Los murmullos y gritos del viento entre los árboles, el relax pese al guirigay de la gente que, como tú, ha decidido que era buena idea pasarlo en una piscina pública (habitualmente de pago, lo que puede dar para el mantenimiento). Quizá en una de las llamadas naturales, aunque ya esté domeñada, como la zona recreativa del azud del río Tuéjar (en Los Serranos), un poco más allá de la piscifactoría.
O por la más usual, en hechuras, y claramente artificial, de Xaló (Marina Alta), cruzando el río. Buen momento para extasiarnos ante un pedazo de telaraña en los vestuarios de la primera, o alucinar con la voluminosa testa de las hormigas de la segunda. Las vacaciones tienen eso, que las mentes están ociosas. Y una buena oferta para el asueto consiste en visitar las piscinas. ¿Y aquí, qué ofrece la Comunitat Valenciana?
Casi cinco albercas
Por estos pagos, según el registro catastral de 2023, hay nada menos que 247.870 piscinas, o sea, que salimos a 4,86 albercas por cada centenar de habitantes. Un dato curioso, puesto que solo un año antes se habían anotado 245.082. Resulta interesante incluir parte del listado de las localidades españolas con mayor número de piscinas. Al frente, Madrid, seguida por Córdoba y Marbella. Además de Murcia y la gaditana Chiclana de la Frontera.
Y a continuación, ya encontramos muestras de nuestra Comunitat: Xàbia (Marina Alta) y Elche (Bajo Vinalopó), seguidos de la malagueña Mijas, Orihuela (Vega Baja), la madrileña Pozuelo de Alarcón, la balear Palma, Málaga, Torrent (l’Horta Sud), la madrileña Rivas-Vaciamadrid y Llíria (Camp de Túria). Ahora bien, ¿cuántas de todas ellas son municipales, colectivas? Con los vaivenes administrativos topamos. Existía aquí un libro de piscinas de uso colectivo, pero el procedimiento fue anulado.
Salimos a 4,86 albercas por cada centenar de habitantes
Remojes naturales
El motivo de ello es el protocolo de autocontrol técnico-sanitario, “preferentemente en soporte informático”, ya que dicho libro no era más que una herramienta para comprobar dichos aspectos. Con lo que este debe y haber dejó de ser necesario. Hay varios listados que ofrecen distintas cantidades, pero hay que tener en cuenta que algunos de ellos excluyen las llamadas “piscinas naturales”, como pueden ser los Charcos de Quesa.
Cuatro charcos o piscinas naturales en total (del Chorro, de la Horteta, de las Fuentes y la Bañera), en la Canal de Navarrés. O el complejo, ya casi reconvertido en parque temático, de las Fonts o fuentes de l’Algar, en Callosa d’en Sarrià (Marina Baixa). Como detalle, tanto Quesa como Callosa d’en Sarrià poseen la opción de bañarse en piscina municipal clásica. Esto ya nos da una pista.
Xàbia, Elche, Orihuela, Torrent y Llíria, entre las ciudades con más instalaciones
De municipio a municipio
Raro es el municipio por estas tierras que no cuente con al menos una de uso colectivo, generalmente municipal. A pesar de, como se ve, la abundancia de lugares donde bañarnos, en lagos y ríos si echamos para el interior; en los 270 kilómetros playeros (de 470 de litoral) de la Comunitat Valenciana si nos vamos a las costas. Quizá eso haya delimitado un tanto este tipo de oferta, más complementaria que prioritaria.
Ocurre incluso con las propias capitales provinciales, donde València contabiliza tan solo siete, frente a tres en Alicante. Es cierto que varias son cubiertas, de usos sobre todo deportivos, pero vivimos mucho del turismo, así que las piscinas estacionales, obviamente las veraniegas, al aire libre, como promesa de ese día de relax fuera de los agobios salitrosos del mar, abundan por nuestra orografía.
El Real Decreto 742/2013 definía cuáles son las públicas
Normas y definiciones
Por supuesto, el bañarse en una piscina pública supone el cumplir una serie de normas que, aparte de las especificidades de cada municipio, son muy semejantes, por ejemplo, a las de bañarte en un balneario, al fin y al cabo otro tipo de piscina, en este caso mayoritariamente cubierta (algunos compaginan interior y algo de exterior). Para ello, existe una normativa general, dictada por el Ministerio de Sanidad, de obligado cumplimiento.
El Real Decreto 742/2013, de 27 de septiembre, establecía “los criterios técnico-sanitarios de las piscinas”, además de definir lo que podríamos considerar una piscina: “instalación formada por un vaso o un conjunto de vasos destinados al baño, al uso recreativo, entrenamiento deportivo o terapéutico, así como las construcciones complementarias y servicios necesarios para garantizar su funcionamiento. Pueden ser descubiertas, cubiertas o mixtas”.
Preferencias de baño
El Ministerio acotaba las ’públicas’: “aquellas piscinas abiertas al público o a un grupo definido de usuarios, no destinada únicamente a la familia e invitados del propietario u ocupante, con independencia del pago de un precio de entrada”. Lo cierto es que, si bien esta opción no parece la mayoritaria, localizar una piscina pública tranquila ya viene con premio.
Pero no se encuentran, salvo en parques acuáticos, a la altura de la masificación playera, dando la razón a los mil y dos estudios que se han efectuado desde los medios, hoteles o sitios de acampada. Agua sí, pero en tranquilidad. Los 542 municipios que conforman la Comunitat Valenciana (en las provincias de València y Alicante, 44 costeros) dan para ello y más.