Entrevista > Antonio Amorós / Excomisario de la Policía Local de Petrer (La Algueña, 16-mayo-1959)
Policía por vocación, Antonio Amorós comenzó a servir como Guardia Civil en el País Vasco durante aquellos duros primeros años ochenta, en una época en la que tuvo que ver a muchos de sus compañeros perder la vida a manos del terrorismo.
Sin embargo, lejos de aquel ambiente, el destino le tenía guardado otro as en la manga, más amable, cuando en 1983 cambió el cuerpo de la benemérita por el de la Policía Local de Petrer, donde, exceptuando los dos años que estuvo como responsable de la jefatura de Elche, ha estado prestando servicio durante las últimas cuatro décadas hasta su reciente jubilación.
Desde dentro
Aquí ha pasado por todos los escalones, desde policía de calle, lo que reconoce que realmente siempre le ha gustado hacer, hasta ocupar cargos de responsabilidad en trabajos de oficina, pero siendo siempre testigo directo de la gran transformación que ha experimentado nuestro cuerpo de seguridad local a lo largo de los años, hasta llegar a los cerca de sesenta agentes con los que cuenta en la actualidad.
Hoy la Policía Local de Petrer es una de las instituciones más enraizadas y valoradas de nuestra ciudad, con un gran sentido de la responsabilidad y profesionalidad, en constante evolución, moderna, cercana y siempre dispuesta a prestar servicio al ciudadano.
«Desde siempre me han llamado la atención los uniformes»
Después de más de cuarenta años de dedicación al cuerpo local de la policía, ¿ha sido duro decir adiós?
Te encuentras un poco extraño y con sentimientos encontrados, porque han sido más de cuarenta y cinco años de servicio: cuatro que estuve como Guardia Civil y los más de cuarenta y uno en la policía local. Por una parte, notas como un descanso y una relajación por todo lo que ha sido llevar la responsabilidad de la seguridad en el pueblo, pero también echas de menos esa actividad y esa forma de entender la vida durante tantos años.
Cuatro décadas dan para mucho. ¿Hay algún recuerdo que se le haya quedado grabado?
El atraco que hubo en una oficina de la CAM hace años, que acabó con un atracador muerto; eso fue el suceso más grave que he tenido. También, en unas fiestas de Moros y Cristianos recuerdo que apuñalaron en un cuartelillo a varios chavales, aunque en este caso afortunadamente no hubo que lamentar ningún herido grave.
¿Qué diferencias hay entre aquella policía local en la que entró en 1983 y la que ahora acaba de dejar?
En estos años la policía local ha cambiado y se ha profesionalizado mucho. Cuando entré había menor nivel de exigencia que ahora, porque apenas se pedían poco más que estudios primarios. Hoy muchos vienen con una carrera o se la sacan dentro del cuerpo. Esto ha supuesto un nivel de preparación que redunda en un mejor servicio al ciudadano.
Aparte, en aquella época había 20.000 habitantes en Petrer, así que los problemas eran la mitad que hoy en día, que somos 35.000. Y también tenemos una mayor plantilla: veinticinco agentes de entonces frente a los casi sesenta que tenemos actualmente.
«La policía local ha cambiado y se ha profesionalizado mucho»
¿Siempre quiso ser policía?
Sí, desde siempre me han llamado la atención los uniformes y el servicio policial. Yo soy hijo de guardia civil y desde pequeñito siempre he visto a mi padre con el uniforme y el tricornio. Cuando lo vi por primera vez de paisano me sorprendió, porque en aquella época, incluso en casa, siempre solía ir vestido de uniforme.
Quizá eso consiguió despertar su vocación.
Supongo que eso habrá influido. Con 19 años conseguí entrar en la Guardia Civil. Durante tres años estuve destinado en el País Vasco, en los peores años, donde vi a muchos de mis compañeros perder la vida. Después, me destinaron por la zona de Alicante, concretamente en San Vicente.
Parece que me atraía más la policía local. Por eso, me puse a estudiar otra vez y conseguí plaza aquí en Petrer en el año 1983. He pasado por todas las escalas y categorías hasta llegar a comisario, con un intervalo de una comisión de servicios en la que estuve de responsable de la jefatura en Elche durante dos años.
Como dice, ha pasado por todos los escalafones de la policía local. ¿Cuál le ha gustado más?
A mí siempre me ha gustado la calle, pero según vas ascendiendo tienes que dedicarte más a tareas burocráticas. Aun así, he procurado seguir saliendo a las calles para ver los problemas directamente.
«Soy un policía de vocación»
Ha conocido a todos los alcaldes de la democracia y a los concejales responsables de la seguridad local. No le voy a poner en el compromiso de que me diga con quién se ha sentido más a gusto, pero sí le voy a preguntar cómo ha sido la relación que ha mantenido con los políticos.
Cuando yo entré en enero de 1983 era casi el final de la primera legislatura, que había empezado cuatro años antes, en el 79, y duró hasta mayo del 83. Así que llegué a conocer al primer alcalde de la democracia, Vicente Maestre, y he pasado, por tanto, por todos los colores políticos con Izquierda Unida, Partido Popular y Partido Socialista.
Como todas las personas, tengo mis inclinaciones políticas, pero, sinceramente, como entiendo que la lealtad institucional va por encima de todo, y yo me debía a las personas que el pueblo había elegido para dirigirnos, siempre he procurado ser fiel independientemente de quien gobernara. No he tenido ningún problema con ellos y les agradezco el apoyo que he tenido de todos.
Pero sí quiero decir que he tenido un cariño especial por el fallecido Carlos Cortés, el concejal con el que accedí a la jefatura y con el que siempre he sentido un apoyo tremendo.
En 2012 y 2013 estuvo destinado en Elche. ¿Qué tal la experiencia de estar en una gran ciudad? ¿Notó mucho el cambio con respecto a Petrer?
Pasé de dirigir sesenta policías a más de cuatrocientos. Pero, en definitiva, al final los problemas son casi los mismos, aunque al haber más habitantes se multiplican.
¿Conocen y valoran los ciudadanos de Petrer el trabajo que realiza nuestra Policía Local?
Pienso que sí. Siempre he contado con muy buenos profesionales y gente muy preparada, comprometidos y con una integridad profesional encomiables, y eso lo valora mucho el ciudadano.
«En la Policía Local de Petrer siempre ha habido buenos profesionales y gente muy preparada»
¿Cuáles son los servicios principales que realiza?
Una amplia variedad y todos ellos relacionados con el tráfico y con la seguridad ciudadana: patrullar la vía pública, atención a víctimas de violencia de género, el agente tutor en los colegios o la educación vial.
¿Qué delitos son los más habituales en Petrer?
No suele haber muchos y va en épocas. Los más frecuentes suelen ser los robos en casas de campo y en vehículos. Atracos en la calle hay muy pocos y otro tipo de delitos más graves casi no hay.
¿Tenemos una policía adecuada a las necesidades del pueblo o harían falta más efectivos?
Los índices que marca la Unión Europea son que tendría que haber dos policías por cada mil habitantes. Si contamos que Petrer tiene 35.000 vecinos, tendríamos que ser ya unos setenta agentes, diez más de los que hay ahora. También hay que tener en cuenta que tenemos a la Policía Nacional, que despliegan servicios tanto en Elda como en Petrer.
«Me quedo con lo bueno, y de lo malo no me acuerdo»
Cosas buenas y malas que se lleva.
En tantos años ha habido de ambas. Y situaciones más difíciles y otras más llevaderas. Pero, sinceramente, me quedo con lo bueno y de lo malo no me acuerdo.
La relación con los demás cuerpos de seguridad que operan en Petrer, ¿cómo ha sido?
En general, siempre muy buena. Ha habido épocas y momentos en los que ha habido más o menos ‘feeling’ dependiendo de las personas que dirigían esos cuerpos.
¿Cómo se definiría como policía?
Como un policía de vocación. Algunos han entrado en esto por tener una seguridad en el trabajo, pero yo estoy en la parte de los que han entrado como policías porque nos gusta y no nos vemos en otra cosa. Cuando tú haces lo que te gusta normalmente lo haces bien, pero cuando lo haces porque no tienes más remedio, a lo mejor no lo haces tan bien.
Además, no creo que lo haya hecho mal. Yo me fijo mucho en las emociones y en los sentimientos y, sinceramente, me he ido del cuerpo muy contento y tranquilo con el trabajo que he realizado. Mi vocación siempre ha sido ayudar a la gente y me siento privilegiado de haber podido hacerlo durante tanto tiempo.
«Siempre me ha gustado estar en contacto con el trabajo de calle»
Contaba antes que la policía local ha cambiado mucho desde que entró usted a prestar servicio como agente hace más de cuarenta años y, por tanto, a la vez que la sociedad, se ha ido actualizando a las necesidades de cada momento. ¿Cómo de importante es que cuenten con unos medios de primera?
Hoy en día los ciudadanos soportamos una presión fiscal fuerte y se pagan muchos impuestos que son necesarios para tener unos buenos servicios. Así que la gente se merece recibir el mejor servicio posible y de calidad.
Ocasionalmente, durante su mandato, en Petrer se han producido protestas reivindicativas por parte de la policía local para pedir una mejora en las condiciones laborales. ¿Han enturbiado estas demandas la buena sintonía que debe reinar entre ella y los gobiernos locales?
Como en todos los colectivos, en la policía local existen también unos sindicatos y unas reivindicaciones para mejorar que son legítimas, tanto económicamente como en el servicio. Cuando se producen estos choques, pasa como con cualquier empresa, que hay medidas de presión de los sindicatos.
Es incómodo, porque al ser jefe uno se encuentra un poco en el medio. Por una parte, los policías quieren que estés a su lado, como he hecho siempre, pero también, por otra parte, el político quiere que los servicios sigan saliendo como antes.
La jefatura de la policía ha pasado ahora a Fermín Bonet. ¿Cree que se queda en buenas manos?
Confío que sí. Él ha estado conmigo trabajando codo con codo casi treinta años, desde que entró en la policía de Alicante, y conoce perfectamente el servicio y a la gente. Sabe cómo llevar a la plantilla. Confío en su liderazgo y espero que no tenga ningún problema.