Entrevista > Juan Pérez Miralles / Pintor y restaurador (Alcoy, 28-septiembre-1969)
Juan Pérez Miralles es un pintor del que vale mucho la pena conocer su trabajo de cerca, en primera persona. Especializado en grandes formatos, llevó a cabo la restauración de los dos cuadros de Francisco Laporta, situados en la iglesia de La Capella y el de San Mauro, “localizado arriba del todo”.
Son numerosos los encargos que recibe, como el del cartel anunciador de las Fiestas de la Virgen de los Lirios, que se celebrarán en septiembre. “Ya lo hice anteriormente, hasta en cuatro ocasiones, pero hace más de treinta años”, apunta con una sonrisa.
Confiesa que el escaso tiempo que dispone lo emplea principalmente para pintar y dibujar, ahora muchos retratos en bolígrafo, “muy rápido y no pierdo el tiempo limpiando paletas”. Actualmente funcionario del servicio de restauración de la Diputación de Castellón, reside desde hace años en València, “yendo y viniendo todos los días”.
¿Eres dibujante o sobre todo pintor?
Primero soy pintor, pues me licencié en Bellas Artes en València en esa especialidad, aunque después me focalicé en restauración, donde me metí de lleno. De hecho, mi tesis doctoral la centré en la intervención de grandes formatos, enclavado en la conservación de Patrimonio Cultural.
Pero me considero aprendiz de mucho, maestro de nada, porque me gusta todo: pintar, hacer escultura, grabado, dibujos e incluso fotografía. En fin, me fascina todo lo relacionado con el arte.
«Soy aprendiz de mucho y maestro de nada, porque me gusta la pintura, el grabado, la escultura…»
Es decir, no has parado.
Exacto. En mi trabajo soy muy inquieto. Recuerdo que cuando hice la tesis doctoral, al cansarme un poco de la teórica, opté por asignaturas aplicadas a la ciencia (muchas de análisis). Ahora lo que hago es aplicar un montón de técnicas científicas a mi trabajo de restauración.
En tus inicios, ¿qué referentes tenías?
Por mis estudios en Los Salesianos, mi primer referente fue Ramón Castañer, pintor local, poseedor del mural de San Pancracio, que me encantaba ver cada vez que íbamos a misa.
Otros podrían ser Germán Aracil, amigo, que nos dejó hace relativamente poco, de los mejores pintores de pastel de todo el panorama nacional e internacional; e Ignacio Trelis, con el que también me unió una bonita amistad, además de poder aprender muchísimo de él.
«Mi estilo es ecléctico, me muevo por lo que veo o me apetece hacer en ese momento»
¿Cuál es tu estilo?
Soy muy ecléctico, me muevo un poco por lo que veo y me apetece hacer en ese momento. Sí que me agrada el figurativo e intento ser más naturalista: me gusta la figura humana, el retrato, aunque en ocasiones puedo introducir paisajes o naturalezas muertas, porque siempre busco un motivo, una idea.
Sin embargo, se puede decir que no tengo un estilo definido, ya que puedo hacer tanto un cartel modernista, porque me chifla, como otro totalmente diferente.
De tus obras, ¿cuáles destacarías?
Mi obra no es relevante. Por mi profesión y por los muchos años que llevo trabajando soy más un restaurador, reparando cuadros de Joaquín Sorolla, José Vergara, Emilio Sala, Fernando Cabrera… Apenas he expuesto en dos o tres muestras, y las obras que hago, las regalo o bien son por encargo.
«Estoy satisfecho de cómo es el cartel; he aprendido que primero me debe agradar a mí»
¿Cómo surgió la opción de hacer el cartel de fiestas?
Señalar primero que el cartel de Fiestas de la Virgen de los Lirios ya lo había hecho en cuatro ocasiones. Me llamaron para restaurar La Peregrina, esa imagen pequeña que se emplea para subir en romería, se enseña en colegios y es precisamente la patrona de Alcoy.
Se puso en contacto conmigo la presidenta, Reme Perelló, y mi hermana Rosana, que la conoce, le explicó mi obra. Entonces me lo propusieron, para ver mi evolución, y yo, encantadísimo.
¿Qué nos puedes desvelar del propio cartel?
Como sabemos, del cartel de la Virgen de los Lirios te puede salir poco, porque lo primero que anuncia es la romería -el 22 de septiembre- y después las propias fiestas. Por lo tanto, es evidente que repito elementos que ya se han hecho, pese a que mi visión es muy poco común.
¿Piensas que va a gustar?
Realmente eso ni me lo planteo. Yo estoy satisfecho; he llegado a la conclusión, después de tantos años de trayectoria, que primero me debe gustar a mí. Puede agradar más o menos, dependiendo de los estilos y gustos, pero tampoco me fijo en ello, antes lo hacía mucho más.
Te das cuenta de que te van a criticar, hagas lo que hagas. Al cien por cien nunca estoy satisfecho, pese a que la idea y el resultado me gustan: era lo que buscaba, con colores más fuertes a los que habitualmente empleo, algo más suelto, y poco más puedo desvelar.