Este pasado julio falleció un futbolista cuyo nombre quizás nunca sonó para el Balón de Oro, pero que marcó una época para algunos equipos de la provincia de Alicante y la Comunitat Valenciana e incluso logró un ascenso a Primera División en su etapa de entrenador.
Hablamos del sanvicentero Luis García Martínez, más conocido popularmente como ‘Luiche’. Toda una vida dedicada a la que siempre fue su gran pasión… el fútbol.
Primeras patadas
Luis vino al mundo en San Vicente del Raspeig el 20 de agosto de 1940. Fue el menor de cinco hermanos, hijo de Jesús y Catalina. Sus padres eran unos manchegos que emigraron a nuestra provincia en busca de mejor vida, y el progenitor consiguió un trabajo como ferroviario en la antigua estación sanvicentera.
Poco después Jesús fue trasladado a la estación de Villena, donde nuestro protagonista pasó su infancia desde los cinco años residiendo cerca del paso a nivel de la Virgen. Su madre se percató de lo mucho que el pequeño Luiche amaba el fútbol, pero como no tenían dinero para comprarle un balón reglamentario le fabricó uno casero a base de trapos para que diera sus primeras patadas.
De adolescente continuó jugando al balompié con amigos de forma informal, en los pocos ratos libres que le quedaban ya que desde los doce años tuvo que ponerse a trabajar en la industria del calzado villenero.
Desde los doce años tuvo que ponerse a trabajar en la industria del calzado villenero
De Regional a Segunda
Finalmente pudo ingresar en el Villena CF. Al principio le hicieron una falsa ficha mintiendo sobre su edad para que pudiera jugar con el primer equipo, que entonces disputaba categoría regional. Se desempeñaba como lateral derecho.
Unos años más tarde fichó por el Monóvar, hasta que con 24 años le llegó una oportunidad de disputar una categoría superior con el Oliva de Tercera División. Hicieron una gran temporada logrando la permanencia de forma holgada, y Luiche incluso fue convocado para una selección valenciana con los mejores futbolistas de la competición.
Su carrera continuó en franco progreso y ese mismo verano fichó por el Calvo Sotelo, en Segunda División. Al mejorar su ficha, Luis ya no se vio obligado a compaginar el fútbol con el trabajo e incluso consiguió terminar sus estudios de bachillerato, que dejó a medias en Villena. En el terreno de juego tampoco le fue mal, y terminaron la campaña en séptima posición.
Ascenso con el Villarreal
En el mejor momento de su vida deportiva aprovechó para casarse con Mercedes, su novia villenera de siempre. En el verano de 1966 aparece en escena un antiguo compañero del Monóvar que le ofrece jugar en el Ibiza en Tercera, pero ganando todavía más dinero. En dicha isla nacería su hija Caterina, y más adelante llegarían Rosalía, Beatriz y Luis.
En la 67-68 fichó por el Eldense en Tercera, y luego por el Villarreal con quien logró un ascenso a Segunda. Precisamente Luiche anotó uno de los goles con los que doblegaron al filial del Athletic en la eliminatoria final, disputada en el estadio Santiago Bernabéu.
En 1989 logró ascender a Primera División entrenando al Castellón
Calvario de lesiones
A las puertas de jugar otra vez en Segunda, el futbolista sanvicentero se rompió la tibia y el peroné en un amistoso de pretemporada. A partir de aquí comenzó un calvario de lesiones que apenas le permitieron disputar unos pocos partidos más en el Benicarló, y de nuevo en el Villena hasta su retirada definitiva.
Consciente de que su vida futbolística se acercaba al final, durante estos años Luiche se formó para ser profesor de Educación Física. Empezó a ejercer la docencia en el Instituto Hermanos Amorós de Villena.
Comienzos como entrenador
En los ratos libres que el trabajo y la paternidad le dejaban, Luiche se sacó también el título de entrenador de fútbol. Comenzó entrenando a algunos modestos equipos de la zona como el Petrelense, el Santa Pola o el Almansa.
Tras lograr un ascenso con el Eldense a Segunda B, en 1979, fue contratado por el Albacete y luego por el Yeclano para regresar otra vez al Almansa. También pasó por el Alcoyano, el Nules y el Villarreal, con quien volvió a conseguir ascender de categoría, aunque esta vez como entrenador.
Trabajó como ojeador para el Alavés que llegó a la final de la UEFA
Trayectoria en Primera
A continuación le llegaría la gran oportunidad de su trayectoria deportiva en los banquillos con el Castellón. El sanvicentero respondió a las expectativas del equipo orellut, y logró ascenderlo a Primera División en 1989. En la siguiente campaña lograron la permanencia en la máxima categoría, aunque no así en la segunda. Aún con todo, sin duda el nombre de Luiche está escrito con letras de oro en la historia de este club. De hecho regresó en otras dos ocasiones.
En sus últimos años como entrenador dirigió también al Sabadell, Cartagena, Novelda y Alcoyano. Curiosamente en este último club hizo debutar a su hijo Luis, también futbolista, aunque mantuvieron en secreto su relación sanguínea durante un tiempo para evitar habladurías.
Su último contacto con el fútbol profesional sería trabajando como ojeador para el Alavés, justo en la época en que dicho equipo vasco estaba en Primera e incluso llegó a la final de la Copa de la UEFA.
Jubilación
Estando ya jubilado se dedicó a dar charlas a niños, organizadas por la Federación Valenciana, sobre la importancia de la salud y el deporte, así como continuó entrenando a equipos de categorías inferiores. En 2012 el Ayuntamiento de Villena le dedicó una placa en el polideportivo municipal como homenaje a su gran trayectoria.
Luiche se nos fue el pasado 26 de julio en Villena. Dejó un legado enorme en algunos equipos como el Villena, Castellón, Villarreal o Eldense. Desde aquí, nuestro recuerdo eterno.