar en la cruz, o viceversa. En cualquiera de los casos, la ruta está suficientemente bien indicada (de nuevo, para los senderistas ya experimentados y que saben identificar las señales) y varias aplicaciones especializadas ofrecen sus ‘tracks’ de manera gratuita.
Esta vía nos permitirá conocer las entrañas del Parc Natural de la Serra Gelada y, con suerte, cruzarnos con algunos ejemplos de la fauna que en ella habita. Además, al dejar siempre a un lado el mar, es una opción ideal para comprender cómo este espacio protegido se extiende, en su dominio marítimo, por toda la bahía de Benidorm, la isla, la Illet Mitjana, l’Albir y hasta la desembocadura del río Algar.
Techo de la comarca
La tercera y última opción que proponemos para una ruta veraniega nos obligará, eso sí, a disponer de un vehículo para desplazarnos hasta el vecino municipio de Finestrat y desde allí, desde la Font de la Favara, iniciar el ascenso a la cima del Puig Campana, el techo de la comarca de la Marina Baixa con sus 1.406 metros sobre el nivel del mar.
Pese a ese enorme desnivel, la ruta hasta la montaña moldeada por el gigante Roldán, no es técnicamente complicada, aunque sí exige una preparación física acorde y, de nuevo, el uso de calzado y ropa adecuadas.