Entrevista > Paloma Chiner / Soprano (Quart de Poblet, 15-mayo-1974)
Que los Chiner son una familia de artistas ya quedó más que patente en charlas previas con Marta y Carles. Llega ahora el turno de conocer a Paloma, la mayor de la saga, soprano de profesión, aunque con otras muchas inquietudes.
Pronto destacó por su excepcional voz, y se convirtió muy joven en solista del coro municipal. Ese instrumento vocal le ha llevado a desarrollar con maestría la técnica del bel canto italiano, “gracias a mi voz grande, con peso y facilidad para las notas más sostenidas”.
El buen momento profesional que vive le permite crear esos proyectos “que más me apetecen”, mezclando sus grandes pasiones, literatura, psicología y música. De igual modo son muchos los teatros en los que ha triunfado, aunque su escenario soñado es el Metropolitan de Nueva York.
«Alfredo Kraus fue mi primer referente, y tuve la suerte de iniciarme vocalmente con su hermano Francisco»
¿Cómo fue tu infancia?
De pequeña me encantaba la literatura: no paraba de leer, crecí entre libros, y tenía mucho mundo interior. Mis hermanos menores siguieron un poco la onda, porque fui la iniciadora -luego lo he sido en muchos otros aspectos-, especialmente con Carles, hoy brillante escritor y músico. Marta y yo crecimos muy unidas, compartiendo incluso los amigos.
Toda una familia de artistas.
¡Es una pasada! Tenemos una vena artística familiar que procede de nuestra abuela materna, Amparín, a la que le gustaba cantar -zarzuela, sobre todo- y actuar, al igual que su hermano, obviamente a un nivel amateur. Aunque nosotros no lo hayamos vivido, sí que la escuchábamos cantar.
¿Cuándo te das cuenta de que tienes una voz singular?
Pronto me apunté a la Escola Coral de Quart de Poblet, a los nueve años, y de pequeña ya destacaba mi voz. Poco después hice de solista, hasta la adolescencia, cuando la directora, Cristina Contreras, me incentivó a que mejorara en el canto.
Realicé posteriormente el grado medio y superior de Canto en el conservatorio, siempre vinculada al mundo coral de la época, cantando profesionalmente con solo veintitrés años.
«Mi instrumento musical es la voz, que además va cambiando y modificando con el paso de los años»
¿Quiénes eran tus espejos a seguir?
Mi primer gran referente fue Alfredo Kraus, pues tuve la suerte de trabajar la técnica con su hermano Francisco, profesor del Conservatorio del Liceo de Barcelona. Estuve años yendo a su casa para recibir clases particulares y me apasionaba la técnica italiana belcantista -de la que Alfredo era un maestro-, que precisamente fue en la que acabé de formarme.
Igualmente me fascinaba Renata Scotto, excepcional soprano lírico spinto, de la misma línea belcantista, ya tristemente fallecida. Tuve la suerte, de mayor, de trabajar en master class con ella en la ópera de Naples (Florida).
Cantas, pero también actúas.
Sí. Los cantantes llevamos a cabo estudios de interpretación en el conservatorio. Además, como siempre he estado junto a Marta, buenísima actriz, he apreciado ampliamente el mundo actoral; he hecho cursos, he trabajado con excelentes profesionales como María José Peris…
¿De qué forma cuidas tu voz?
Es mi instrumento musical, que está dentro de mi cuerpo y va modificando y cambiando con el paso de los años. Primero hubo un periodo de una fuerte inmersión técnica, porque debes crearlo, buscar los colores, y después se debe mantener, sana y flexible. Tenemos que permanecer activos y trabajar la voz, no de un modo tan exhaustivo.
«Polifacética e interdisciplinar, me gusta la literatura, escribir, y soy terapeuta; me interesa la parte humana»
¿Se puede decir que estás en tu mejor momento?
A nivel de madurez, sin duda, porque mi voz está completamente hecha, la domino yo (no al contrario). Poseo una voz grande, dramática, que cuesta mucho trabajo de formar, y actualmente la controlo.
Asimismo, soy una persona muy polifacética e interdisciplinar: me gusta la literatura, escribir, y soy terapeuta; me interesa el mundo de la psicología, la parte humana. Es el momento de hacer todo lo que deseo, uniéndolo a proyectos profesionales.
¿Por ejemplo?
Imparto cursos de voz para personas no expertas, una experiencia placentera y extremadamente liberadora. Igualmente, estoy inmersa en el proyecto Nàiada, que une música, literatura y psicología, y en ‘El tarot musical’, un libro-disco del que haremos concierto y representa la unión de la música y textos míos sobre los arquetipos femeninos del tarot (desde una mirada junguiana).
¿Cuáles van a ser tus próximos conciertos?
Pasado el verano, con el grupo ‘Plaerdemavida Ensemble’ tocaremos en Mallorca, conciertos que giraremos hasta final de año por España, Suiza, Italia y Argentina. Junto a Jorge Fanjul (violoncello) y Pablo García Berlanga (piano) estoy gozando mucho, porque la música de cámara es la más directa y cercana al público.
Siempre me gusta la conexión con el espectador, generar un vínculo y poder disfrutar de la expresividad; que vivan un viaje emocional a través de nuestra música.