Marta Chiner / Actriz y cantante
Marta Chiner (Quart de Poblet, 14-septiembre-1976) es una de nuestras actrices más consolidadas, con un enorme talento que le permite actuar hasta en cinco funciones al mismo tiempo, algo totalmente extraordinario. Pero la Marta actual no sería la misma sin la de siete, ocho o diez años, aquella que se ponía la fregona en la cabeza para interpretar a miles de personajes.
“Colocaba a mis primos, hermanos y familia en el sofá para hacer una especie de programa”, apunta, sonriendo, porque ya le chiflaba la fantasía, “inventándome voces que decían esto o lo otro, o imitando a mis propias vecinas, de un modo mimético”. Hoy en día sus amigas del colegio todavía recuerdan lo “trasto” que era en ese momento.
Relaciones humanas
Remarca que se trata de una profesión difícil, “aunque personalmente no se me hace duro”, y que la conexión tanto con el público como con los propios compañeros es lo mejor. “Decimos vamos, vamos, vamos, que estamos relatando esta historia”. Valora muchísimo, en este sentido, las relaciones humanas, “notar que los compis son tu familia”.
En los últimos tiempos ha encadenado éxito tras éxito, tanto en Madrid como en València. Llenó la mayor parte de las funciones con ‘Descarados’, una comedia trepidante representada en la capital, pero también en Valencia, con papeles destacados en ‘Consciència’ -junto a un elenco local y muy talentoso- y recientemente en ‘Valparaíso’, un apasionante dúo interpretativo con Manuel Valls, también autor de la obra.
¿De pequeña ya eras tan teatrera?
Sí. Estaba todo el día jugando -a solas o con mi hermano Carles, de un modo incansable- e inventándome historias, porque era una necesidad vital, muy instintivo. Siempre cuento, de hecho, cómo descubrí que había un oficio que era ser actor: cantaba en el coro de mi pueblo y un día, con apenas diez años, mientras estaba en la plaza próxima a la casa de mis abuelos, otras chicas me dijeron “¿eso que haces saber qué es?, actuar, lo que hacen los actores”.
¿Qué sucedió entonces?
Me anunciaron también que había una carrera, Arte Dramático, y mi respuesta inmediata fue que quería estudiar eso, no lo dudé. Comencé fijándome en la gente de mi alrededor, no tanto en el cine, sino en las personas que veía y en todo lo que me imaginaba o proyectaba.
Además, mi hermana mayor, Paloma, era una gran lectora y nos leía mucho estimulando la imaginación; y Carles, seis años menor que yo, pronto comenzó a mostrar su vena artística.
«Pronto hice clases de Arte Dramático y mientras estudiaba enlacé obra tras obra, no he parado»
¿Cómo te introduces en este mundo?
Primero en ‘La Escola Coral de Quart de Poblet’, a los seis años, cantando, estudiando música, jugando y haciendo escena en alguna ópera. Tuve claro en ese instante que deseaba ser actriz, no dedicarme a la lírica que me ponía muy nerviosa, aunque luego he cantado en muchísimos de mis espectáculos.
A los 18 años en los estudios iba más o menos, pero tenía decidido que quería hacer las pruebas de Arte Dramático. Las pasé e inmediatamente, mientras me preparaba, comencé a trabajar, muy joven -muchas veces en montajes semiprofesionales- y no he parado, enlazando obra tras obra.
¿Qué es ser actriz?
Mi forma de estar en el mundo, de entender la vida, en definitiva, lo que yo soy, desde donde me puedo proyectar a otros sitios, otros mundos. Es mi esencia y no concibo mi existencia de otro modo.
A veces reflexiono que ahora existen muchísimas series o películas, pero cuando comencé no había nada y ¿cómo pensaba que me iba a ganar la vida?. Simplemente quería vivir con lo que me lo pasaba bien, sin más, se trataba de una necesidad fisiológica, también porque me encantan las relaciones humanas.
Realmente no has parado, ¿qué obras te han marcado?
Todos los directores, equipos y textos te marcan en cada momento, se convierten en lo más importante. Recientemente ‘Valparaíso’, dirigida por Rafael Calatayud, ha sido un viaje precioso, como lo fue ‘Las Reinas Magas’ con María José Peris, en el que trabajé mucho la voz.
También ‘Por los pelos’, con mucho éxito de público, o ‘Separeu-vos junts’, con La Dependent, porque me acababa de separar. ¡Ufff, todos me han marcado!
«Actriz es lo que soy, mi forma de dejar huella; es mi esencia pura y no lo concibo de otro modo»
Dinos qué has aprendido de tus compañeros.
Jamás he concebido mi trabajo como únicamente algo mío, es siempre cuestión de equipo en el que todos somos uno. Es lo bonito de nuestra labor. Estrené ‘Valparaíso’, en el que somos dos actores -Manuel Valls y yo- en escena durante hora y media. La comedia funciona a veces por contraste, otras por ritmo, porque si no das, no te dan.
Recuerdo en televisión, en ‘Les Moreres’, uno de mis primeros trabajos, que teníamos que hacer una familia y las edades no se correspondían (Empar Ferrer, Álvaro Báguena y María Maroto). Gracias a mis compañeros pude construir la mujer que yo no era.
Pese a lo duro que es el teatro, algo os atrapa.
Uf, ¡cuando subes a un escenario generas endorfinas a una velocidad tremenda!, además te quitas años, se van todos los males que tenías -de cualquier tipo- y ves el público cómo disfruta, responde y te lo devuelve, o cómo haces posible que esas personas vuelen y viajen contigo. Es una cosa que no tiene precio.
¿Tan feliz eres sobre un escenario?
Es algo infantil, una emoción tan grande… Siempre digo, antes de salir, cuando me surgen algunas pequeñas neuras -pocas-, “no estoy salvando vidas, esto es para el público, lo importante son ellos”. Y cuando eso te vuelve, es inmenso, infinito, sumamente bonito, porque cada uno de los que nos ve tiene su vida, sus historias o dramas, y de repente les abrimos ventanas a otros lugares.
Lo sentimos especialmente al hacer comedia, como ahora ‘Descarados’, en Madrid, donde sientes al público riendo todos al mismo tiempo. ¡Te sientes tan pequeña frente a ellos! Esa conexión, junto con la que percibes con los compañeros, es lo mejor.
«He aprendido mucho de todos los compañeros, porque es un trabajo en equipo en el que todos somos uno»
¿Qué sucede cuando la platea está semivacía?
Eso pasa, por supuesto, muchas veces. Afortunadamente en mis últimos años no lo he experimentado. Estoy en shows que son muy grandes, que van a teatros relevantes y solemos colgar los carteles de localidades agotadas.
Otro aspecto duro es hacer comedia y que el público no responda. Estás encima del escenario y comienzas a realizar cosas que no tocan, llegan los nervios, porque de un modo u otro vamos graduando lo que hacemos con los espectadores.
¿Te condiciona la vida familiar?
Por supuesto. Ahora he tenido unos días libres, pero llevaba dos meses y medio sin descanso para poder vivir dignamente. Para nada nos hacemos ricos con el teatro, como muchos piensan, pero soy muy, muy, muy afortunada.
En el teatro, a nuestro nivel, necesitas mucha energía. En ocasiones digo “soy actriz” y me responden, “¿pero en qué trabajas? De actriz”, insisto. En España a veces no se valora este trabajo: por ejemplo, ahora he llevado cinco espectáculos al mismo tiempo.
No debería ser así, sin duda.
Es nuestra realidad. Tampoco soy una persona de muchas guerras y prefiero aceptar que es lo que hay. Continuo con mi trabajo, que es éste, no sé hacer otra cosa y no pienso hacer nada más. Vivo de mi oficio de la mejor manera que sé.
«¡En un escenario te quitas años, se te van todos los males y ves cómo disfruta tanto el público…!»
¿También cantas?
Después de empezar a cantar en el coro de mi pueblo a los seis años, al iniciarme en el arte dramático no sabía que me podía traer tantas cosas buenas. En mi primer espectáculo ya me pidieron cantar y sufría mucho, posiblemente debido a un tema de tesitura.
Con el paso de los años, trabajando con María José Peris, me han ubicado en mi tesitura -contra alto-, pero seguía indecisa, hasta que entré en ‘Reinas Magas’ (2014), donde empecé también a gozar como cantante.
Ahora son muchas las actuaciones que hago cantando y ya no tengo esos problemas que tenía en mi vocalidad, ¡disfruto mucho y me encanta que me toque cantar! Pienso que la clave de poder tener cierta continuidad también se debe a conocer varias disciplinas.
¿De qué forma cambia el teatro con hacer audiovisual?
Ejecutas tu trabajo de otra manera, pero la base es exactamente la misma. Me gusta mucho el audiovisual, me lo paso realmente bien, me estimula y estuve muchos años haciendo tanto cine como televisión (en la extinta Canal 9). Me apetecería trabajar más, porque en los últimos años apenas hay personajes femeninos de mi edad y apenas se produce en València.
Hace poco he grabado una película independiente, ‘Ser real’, de Álex Andrés y Emilio Encabo, a la que enseguida dije que sí. Nos cuesta mucho a las actrices encontrar personajes femeninos que cuenten la realidad de nuestras edades. No sucede lo mismo con los hombres.
¿Esa situación está cambiando?
Por fortuna, sí, poco a poco. Sin embargo, desgraciadamente, en mi ciudad, València, hoy en día se realiza poco audiovisual. Sería fantástico que en Madrid contasen con más actrices valencianas.
¿Qué es exactamente lo último que has hecho?
Acabo de estrenar ‘Valparaíso’, de Manuel Valls, como decía, en el teatro Rialto de València, y he estado un mes con ‘Descarados’, de Darío Fo, en el Fernán Gómez de Madrid. Además, del 3 de julio al 4 de agosto regreso con ‘Por los pelos’, de Paul Portner, al teatro Talía de València, espectáculo por el cual llevo siete años de gira.
En septiembre retomaré la gira ‘Consciència’ de Gemma Miralles e Irene Pérez, y comienzo los ensayos de una nueva comedia junto a mi compañera Lola Moltó, que espero se estrene antes de finalizar el año.