Entrevista > Inma Boscá / Deportista (La Pobla del Duc, 10-marzo-1979)
La vida de Inma Boscá cambió a los 33 años tras sufrir una lesión medular, una inflamación que acabó derivando en una enfermedad de las denominadas raras, “sin diagnóstico”. Todo había empezado con un fuerte dolor de cabeza, en la parte izquierda, que pasó a la pierna (también izquierda). “Cuando ingresé ya no la podía levantar y a la semana me quedé inmóvil de cintura para abajo”, rememora.
A partir de entonces su percepción varió y comenzó a ser un ejemplo para los demás, valorando mucho más todo, de un modo especial la montaña, su segunda casa, a la que acude habitualmente junto a su marido, Toni Ibáñez, su fiel compañero. Los dos compiten en trails por diversos puntos del territorio nacional, “sin parar de disfrutar”.
Superación y perseverancia
Inma ha sido, además, capaz de ganar dos competiciones -Cartagena y Albacete- y han vivido miles de anécdotas, la mayoría divertidas, como cuando la silla de rueda se quedó enganchada en el barro durante el trail de Tarragona. “No podíamos parar de reír”, relatan, pues ambos tienen claro que “nos tomamos las cosas con filosofía”.
Es sin duda, un ejemplo de superación y perseverancia, del que muchos deberíamos aprender, capaz de recorrer más de sesenta kilómetros por la sierra, pese a las continuas dificultades, “porque hoy estás aquí, pero mañana no sabemos dónde estaremos”.
¿Hasta qué punto amas la montaña?
Muchísimo. Aparte de los pasajes que puedo contemplar, desde que voy a la montaña se me olvidan los problemas y los dolores que tengo por los espasmos. Me siento profundamente libre y feliz, es una pasada.
Pero las dificultades son máximas.
No nos importa, porque siempre nos ha apasionado el deporte. En la montaña, cuando es cuesta arriba, como la tracción está delante, Toni debe ayudarme mediante una cuerda atada en su cintura. En plano voy sola, a excepción que la senda o pista esté muy bacheada. En ese caso mi marido se sitúa detrás, para que no vuelque.
«Desde que voy por la sierra se me olvida todo, incluso los dolores por los espasmos»
¿Es vuestra gran pasión?
Sin duda. E insisto, no es complicado, sino muy divertido. Recuerdo que, al comenzar a correr por asfalto, le decía “no quiero volver, no me gusta”, pero regresaba, pasando horas y horas, sobre todo en la montaña.
Poco después Toni me propuso hacer un ultra y le contesté que sí. Al finalizar la primera -con lluvia, barro y frío-, le espeté “búscame otro que me apasiona”. Fueron más de trece horas, pero no me dolía nada, por la adrenalina; al día siguiente sí (ríe).
Al correr por la montaña, ¿qué sientes exactamente?
Libertad y que me gusta muchísimo. Simplemente por los pasajes que contemplo me alimento (el alma) y cuando me he caído, dos veces, me he levantado para seguir, así de sencillo.
Nos han pasado muchas anécdotas, algunas desagradables, como ese chico joven que nos acusó de “tener ventaja por ir en silla de ruedas”, pero casi todas divertidas, especialmente en el primer trail, en Tarragona (2021), que nos metimos en el barro -había llovido mucho- y no había forma de salir de allí.
«Al finalizar el primer trail le dije a mi marido, Toni, “búscame otro, que me apasiona”»
¿Cómo pudisteis superarlo?
¡Era un barrizal tremendo y estuvimos una hora y media para recorrer apenas cien metros! No parábamos de reír y tuvimos que emplear toda el agua para limpiar las ruedas, que estaban llenísimas de barro. Al ir por la montaña, lo que para uno es superar una piedra, para nosotros es todo un desafío. La nuestra es, por supuesto, una manera diferente de correr.
¿De qué competiciones estás más satisfecha?
Principalmente la de Tarragona, que nos abrió las puertas a competir; la de Cartagena, que quise dedicar a mi suegro, recientemente fallecido; y la disputada en Albacete, la Mega Race, el pasado año. Fueron cincuenta millas, poco más de ochenta kilómetros y, además de ganar, Toni quedó segundo en su categoría.
Del mismo modo, acabamos de finalizar un fantástico reto de 300 km. por los Pirineos, un recorrido precioso dividido en cinco etapas, comenzando en Llançà para acabar en Andorra La Vella. ¡Fue brutal!
«No debemos preocuparnos de lo que tiene solución, ni tampoco de lo que no la tiene»
¿Qué ha significado ganar el premio al Mérito Deportivo?
Todo un honor, otorgado por la Federación de Deportes de Montaña y Escalada de la Comunitat Valenciana (FEMECV). Fue como decir “voy en silla de ruedas, pero valoran y reconocen mi esfuerzo”.
¿Cuáles serían tus palabras hacia aquellas personas que se quejan por todo?
Que la vida se tiene que vivir, disfrutar, que es un día, porque hoy estás aquí y mañana no sabes dónde estás. Los problemas, como dice Toni, si hay solución no debemos preocuparnos, y, si no la hay, tampoco.