Entrevista > Chema García Ibarra / Director y guionista de cine (Elche, 3-octubre-1980)
Al adolescente Chema García Iborra un programa de cine minoritario -desaparecido hace muchos años- le cambió la vida para siempre, pues le permitió acceder “fácilmente” a un mundo que le hechizó de una forma instantánea.
A partir de entonces no dejó de ver películas convulsivamente, muchas de ellas subtituladas, “porque el doblaje en España es pésimo: se cambian las entonaciones, lo que dicen los actores y se ha empleado muchos años para censurar”.
Cortos de ciencia-ficción
Sus mayores logros llegaron de la mano de sus cortos de ciencia-ficción, especialmente ‘El ataque de los robots de Nebulosa-5’ (2008), que fue preseleccionado a los Oscar y Goya, además de ganar el Meliès de Oro al mejor cortometraje fantástico europeo y ser nombrado el tercero mejor español de la década.
Destaca asimismo por ‘Protopartículas’ (2009), ‘Misterio’ (2013), ‘La disco resplandece’ (2016) -premio Zabaltegi en el Festival de San Sebastián- y, por supuesto, su primer largo, ‘Espíritu sagrado’ (2021), que recibió excelentes críticas. En la actualidad prepara el guion de su próxima película, de la que nos desvelará algún pequeño detalle.
«Pronto descubrí que la cinefilia, lo que realmente me apasionaba, sería un camino muy solitario»
¿Qué películas te enamoraron?
Para mí fue muy importante un programa de televisión llamado ‘¡Qué grande es el cine!’, dirigido y presentado por José Luis Garci. Ya por entonces me gustaba mucho leer, tenía cierta sensibilidad y veía películas normales, sin un gusto muy definido.
Pero a raíz de ver algunas emisiones de ese programa de los lunes noche, en La2, y el entusiasmo con el que después debatían sobre esa película, me di cuenta que detrás había un cineasta, que podía pasar por diferentes épocas y con numerosas influencias, que a su vez se podían detectar.
¿Te marcó alguna película en concreto?
La danesa ‘Dies irae’ (1943), de Carl Theodor Dreyer, sobre la quema de brujas. Se trata de un filme con planos fijos, muy teatral, hablando de una forma muy lenta: a mí ese tono me pareció muy fantasmagórico, seduciéndome.
Visionando esa película de época, con trece o catorce años, me sorprendió que fuera cristalina, porque la entendí perfectamente, con diálogos muy precisos. Seguidamente vi otras, como ‘Ciudadano Kane’, y descubrí que esa cinefilia sería un camino muy en solitario.
¿Cuál fue tu evolución?
Empecé a ver películas de una forma casi enfermiza, sobre todo en los canales públicos, hasta que pusimos en mi casa Canal+, pirateado en el edificio porque los vecinos querían ver el fútbol, deporte que jamás me ha interesado (ríe).
Descubrí que también tenía películas y, además, algunas en versión original. Eso igualmente fue un flechazo, porque hasta entonces las había visto dobladas. Pude verlas con el sonido original, no únicamente de las voces, sino la propia dimensión del sonido, que ‘mataba’ el doblaje.
«Comencé a corregir mentalmente aquello que no me gustaba de las películas y pensar cómo lo haría»
Es decir, fue tu germen como cineasta.
Si, porque comencé a hacer un ejercicio con las películas que no me habían gustado, pensando el por qué, y mentalmente corregía aquello que no me había agradado. Fue como el primer acto de cineasta y me decía “yo habría hecho esto así, esta secuencia la hubiera cambiado o a este personaje le habría dado esta personalidad…”. Sin duda, estaba empezando a pensar en hacer películas.
A la hora de escribir, ¿en qué te inspiras?
Me interesa trabajar a partir de la ciencia-ficción, llevándola al lugar donde no suele suceder, como, por ejemplo, en la piscina municipal de un pueblo. Esos son, sobre todo, mis puntos de partida.
«Me interesa trabajar a partir de la ciencia-ficción, llevándola al lugar donde no suele suceder»
Como director, ¿de qué tipo eres?
Soy un cineasta de Elche, con todo lo que implica. Mis orígenes no proceden de una gran capital cultural, intento mantenerme apegado a esto, siendo importante para mis películas: el ser de un lugar concreto hace que mis obras también lo sean.
Aparte, aunque mis guiones son bastante cerrados, me gusta mucho lo que mis actores -que no son profesionales- me pueden ofrecer, como sus expresiones o forma de hablar. Eso intento que se refleje en las películas: si ves el guion y después los diálogos finales te das cuenta que dicen lo mismo, pero de un modo distinto, es como si le hubiera metido una inyección de realidad, el tono que más busco.
¿Cómo fue el rodaje de ‘Espíritu sagrado’?
En noviembre de 2020, con infinitos problemas, porque a los habituales de una grabación tuvimos que sumar los derivados de la pandemia, con contagios y demás imprevistos. La película, no obstante, tuvo una excelente acogida por parte de la crítica.
¿Estás trabajando en la siguiente?
Por ahora he comenzado el guion, cuyos personajes son extremadamente jóvenes. Aparecerá también un gran bosque, de los que no tenemos por aquí. ¡Habrá que encontrarlo!