Entrevista > Darío González / Guitarrista (Calpe, 15-mayo-1995)
La noche del 12 de julio será especial para nuestra localidad y para todos los amantes de la buena música: a partir de las 21 horas tendrá lugar en la Iglesia de San Bartolomé el concierto ‘Músics amb denominació d’origen’, interpretado por la soprano Pepi Lloret y el guitarrista Darío González, con el que vamos a mantener una interesante conversación.
Al joven y dinámico Darío ya le encantaba la magia, pintar, dibujar y, por supuesto, la música. Nos contará qué artistas le marcaron -el que más, sorprendentemente, es un pianista, “al que casi le rezo todos los días” (ríe)- y qué profesores o maestros le fueron guiando hasta llegar a ser el profesional que es.
Faceta como profesor
Charlaremos igualmente sobre su faceta como profesor, que le encanta, tanto en los conservatorios de Meliana y Catarroja como en una pequeña rondalla organizada en Beniardà. “Para que un alumno te dé lo máximo debe tener un referente, un maestro con personalidad y que se la muestre”, sostiene.
El músico recuerda con especial cariño los conciertos realizados en el Auditorio de la Diputación de Alicante (ADDA), “allí donde han tocado los más grandes”; otro junto a la cantante La María, en un evento celebrado recientemente en Barcelona, y el dúo que formó con su compañero y amigo Ramón Sánchez en Caravaca de la Cruz (Murcia).
¿De dónde viene tu pasión por la música?
Es una rareza, porque según me explicaron una parte de la familia de mi padre -que es asturiana- está vinculada con Ángel Barrios, enorme guitarrista de principios del siglo XX. Pero es una anécdota, porque en mi familia directa nadie se dedica al arte.
De pequeño, aparte de gustarme la música, hacía sobre todo pintura -que no se me daba mal-, hasta que un día, saliendo de clase, me asomé a la de guitarra que me llamó poderosísimamente la atención. El siguiente paso fue apuntarme a las lecciones de Toñi Abellán.
¿Tanto te marcó esa profesora?
Por supuesto, muchísimo. Ahora, con el paso del tiempo, sitúas a los profesores que realmente han dejado poso en tu vida. Nunca le estaré suficientemente agradecido, porque Toñi confió ciegamente en mí desde el minuto uno, con once años, como me recuerda cada vez que nos vemos. Todavía me pregunto a día de hoy qué hubiera sido de mí si no se cruza en mi camino.
Al dar también clase me doy cuenta de cuán importante es insertar confianza en los alumnos, guiarlos, por supuesto con criterio y haciéndoles saber que pueden mejorar y que tengan una percepción correcta, elevada de sí mismo.
«Estoy muy agradecido a la profesora Toñi Abellán, quien confío en mí desde el principio»
Seguidamente, ¿qué sucedió?
Ella pertenece a la Escuela de José Tomás, uno de los discípulos más directos de Andrés Segovia, célebre guitarrista clásico. Tomás fue el catedrático de guitarra de Alicante durante muchos años y hoy en día sigue su estela Ignacio Rodes, con el que tuve la suerte de estudiar, siendo mi último profesor de carrera.
Comprendes que todo se entrelaza, porque el primero y el último de tus maestros están conectados. Tampoco querría olvidarme de las figuras de José Miguel Fayos -compositor- y Vicenç Mut, mi gran mentor, hoy profesor de guitarra del Conservatorio Profesional de Música de Xàbia, donde hay un nivel de enseñanza altísimo. Precisamente con Vicenç fue cuando me atreví, a los catorce años, a decir que quería ser músico.
¿Él te indujo a querer también ser profesor?
Puede ser. Obviamente no soy concertista a tiempo completo y en la actualidad casi todos los músicos tenemos que volver a adquirir habilidades multitarea, como puede ser la de dar clases, dirigir, componer, editar, hacer arreglos…
Pero convertirme en profesor nunca fue un paso atrás. El camino de la vida te va llevando y te das cuenta que un intérprete lo es en todos sus ámbitos: no puedes abstraerte de tu propia opinión y es bueno, porque para que un alumno pueda extraer su gema interior tienes que mostrarle tu personalidad, que vea que la tienes.
«Con mi gran mentor, Vicenç Mut, me atreví a decir con catorce años que quería ser músico»
¿Qué más aprendes de ellos?
En las manos de los demás descubro cosas en las mías. Me voy nutriendo de ellos y eso que le planteo a los alumnos me pregunto: ¿por qué no lo hago conmigo mismo? De dar clases, por ejemplo, he obtenido serenidad, pues en mi época de estudiante quería aprender todo demasiado rápido.
En la actualidad doy clase en los conservatorios de Catarroja y Meliana, que promueve una enorme cantidad de proyectos para unos alumnos -diez- que están motivadísimos y, algunos, con la clara intención de dedicarse a esto.
¿Cuáles fueron tus primeras referencias musicales?
Con el que me enganché a la música fue con Elvis Presley, del que era gran aficionado mi padre. De sus discos conocí a Antonio Vega, M-Clan o Revolver, y me enamoró también el blues, pues, aunque me dediqué fundamentalmente al clásico, también toco la guitarra eléctrica desde que empecé y ahora mismo me estoy iniciando en instrumentos antiguos de cuerda pulsada.
«Ser profesor no fue un paso atrás, aprendes que un intérprete lo es en todos los ámbitos»
¿Y las actuales?
Van cambiando, porque paso el día escuchando música y me encanta reciclarme. Me fascinan desde guitarristas eléctricos, como Eric Clapton o Mark Knopfler, hasta Paco de Lucía, pasando por Sviatoslav Richter y Brad Mehldau.
Asimismo, el último gran músico que me ha influenciado ha sido pianista: Arturo Benedetti Michelangeli, que tuvo una leyenda oscura porque cancelaba muchos conciertos, quizás debido a la cantidad de exigencias que ponía en sus intervenciones públicas. No sé si había músicos tan impecables como este italiano, fallecido en 1995.
¿Podrías vivir sin música?
¿Quién podría?, en mi caso no. La música es algo constante en mí: me dedico 100% a ella y me considero un afortunado, como muchos otros guitarristas que conozco. ¡Somos elásticos! Si le dedicas esfuerzo y dedicación, porque no todo es talento, sino que a base de trabajo se puede despertar una gran capacidad para hacer música.
«Mi vida es la música: me fascina desde Eric Clapton hasta Paco de Lucía, un auténtico genio»
Respecto a tu estilo, ¿cómo lo defines?
Es complicado señalarlo, porque un día tengo un concierto de guitarra clásica con un chelista -tocando música de Ravel, Albeniz o Falla- y al siguiente lo hago con un grupo de indie rock. Tampoco pretendo ser ecléctico; simplemente me resulta inevitable acercarme a los lenguajes musicales que me gustan. Para mí es como tratar varios idiomas, o solo uno, pero muy amplio.
Sí es cierto que mi formación es clásica, es a lo que más horas le dedico -por estudios e investigación-, pero estoy sumamente interesado en otras cosas: tengo una vihüela, habitual en la España del siglo XVI, y hace poco he adquirido una tiorba, del Barroco.
Tu mayor desafío como artista, ¿cuál ha sido?
En general, tocar solo es suficiente reto para sentir la tentación de escapar cinco minutos antes de aparecer en el escenario; pienso en irme por la salida más cercana. Pero hay algo insoslayable, que es tremendamente satisfactorio.
Los nervios son normales, con el paso del tiempo aprendes a templarlos, aunque nunca del todo. En mi época de estudios lo pasaba realmente mal. Sin embargo, fueron momentos de muchísimo aprendizaje, especialmente personal, debido a que tienes, por un lado, lo que más amas en la vida y, por otro, debes hacer el mayor trabajo de introspección posible.
«Conocí a Pepi Lloret hace unos diez años, conectamos y poco después formamos un dúo»
¿Cómo se presenta el concierto del 12 de julio?
Con mucha ilusión. Se llevará a cabo en la Iglesia de San Bartolomé en el marco del Festival de Música d’Estiu, a dúo con la cantante Pepi Lloret, laureada con diversos premios y profesora de canto del Conservatorio Profesional de Música de Xàbia, del que yo mismo fui alumno. Todo ello le da mucho más sentido al concierto.
¿Cuál es tu relación con la propia Pepi?
Excelente. Va a ser un honor realizar esta actuación junto a ella. La conozco desde hace muchos años -conectamos inmediatamente- y después, en 2016, formamos el dúo. Es la mejor cantante con la que he actuado y ambos estamos entusiasmos con el repertorio que hemos preparado, poco habitual en guitarra y voz.
¿Se centrará en la música antigua?
Girará en torno a París, como centro neurálgico de la revolución musical de principios del siglo XX. Tendremos música de Gabriel Fauré, académico y bascular entre el Romanticismo y el Modernismo de finales del XIX, y de Claude Debussy, con un repertorio profundamente evocativo que hacía grandes referencias pictóricas.
Igualmente habrá música de otros que se vieron atraídos por la capital francesa, como Heitor Villa-Lobos. ¡Esperamos que lo puedan disfrutar todos los presentes!