El Festival Internacional de Guitarra José Tomás Villa de Petrer llega a su fin tras quince días de música sin interrupción, pero aún nos tiene reservadas algunas sorpresas que no conviene perderse.
El penúltimo día del certamen, viernes 26, se subirá a las tablas del salón de actos de CaixaPetrer el reconocido maestro de la guitarra Carles Trepat (Lérida, 4-noviembre-1960), que nos deleitará con el concierto ‘Música para Antonio de Torres’, un homenaje al afamado luthier del siglo XIX considerado el creador de la guitarra española tal y como la conocemos en la actualidad.
Viajar en el tiempo
Para ello, tocará una guitarra original de este constructor excepcional, una auténtica joya histórica de finales del siglo XIX propiedad del propio Trepat.
El músico ilerdense, alumno de prestigiosos guitarristas como Eduardo Sáinz de la Maza, Alberto Ponce o José Tomás, interpretará piezas clásicas de Francisco Tárrega, Miguel Llobet o Emilio Pujol, grandes músicos de las seis cuerdas que llevaron este instrumento a lo más alto. Será una invitación a viajar en el tiempo recuperando sonidos a través de los instrumentos del pasado.
¿En qué va a consistir el recital que dará en Petrer y qué se va a encontrar el público que asista a ese concierto?
Antonio de Torres es, sin lugar a duda, el luthier guitarrero más famoso que ha habido prácticamente en la historia del instrumento. Es el que ideó el modelo que todavía hoy continúa vigente de guitarra, tanto clásica como flamenca, y fue el que más lejos llevó, en cuestiones constructivas y de calidad del sonido, la guitarra española.
Básicamente, el concierto estará basado en el repertorio de los guitarristas que cultivaron esta guitarra. Son los maestros de finales del siglo XIX y principios del XX como Francisco Tárrega, Miguel Llobet o Emilio Pujol, es decir, la escuela que desarrolló la guitarra moderna.
«La denominación de guitarra clásica es para mí un término un poco encajonado»
Muchos consideran a Antonio de Torres el padre de la guitarra clásica moderna, ¿qué significación tiene este artista para usted?
Mucha. Y, de hecho, es el centro de mi inspiración sonora. Yo tengo la suerte de tener una guitarra suya desde hace treinta años y es una fuente de sorpresas constantes, porque cuando la pulsas descubres cosas y sonidos que te siguen sorprendiendo.
Son instrumentos muy sensibles y eso, unido a mi obsesión por el repertorio de estos autores, hace que sea un privilegio poder desarrollarlos en una guitarra como la que ellos tuvieron en las manos.
¿Cómo se empezó a interesar por la guitarra?
Por la curiosidad que tuve de ver cómo se hacía la música pop que estaba de moda en la época en la que yo empecé, sobre los años 1973-1974. Eso, sumado también a que en mi casa teníamos una guitarra que había sido de mi abuelo, me llevó a apuntarme a unas clases extraescolares en el colegio con la idea de aprender a tocar algunas canciones.
Cuando con mi profesor, que era de formación clásica, empecé a tocar obras de Tárrega y de otros grandes autores, descubrí un mundo totalmente nuevo que me hizo sentir una pasión por la guitarra en el estilo que llamamos clásico. Un término, por cierto, que no me hace del todo feliz. Así que mi profesor me dijo que si quería seguir más seriamente tendría que acudir a su academia. Así lo hice y hasta ahora no he dejado de tocar.
A usted se le considera un guitarrista de estilo clásico, pero, según me acaba de decir, no se siente del todo bien con este término, ¿por qué no le gusta?
De entrada, porque limita un poco el espacio de lo que hacemos, y música clásica se emplea para denominar no solo la época clásica de Mozart o Haydn, sino también la que se está haciendo ahora mismo, que se llama música culta. Ahí nos hemos dejado llevar un poco por unas clasificaciones que convinieron darse en un momento dado.
Sin embargo, no se dice violín clásico o piano clásico cuando hablamos de estos instrumentos. Para mí, la denominación de guitarra clásica es un término demasiado encajonado.
«Las fusiones más auténticas en la música son las que se producen inconscientemente»
¿Le gusta la fusión de estilos en la música tan en boga actualmente?
Precisamente por esta obsesión mía de buscar un sonido en el pasado, y a través de estos autores y estas guitarras, he sentido la necesidad de no atender mucho a esta moda.
Fusiones ha habido siempre, no son algo solo de nuestro tiempo, pero quizá las más auténticas son las que se producen inconscientemente y no a la ligera y a ver qué sale. Yo he colaborado con algunos artistas de otros géneros, flamenco especialmente, y me ha gustado inspirarme de esos sonidos.
¿Qué le parece el momento actual que está viviendo la guitarra?
La verdad es que estoy un poco desconectado ahora mismo. He tenido un periodo apartado de la actividad, a partir de la pandemia, y esta temporada he reiniciado el contacto con los escenarios. Hay mucha juventud y gente valiosísima que está interesada en la guitarra y eso es bueno.
A la edad que uno tiene ya es difícil entender algunas líneas que va tomando el instrumento, así que, en lugar de seguir la corriente, yo prefiero mirar para atrás hacia gente como Tárrega, Llobet o Sor.