Entrevista > Alejandro José Caamaño Torres / Escultor (Orihuela, 8-junio-1961)
El artista Alejandro Caamaño cuenta con una larga trayectoria artística. Su material preferido y con el que ha modelado la mayor parte de su obra es el bronce, aunque ha experimentado con muchos más. Confiesa haber perdido la cuenta de todas las obras que ha esculpido durante su vida.
Ha expuesto su obra en multitud de lugares, como Alicante, Barcelona, Madrid, Toledo, La Coruña, San Francisco, Ohio, Londres, México D.F., etc. y, actualmente, podemos ver una exposición suya: ‘Miguel Hernández: su poesía en bronce, tierra y alma’, en la Biblioteca Pública Fernando de Loazes de Orihuela. Hemos hablado con el escultor para conocerle mejor.
¿Cómo y cuándo comenzó su interés por el arte?
Desde muy pequeño, viendo cómo mi padre hacía el pan. Me atraía esa fase cuando amasaba, y yo empecé a imitarlo jugando con la plastilina. Ya empecé a tener clara mi vocación, y me enfoqué en la rama de estudios artísticos.
¿Recuerda su primera escultura?
Mi primera escultura fue un homenaje a Miguel Hernández, y la llamé ‘Llegó con tres heridas’. La suelo exponer al público en muchas ocasiones, pero luego me la llevo a casa. Procuro conservarla porque le tengo mucho cariño.
El bronce es el material que suele trabajar. ¿Por qué?
Es el material que más me gusta porque he probado muchos otros, como el barro, el metal, la piedra, y no consigo obtener el acabado que busco.
Suelo empezar con barro o plastilina, pero siempre suelo finalizar mis obras recurriendo al bronce para obtener ese resultado que quiero.
«Mi material favorito para esculpir es el bronce»
Desde que imagina la escultura en su cabeza hasta que finalmente la termina, ¿cuál es el proceso?
El primer paso es un proceso que tiene lugar en la mente, esa imagen que te viene provocada por una poesía, por una experiencia, por un miedo…Es tu imaginación la que desarrolla esa fase creativa y provoca que las obras se materialicen.
Tras imaginarlas, las esculpo o dibujo en un boceto para no olvidarlas y, cuando tengo tiempo para ellas, terminan convirtiéndose en esculturas.
Ha hecho exposiciones tanto nacionales como internacionales. ¿Alguna anécdota que quiera compartir con nosotros?
Tengo muchas. Por ejemplo, una que me ocurrió en una exposición en Barcelona, cuando dos señoras (una con gafas de sol) tocaban una de mis esculturas y una le decía a la otra: “Hermana, esto es una tacita y detrás tiene una cara. ¡Anda! y una tetera con cara por detrás. ¡Anda! y otra taza con otra cara”.
La hermana le contestó: “El artista ha pintado tanto las caras, como la tetera y las tazas con forma de nubes. ¿Te acuerdas hermana cómo son las nubes?”. Y la hermana le contestó: “Sí, como el algodón”. Es decir, esa señora nunca había visto las nubes. En ese momento señalé esa escultura como vendida, y aunque la expongo, siempre la guardo. Me recuerda dar gracias porque tenemos dos ojos para ver.
¿Cuál es el encargo más extraño que le han hecho?
Diría que fue una escultura de la que salía agua para una piscina. Y cuando hacía cerámica con el torno, me encargaron que hiciese una vajilla con la poesía de Miguel Hernández. Fue un encargo que me encantó; me imaginaba comiendo mientras leía, por ejemplo, ‘Vientos del pueblo’.
«Hice una vajilla de cerámica que plasmaba la poesía de Miguel Hernández»
¿Y el más habitual?
El encargo más habitual que me suelen hacer, por norma general son mis ángeles, que tienen una forma muy peculiar.
Tengo otra anécdota sobre ellos. En una exposición, una señora se extrañó al verlos y me dijo: “Señor, ¿no sabía usted que los ángeles no tienen sexo?” a lo que contesté: “¿Usted se ha fijado bien en que, tanto pintores como escultores anteriores a mí, sí les han puesto sexo cuando son niños? ¿Qué pasa, que crecen y se les cae como la fruta madura?”.
Actualmente y hasta el 19 de julio tiene una exposición en la Biblioteca Fernando de Loazes de Orihuela. ¿Qué podemos ver allí?
Se trata de que los asistentes puedan leer a Miguel Hernández, cuyos poemas se encuentran al lado de cada obra, de forma que pueden ver de dónde viene o qué ha originado esa escultura que se expone.
«Trabajo ahora en una exposición, junto a la pintora Luna Sola, que se basa en la técnica pictovolumen»
¿Qué tiene Miguel Hernández que le ha dedicado una serie de esculturas?
El poeta de mi pueblo, para mí, es uno de los más grandes e importantes de este país. Sus poesías están cargadas de inspiración para cualquier artista.
Sus poemas tienen una profundidad que muchos otros no tienen. Por ejemplo, en ‘El beso’ dice: “Besándonos tú y yo, se besan nuestros muertos, se besan los primeros pobladores del mundo”. Esa poesía te evoca a pensar que cuando besas a tu pareja, se besan vuestros padres, abuelos, bisabuelos… Miguel Hernández es muy profundo e inspirador.
¿En qué trabaja ahora mismo?
Ahora estoy trabajando con la maravillosa pintora Luna Sola Caselles, en una exposición donde se plasma una técnica que hemos creado y llamamos pictovolumen. Yo pongo volumen y Luna pinta.
Además, estamos haciendo una revisión de las cartas del tarot. Va a ser algo muy peculiar que anunciaremos y expondremos cuando esté acabado.