Óscar Navarro / Compositor y director de orquesta
Óscar Navarro (Novelda, 15-junio-1981) fue el músico escogido para componer ‘Obertura Rey Felipe VI’ en conmemoración de su décimo aniversario como monarca de España. Este hito, sorprendente para algunos, no lo es para los que seguimos de cerca su trayectoria, repleta de brillantes reconocimientos, como la nominación a los Premios Goya por la película ‘La Mula’ (2013).
Posiblemente en el mejor momento de su carrera -cuenta además desde 2016 con una orquesta sinfónica propia- Navarro no olvida a los que le han ayudado, especialmente en los primeros años. “Uno de ellos, sin duda, fue Ferrer Ferran, un antes y un después en mi trayectoria”, confiesa.
Respecto a qué le queda por hacer en el mundo de la música, señala que muchísimo, “como por ejemplo dirigir la Orquesta Filarmónica de Berlín o componer la BSO de una película de Spielberg”, señala entre risas. “Siempre hay metas que conseguir, estoy en el camino, gozándolo”, asegura orgulloso.
¿Qué vio en ti tu profesor de música?
Alberto Alcaraz, mi maestro, fallecido recientemente, apreció pronto en mí que tenía una chispa que destacaba sobre los demás. Se puso en contacto con mi madre y le dijo que poseía muy buen oído, que diéramos un paso más.
Comencé con la bandurria, con la tuna que dirigía el propio profesor, aunque yo prefería la guitarra, demasiado grande para mí. Seguidamente me incorporé al Conservatorio de Alicante, con el clarinete como instrumento.
Clave en tu vida ha sido Ferrer Ferran.
¡Por supuesto! Significó un antes y un después en mi carrera, al menos en los inicios. Fue la persona de la que saqué toda la motivación para seguir componiendo y con la que me formé, durante tres años, en su escuela de València. Ferrer Ferran, mi maestro, me puso el motor para despegar, de él aprendí muchísimo.
A partir de entonces, ¿el éxito?
Sí, mi vida ha sido como un torbellino. Fue en la propia escuela de Ferrer donde surgió la posibilidad de hacer una especialidad en música de cine, lanzando entonces una solicitud a la Universidad del Sur de California (Estados Unidos).
La mandé muy ilusionado, con una selección de mi mejor música, y me escogieron (entraban 20 de 300). Pasé dos años maravillosos y al regresar me ofrecieron elaborar la banda sonora de ‘La Mula’, que además me otorgó una nominación para los Goya: fue una doble sorpresa.
«Ferrer Ferran fue mi maestro, el que me motivó para componer y del que aprendí muchísimo»
¿Qué sientes al saber que tu música suena en todo el planeta?
Es algo alucinante, sinceramente. Poco a poco lo vas asimilando porque es un proceso paulatino; empecé a componer hace veinte años y a veces me paro y digo “ostras, ¡he logrado cosas increíbles y mi música ha sonado en lugares inimaginables!” La sensación es super gratificante, porque son sitios donde pensaba que quizás llegaría con 70 u 80 años.
¿Tienes alguna técnica para inspirarte?
En absoluto. El secreto son muchas horas en el estudio, porque siempre es mejor que esos momentos de lucidez te pillen trabajando: se captan y se llevan a la partitura. Eso de invocar a las musas para inspirarte está muy mitificado.
Todo es mucho más sencillo, la rutina del trabajo y más trabajo, a ser posible a ‘fuego lento’. La mía es, además, una labor con la que disfruto muchísimo.
«Mi secreto son las horas en el estudio: siempre es mejor que la lucidez me pille trabajando»
¿Cómo surgió componer la música en honor al Rey?
Fue muy curioso, porque primero me llegó una invitación por e-mail para un acto que se iba a celebrar en el cuartel de El Pardo que homenajeaba al antiguo director de la Banda del Rey, Armando Bernabéu, que se jubilaba.
Me causó extrañeza que me invitaran para un evento como ése, que resultó fantástico. Pero en el cóctel final se me acercaron varios miembros de la Guardia Real para decirme que tenían un proyecto para los actos del décimo aniversario de la proclamación de Felipe VI y que estaban pensando en mí.
Un encargo para nada sencillo.
Especialmente porque debía ser entregado en un mes. Lo dejé todo de lado para focalizarme en ello: escribí la obra -de una duración de unos ocho minutos-, se editó, los músicos tuvieron que ensayarla… fue toda una maratón, que se sumó al hecho que en breve iba a ser padre, de una preciosa niña llamada Sheila.
¿Qué tal el propio concierto?
Se celebró el 19 de junio en la Puerta del Príncipe del Palacio Real. Había muchísimo despliegue de seguridad y mediático, lleno de cámaras, y la lástima fue que los Reyes no pudieron llegar a tiempo debido a los numerosos compromisos que tuvieron esa jornada.