Neus Agulló / Actriz
La veterana actriz alcoyana Neus Agulló (Alcoy, 5-noviembre-1944) se despide del cine con su última película, ‘L’àvia i el foraster’, que se podrá ver en la gran pantalla el 13 de septiembre pero que ya ha cosechado diversos premios, entre ellos la mejor interpretación femenina en el Festival de Cine de Alicante. “Es un filme muy bonito y el galardón ha sido un orgullo, especialmente a mi edad”, expresa.
Sin duda, actuar ha sido su vida, “lo que más me ha apasionado”, y confiesa que no le agrada en absoluto aquello del photocall y aparentar, “eso queda para otras generaciones, pese a que también forma parte del trabajo”. Se considera, en ese sentido, una actriz capaz de hacer de todo, una todoterreno.
¿Cómo recuerdas tus inicios en la actuación?
De pequeña iba a bordar y la encargada me decía “Mari Nieves, haz cine mudo”, especialmente frente alguna clienta. Su sobrino era Rafael Insa, cofundador de la compañía de teatro ‘La Cazuela’, donde pronto me introduje, muy joven.
Veía cómo ensayaban y yo leía poemas, aunque fue la obra ‘Seis personajes en busca de autor’, de Luigi Pirandello, la que me cambió la vida, porque no encontraban a nadie para la actriz principal y me postulé todo el día detrás del director, Mario Silvestre. Descubrí que actuar era lo que más me gustaba.
«Mi gran referente siempre fue Vivian Leigh: representaba la mujer libre, la que decidía»
¿Cuál era tu película y actriz preferida?
Pese a que me maravilló ‘¿Qué fue de Baby Jane?’ (1962), un duelo interpretativo entre Betty Davis y Joan Crawford, que se prolongaba fuera del rodaje -porque se llevaban a matar- mi película siempre fue ‘Lo que el viento se llevó’ (1939), cuatro horas de puro cine que marcaron un antes y un después en la industria.
Aparecía en el patio de butacas y me sentía Escarlata O’Hara, interpretado como nadie por Vivian Leigh, que era mi espejo, un referente, al lado de Clark Gable. Después hizo la igualmente majestuosa ‘Un tranvía llamado deseo’ (1951), junto a Marlon Brando; ella reflejaba a la mujer libre, la que decidía, por entonces muy mal visto.
¿Qué tipo de actriz eres?
Todoterreno, capaz de hacer de todo: reír, llorar, cantar y lo que sea. Me atrevo con todo, me tiro a la arena, como me gusta decir, aunque a veces he pensado ¿por qué me he metido en esto, por favor? La respuesta siempre es bien sencilla, mi vida es la interpretación.
Entre cine y teatro, ¿qué eliges?
El teatro, pese a que el cine me encanta, básicamente porque el escenario tiene otra cosa: proximidad, inmediatez, emoción… Estás con el público y notas las reacciones, si están conmovidos, si ríen; tu sudor se mezcla con el de ellos.
Es muy duro, muchísimo más que el cine, porque te equivocas y debes seguir. Fue precisamente Pep Cortés, que en paz descanse, el que me inculcó ese amor por las tablas. El cine y la series, por otro lado, me divierten y me permiten conocer a mucha gente y hacer amistades, que unas duran y otras no.
«Me han ofrecido un papel en Barcelona y he dicho que no, me he dado cuenta de mi edad»
¿Cómo es ‘L’àvia i el foraster’?
Una película preciosa que nadie se debe perder y en la que también aparece de una forma brillante Carles Francino, hijo del popular periodista. Trata sobre la relación entre una señora mayor, Teresa, la costurera del pueblo, con Samir, frutero de origen pakistaní, quien le ha hecho una propuesta. La historia se centra en la xenofobia que todos tenemos, pese a que digamos que no, porque en España hay muchísima, sobre todo en los pueblos pequeños.
Además, el director, Sergi Miralles -junto a su esposa, Mila Luengo- escribieron este papel en exclusiva para mí, algo que es inigualable, ¡me dio una alegría! Con ambos ya había trabajado en la serie de À Punt ‘La forastera’ y son encantadores.
¿Qué ha representado el galardón recibido en Alicante?
Todo un orgullo, especialmente tras pensar que ya lo había hecho todo en esta labor. Recordemos que hace catorce años me operaron de un cáncer de páncreas y por eso sé que ‘L’àvia i el foraster’ es mi última película; me han ofrecido un interesante papel en una producción en Barcelona y he dicho que no, porque tengo mis secuelas físicas y también me he dado cuenta de la edad que tengo, de lo vieja que estoy.
Por último, háblanos de tu amor por Alcoy.
Es infinito. He vivido siempre en mi municipio y, como decía mi estimado Ovidi Montllor, el nuestro es un pueblo que es un valle rodeado de montañas y, aunque estemos incomunicados, lo amo, que no me lo toquen.