Muriel Villanueva / Escritora
Después de estudiar Educación Musical en València, Muriel Villanueva (València, 22-julio-1976) se trasladó a Cataluña, hace ya muchos años, para ejercer como maestra de música de primaria. Establecida en Barcelona siguió formándose -en Teoría de la Literatura, por ejemplo- y mejoró notablemente su capacidad como escritora en el Ateneu barcelonés, siendo primero alumna y posteriormente profesora.
Son más de cuarenta las obras que alberga, tocando infinidad de estilos (novela, poemario, obras de teatro, cuentos…) que le han otorgado iguales reconocimientos, “aunque en la novela juvenil es donde quizás mejor me desarrollo”. Entre sus propuestas más notables, ‘Un pianista en un celler’, “mi novela más ambiciosa”, ‘Duna’ o ‘El parèntesi d’esquerre’, “que se tradujo directamente del catalán al inglés”.
En castellano también se ha manifestado, ‘Para no tener que hablar’, con ilustraciones de Sara Márquez; o la trilogía ‘La Esfera’. Este mismo año lanzó ‘Senyal que plourà’, un conjunto de relatos en formato carta, “dirigidas a hombres que han pasado por mi vida, siendo una especie de autobiografía emocional”.
¿Ya de pequeña te gustaba escribir?
Comencé a escribir de muy pequeña, a los ocho años, redactando mi propio diario. Lo estuve haciendo, para mí, mucho tiempo -como si de un entrenamiento se tratara- y cuando realizaba algún viaje transcribía el diario del viaje. Tenía veinte años largos cuando en el Ateneu me propuse hacer un libro.
¿Cuáles eran tus escritores preferidos?
Fue una guía muy importante Jaume Cabré, al que descubrí cuando me trasladé a Cataluña, no por las historias que explica sino por la manera. Realmente me impactó, también porque me di cuenta que escribir era mucho más que narrar historias, que la forma se puede trabajar y que tú la eliges. Fue profesor mío en el Ateneu y aprendí mucho más a su lado.
Confieso que no soy una gran lectora, aunque sí había leído a Marcela Serrano o Mario Benedetti, entre otros. Me he formado mucho más escribiendo, viendo buen cine y escuchando canciones que oía junto a mis padres, que eran mi auténtica literatura.
¿Cómo definirías tu estilo?
Me considero bastante versátil y he intentado tocarlo todo, incluso algo de cine. En el fondo pienso que soy una narradora, porque lo que me gusta es construir historias.
Mi estilo es muy cinematográfico, muy visual, porque mi educación narrativa procede mucho del cine. Por tanto, soy muy descriptiva, tiendo mucho a la escenificación -diálogos, personajes que hacen cosas-, narrando desde la concatenación de acciones.
«Mi auténtica literatura procede del buen cine y de canciones que mis padres me ponían»
¿En alguno te sientes más a gusto?
De hecho, en ocasiones escribo varias cosas al mismo tiempo, para todas las edades, desde cuentos para adultos a novela juvenil. Estoy muy a gusto en todos los rangos, pero quizás algo más en la juvenil, donde he tenido más éxito.
A nivel de género, soy muy realista, con temas familiares y emocionales. Me gusta asimismo introducir algún elemento fantástico y en ciertos momentos he probado temáticas diferentes, como terror, ciencia-ficción…
¿Sigues siendo profesora?
Ya no me considero como tal. Estoy publicando bastante en los últimos años y relacionándome muchos con mis lectores -mediante clubes de lectura o charlas en centros educativos- y eso me da mucho ‘feed-back’, porque hablando con los lectores aprendo a escribir.
Hago algo de formación, pero no le llamo clase ni ser profesora, sino acompañar a la gente a escribir. Lo hago en algún taller residencial, en línea y en grupos pequeños, cuidándolos, de un modo puntual.
¿Cuál es tu metodología?
Depende del libro. Puedo escribir una novela corta para adultos a la deriva y ver hacia dónde va, haciendo pruebas, para reescribirla o no; pero también puedo ser mucho más ordenada, preparando una escaleta y teniendo todo super medido -en mi cabeza-, personajes y acciones, sabiendo en todo momento qué pasará.
Es lo que hago más habitualmente, ahora que me dedico de una forma más profesional, escribiendo cuatro libros al año, muchos de ellos encargos. Necesito, en ese sentido, economizar mi tiempo.
Me gusta más escribir por las mañanas, aunque últimamente hago lo que puedo porque cada día es diferente al anterior. Lo ideal para mí sería ponerme a trabajar nada más levantarme, con la mente despejada.
«Soy sobre todo una narradora, porque lo que realmente me gusta es construir historias»
¿Cómo está funcionando ‘Senyal que plourà’?
Pensaba que quizás no se publicaría, porque es un artefacto extraño, pero está funcionando realmente bien. Es un libro muy intenso, se lee muy rápido, en un par de días, y al tener tintes autobiográficos es una forma de conocerme un poco mejor.
Cuáles son tus próximos proyectos.
En otoño verá la luz un álbum ilustrado que se llama ‘El niño que salió volando’, para un público infantil, en versiones en catalán y castellano. Lo está ilustrando Eva Sánchez.