Paco Roca / Dibujante
Paco Roca (València, 28-agosto-1969), uno de nuestros dibujantes más afamados, nos recibe en su remanso de paz, a las afueras de València, para hablar de sus múltiples proyectos, siempre a la altura de su indiscutible talento. Sus cómics, recordemos, se han traducido a una docena de idiomas y se leen en medio planeta.
Nos contará cómo se inspira, la mayoría de las veces “de cosas que me suceden”, y cuál es su método de trabajo, muy singular, porque reserva los meses de verano -julio y agosto, principalmente- para escribir los guiones de sus historias. “Todo depende también de la fecha de entrega”, puntualiza.
Asimismo, son innumerables los reconocimientos que Roca ha recibido en las últimas décadas, destacando el ser nombrado Hijo Predilecto de la ciudad de València y una distinción especial por parte de la Generalitat. “Me hizo mucha ilusión, nunca pensé recibirlos: son una muestra que, por fin, se valora el mundo del cómic”, remarca.
¿Dónde aprendiste a dibujar?
Fui autodidacta hasta prácticamente la adolescencia. Lo que hacía, sobre todo, era copiar tebeos, que me encantaban, desde Francisco Ibáñez a Albert Uderzo, autor francés, pasando por Tintín, del belga Hergé.
Aprendí gracias a los cómics y con unos trece años, debido a que me gustaba tanto, mis padres me apuntaron a unas clases de dibujo clásico. Finalmente estudié Diseño Gráfico e Ilustración en València, donde acabé de formarme.
«Pienso que jamás habrá una creación cultural tan popular como ‘Mortadelo y Filemón’»
¿Te decantaste por los cómics de Ibáñez?
Sin duda, en general todas las revistas de Bruguera fueron las que me hicieron primero ser lector de cómics y, seguidamente, querer ser autor. De pequeño anhelaba saber más sobre sus vidas porque deseaba ser dibujante de cómics, y me topaba con que eran personas anónimas.
¿Eso les otorgaba más magia?
Era diferente. Sus personajes eran más populares: es difícil pensar que habrá una creación cultural tan popular como ‘Mortadelo y Filemón’. Además, en décadas pasadas -ochenta y noventa- todos veíamos y leíamos lo mismo, circunstancia que provocaba que se retroalimentara y no paráramos de hablar de ello.
Aparte de cómics has hecho libros, carteles…
Mi verdadera profesión es la ilustración, y durante mucho tiempo me dediqué a la publicitaria, algo que intento mantener hoy en día por varias razones: los cómics son un proceso muy largo -de años de trabajo, incluso- y a veces viene bien un poco de desconexión.
La ilustración te oxigena la cabeza, cambias de estilo y, además, es una fuente de ingresos importante, más rentable. Intento seleccionar bien los proyectos que me llegan, que no sean urgentes y me motiven.
¿Cada papel en blanco es un nuevo reto?
En cierta manera sí, porque cuánto más tienes, más miedo tienes a perderlo, más te exiges. En la creación siempre hay miedos, tengas o no éxito. Te planteas si gustará, venderá tanto como lo anterior o cómo lo van a leer en Francia, si tendrá buenas críticas.
Son pensamientos que no deberían estar en la mente de un creador. Luego, a la hora de trabajar, estas dudas se desvanecen, aprendes a convivir con esos miedos e inseguridades.
¿Cómo te inspiras?
Mediante todo lo que me rodea. Es complicado saber de dónde vienen las ideas, porque la vida en sí te va dejando numerosas semillas y cogemos las que nos interesan. Pueden ser artículos que lees en los periódicos, un hecho que te comenta un amigo o un flash que tienes a partir de algo que has visto.
«Es complicado saber de dónde proceden las ideas: la vida en sí te deja muchas semillas»
¿Posees una metodología en concreto?
Dentro de un mundo creativo, que se caracteriza por salirse de la norma -siempre buscando cosas originales, a veces azaroso y caótico- viene bien la planificación y el orden. Intento crear, por esa razón, en situaciones determinadas. Por ejemplo, utilizo los veranos para escribir los guiones, bajo la tranquilidad que me ofrece el campo.
Durante el año voy apuntándome ideas, porque mis historias están muy ancladas en sucesos reales y, en la mayoría de los casos, preciso de una gran documentación. Los bocetos, otra parte determinante, intento hacerla igualmente con tranquilidad, sin prisas.
¿Qué estás preparando ahora?
Estoy en una especie de pausa, porque, aunque tengo en marcha un proyecto de Catwoman para DC, van muy lentos en la toma de decisiones y no sé cuándo se publicará (quizás en 2025). Mientras, he preferido focalizarme en el guion de un nuevo cómic y he empezado con una serie de ilustraciones.
De igual modo, estoy haciendo encargos para Astiberri -en un ámbito más juvenil, que me apetece- y sigo con la gira de ‘El Abismo del Olvido’, que en septiembre me llevará por primera vez a Uruguay y Argentina, antes de regresar a Italia y Alemania.